Christopher Smith, director y guionista, elabora un magnífico ejercicio de suspense con unos elementos aparentemente incompatibles: las paradojas temporales y los asesinos en serie.

“Triangle” es una obra en realidad modesta, con actores modestos y con un presupuesto bastante moderado, pero su fuerza radica en un guion que obliga al espectador a estar muy atento si quiere sacarle todo el jugo a la cinta. Todo comienza con unas escenas sin relación aparente, hasta que la historia en sí arranca cuando Jess (Melissa George) acude al yate de unos amigos para darse un garbeo por el mar. Ya entonces nota que algo extraño pasa, pero no sabe explicar el por qué. En una extraña tormenta el yate acaba naufragando, pero es rescatado por el buque Aeolus, al que ella y sus amigos suben, pero el barco está aparentemente abandonado…

Hasta ahí todo normal, pero el filme se transforma totalmente: lo que parece una película más del tipo “Ghost Ship” (2002), se convierte en algo totalmente diferente en donde se mezcla con maestría el suspense de las “slasher” con las paradojas temporales de “Los cronocrímenes” (2007) de Vigalondo, película de la que se extraen múltiples similitudes tanto estéticas (el aspecto del asesino) como narrativas. Sin embargo, tanto el desarrollo como el objetivo de la protagonista, así como el final, son totalmente distintos a pesar de que la sensación de dejá vu no nos abandone en todo el metraje. Ya puestos, podemos encontrar similitudes también con “Atrapado en el tiempo” (1993) o, incluso, con la reciente “Al filo del mañana” (2014), lo que demuestra que las películas que desarrollan el subgénero de las paradojas temporales tienen todas, inevitablemente, puntos en común.

Smith completa un estupendo guion con escenas sangrientas, de las cuales hay algunas bastante notables. También notable es la resolución de la historia, acorde con los giros del argumento. Muy recomendable.