He disfrutado muchísimo con Sacha Baron Cohen en Borat, Bruno y El Dictador. De hecho, las dos primeras, estarían en mi top 10, incluso así a lo loco sin tirar de memoria, top 5 de comedias con las que más me he reído en la última década. Con él y sus excesos, sus provocaciones, que podrían parecer gratuitas, que asaltaran la pantalla sin contexto, pero en un conjunto divertido con momentos desternillantes.

Agente Contrainteligente supone por tanto una decepción en conjunto y en detalles. En conjunto porque aún siendo futbolero y considerando Inglaterra la cuna del deporte, la parodia del ultra borracho y garrulo no me cautiva ni me llama ni de lejos como lo hicieron sus anteriores personajes, porque su historia es más simple, lineal, carente de locura sorpresiva y porque en los detalles, sus excesos son más estridentes y gratuitos que nunca. Demasiado pelo púbico, demasiados litros de semen, demasiada grasa y sudor animal y humana y muy pocas secuencias a recordar que arranquen una risotada.

Nota: 4'5