Vistoso y agradable "remake" en forma de comedia musical de aquel filme de principios de los '60 que el maestro de la serie B, Roger Corman, hizo inmortal con el tiempo.

Cuenta con marchosos números musicales con un toque humorístico nada despreciable, todo gracias a una gran labor de los actores cuyas voces no siempre son muy melodiosas (incluídos algún gallo que otro) pero provocan la risa en más de una ocasión. Tal es el caso de Steve Martin, cuyo papel de rockabilly loco, machista y violento es de una comicidad de carcajada continua. Sus breves pero acertadas apariciones son lo mejor de toda la proyección.

La película cuenta con los elementos propios del musical y se enriquece con la carismática personalidad de Audrie II, la planta carnívora llegada del espacio exterior y cuya relación con Seymour (Rick Moranis) da pie a ofrecer los números musicales más malvados y divertidos.

Si bien ha envejecido con el tiempo, es una película entrañable de las que tienen más valor nostálgico que cinematográfico.