Otro thriller del montón, pero vistoso y entretenido, cuyo principal atractivo es poder ver a Owen Wilson en un registro diferente al habitual.

El filme se desarrolla en un país del sudeste asiático, probablemente Camboya (no se aclara), al que una familia estadounidense se muda por motivos de trabajo. En un instante, se produce un terrible golpe de estado y, como extranjeros que son, serán perseguidos por los golpistas, por lo que no les quedará más remedio que huir para evitar ser atrapados y asesinados, de la misma forma que lo son los compatriotas que residen allí. En su desesperación, se verán ayudados por un misterioso individuo que se hace llamar Hammond (Brosnan).

La cinta de Dowdle es un thriller convencional bien dirigido, aunque no tenga nada nuevo que aportar al género. Sin embargo, logra mantener el interés gracias a un suspense bien dosificado, con momentos de tensión situados adecuadamente. Hay también un trasfondo político que recuerda las películas de Edward Zwick, y tiene reminiscencias a "El año que vivimos peligrosamente" (1982) de Peter Weir, aunque muy lejanas.

Cabe destacar el acertado trabajo de Wilson en su papel de sufrido padre de familia y héroe circunstancial. A pesar de algunos momentos poco creíbles (y vergonzosos, como el de las niñas en la azotea), cumple con solvencia en un registro más serio y físico que sus habituales roles en comedias.

Interesante.