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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
8
Thriller Eddie convence a tres amigos para jugarse sus ahorros en una partida de cartas contra Harry el Hacha, un mafioso del barrio. La partida está amañada, y Eddie no sólo pierde todo el dinero sino que contrae una deuda de medio millón de libras, que debe pagar en el plazo de una semana. El mafioso pretende quedarse con el local de su padre para resarcirse de la deuda, pero los cuatro amigos planean saldarla de una forma mucho más arriesgada. (FILMAFFINITY) [+]
14 de enero de 2013
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El Guy Ritchie pre-Madonna empezó su andadura cinematográfica con mucha fuerza. Cogiendo de aquí y de allí, sazonando con un humor “british” muy negro, y guiñándole todo el rato el ojo a Tarantino, le salió “Lock & Stock”: una película gamberra, rompedora e innovadora.

El filme no puede partir de una premisa más simple: una deuda de juego. Es el pilar central por el que gira toda una jauría de personajes, cada cual más extravagante, delirante, trastornado y, sobre todo, carentes de escrúpulos. Los “inocentes” de la película son el grupo de Eddy (Nick Moran) y sus amigos (Jason Flemyng, Dexter Fletcher y Jason Statham), los cuales intentan ayudar a Eddy a recuperar el dinero que éste se jugó a las cartas contra un peligroso mafioso, Harry “el hacha” (P. H. Moriarty). Para ello, no dudarán en robar a una banda de traficantes de poca monta con un plan aparentemente sencillo. Pero la cosa se va complicando, el destino actúa de forma inevitable y todos los personajes del filme acaban teniendo alguna relación entre ellos, por lo general no muy amistosa.

Ritchie presenta la historia con soltura, con un dominio magistral de los tempos narrativos y ayudado con un montaje excepcional. Desde el primer momento, intenta ser políticamente incorrecto, provocando al espectador con el lenguaje callejero y el estilo de vida de los personajes. El grupo de amigos se presenta de lo más cómico, unos jóvenes perdidos en el propio devenir de sus vidas, cayendo en la tentación de lo más fácil que también suele ser lo más ilegal. El círculo vicioso en el que se ven envueltos no es más que otra locura de estar por casa, otro momento adrenalínico vivido, esta vez, casi hasta el mismísimo límite del abismo. Al verse metidos en medio del fuego cruzado, no dudan en saltar al vacío sin pensar en las consecuencias. No son héroes por enfrentarse a la mafia, ni mucho menos valientes; tan sólo son unos tipos que tienen un apuro y no dudan en cagarla las veces que hagan falta para que, el mismo destino que les ha metido en el lío, los saque de él.

El filme presenta momentos realmente cómicos por lo ridículos, y otros de una violencia con un humor negrísimo. El conjunto despide un aire incómodo, chabacano y gamberril. Ritchie no pretende que los espectadores empaticen con los personajes sino todo lo contrario, que se rían de ellos, pero no con ellos.

Uno de los mayores logros del filme es, aparte de la dirección, su montaje; sin él, “Lock & Stock” se hubiera quedado como una película más, Guy Ritchie no hubiera saltado tan alto del trampolín, ni Jason Statham hubiera sido tan conocido posteriormente. No es quitarle mérito a Ritchie, ni mucho menos, pues él es el que manda… pero sin el montaje, “Lock & Stock” no se podría sostener sólo con una buena dirección, pues la historia es demasiado simple y las actuaciones son cualquier cosa menos notables. Tanto es así, que el montaje es lo que hace de este filme algo tan especial, lo que llama la atención del público y, en definitiva, lo que le ha otorgado la fama y la gloria.

Muy recomendable.
Richy
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