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España España · Somewhere Far Beyond
Voto de Richy:
5
Drama Los Ángeles, 1962, Crisis de los misiles cubanos. George Falconer (Colin Firth), un maduro profesor universitario británico y homosexual, lucha por encontrarle sentido a la vida tras la muerte de Jim (Matthew Goode), su compañero sentimental. Encuentra consuelo junto a su íntima amiga Charley (J. Moore), que también está llena de dudas sobre el futuro. Kenny (Nicholas Hoult), un estudiante que se esfuerza por aceptar su auténtica ... [+]
28 de febrero de 2013
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ópera prima de Tom Ford, hijo pródigo de Gucci al que se le ve mucho la mano de diseñador.

George Falconer (Colin Firth) es un profesor homosexual atormentado por la muerte de su pareja, Jim (Matthew Goode). Vive con su recuerdo e intenta pasar el día a día como puede, rodeándose de gente que lo intenta apoyar y lo intenta convencer para pasar página. Entre ellos está Kenny (Nicholas Hoult), un estudiante con dudas sobre su homosexualidad, y Charley (Julianne Moore), una gran amiga suya ya divorciada que se siente atraída por él.

Toda la película presenta un sensacional sentido del estilo. Es como una pasarela de diseño donde cada fotograma está cuidado al milímetro, gracias sobre todo a la gran fotografía del catalán Eduard Grau, jugando con los tonos grises y apagados en las escenas donde Falconer aparece en soledad, y con colores más luminosos en los “flashbacks”. El diseño tiene un peso importante en un filme que más parece una campaña otoño-invierno, con trajes impecables y gente guapa.

La historia que nos cuenta Ford se centra más en los tormentos de sus personajes que en el tema de la homosexualidad en sí. La homosexualidad se trata de forma tan natural, que hubiera dado lo mismo que Falconer hubiera sido heterosexual. Ford pretende dejar claro que lo que importa es el dolor de la pérdida, el camino hacia el abismo de los que la han padecido. Falconer está en el limbo de la realidad, del cual no es capaz de salir y de olvidar un pasado que ya no tiene arreglo. Ni siquiera si se le pone el mismísimo Jon Kortajarena por delante.

La pega, la gran pega, reside en la forma de enfocar la historia. Ford ha querido hacer una película tan perfecta visualmente, que se ha olvidado de lo más importante. El interés que despierta la historia de Falconer se extravía conforme va avanzando la narración, la cual se haría mucho más monótona si no fuera por la calidad de la interpretación de Colin Firth, el verdadero responsable de salvar la película del aburrimiento más soporífero. Pero eso sí, un aburrimiento elegante, vive Dios.

Como primer acercamiento al séptimo arte, Tom Ford ha conseguido al menos despertar interés, pero tendrá que esforzarse un poco más la próxima vez. El cine no es todo estética.
Richy
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