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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
7
Comedia Nino y Bruno son dos famosos humoristas de los años setenta que, a lo largo de los años, han ido forjando un odio mutuo que, en parte, ha sido la base sobre la que han cimentado su éxito. Una gala de Nochevieja en televisión, que supondrá el final para el dúo, es el momento a partir del cual la historia se remonta a sus orígenes. (FILMAFFINITY)
12 de febrero de 2017
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un año antes de la que sin duda es, y hasta la fecha sigue siendo, la obra mestra del irregular Álex de la Iglesia, "La comunidad" (2000), el director de la inolvidable "El día de la bestia" (1995) firmó una de sus obras más injustamente criticadas de su criticable filmografía.

"Muertos de risa" es el embrión de lo que sería "La comunidad", una de las películas más divertidas y trascendentes en lo que se refiere a un género tan nuestro como es la comedia negra. El filme empieza ya situando al espectador entre la carcajada y el desconcierto: los dos protagonistas, Nino y Bruno (Santiago Segura y Wyoming), clara parodia de la caída y auge de los dúos cómicos a lo Martes y Trece, tirados en el suelo y resolviendo sus diferencias a tiro limpio en el plató del especial de Nochevieja. La voz en off de Álex Angulo, su manager, nos cuenta el porqué ese gran dúo cómico llegó a esa desesperada situación, y a partir de esa premisa se narra la historia de ambos, de cómo se conocieron, de sus primeras actuaciones y del inicio de su gran éxito.

Toda la estructura tiene el sello típico de De la Iglesia: personajes distópicos, de personalidades duales muy marcadas (el tonto y el listillo, que no listo), a medio camino entre lo ridículo y lo patético. Pululan por el celuloide venganzas, rencores, desconfianzas, envidias y temas similares que son los usuales en el director, aunque no siempre consigue unirlos de forma exitosa, pero sí lo consigue en esta cinta con más altos que bajos. El guion no deja de ser una colección de gags coronados por un remate final tan absurdo como acorde, y en las actuaciones tan sólo Santiago Segura parece llevar la voz cantante gracias a su naturalidad.

Dudosa como obra de arte pero divertidísima como pocas, "Muertos de risa" no pasará al Hall de la Fama ni falta que le hace. Y es que hay ciertos bofetones dados con gusto que no escuecen tanto.
Richy
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