Secuela de la ya mítica Re-Animator de Stuart Gordon con todos los ingredientes que tiene que tener una secuela: más sangre, más casquería, mejores efectos especiales... y, como siempre pasa, todo ello redunda en una historia repetitiva y más pobre que su predecesora.

"La Novia de Re-Animator" se dedica a repetir lo mismo que se vió en el film de Stuart Gordon. El doctor Herbert West (magnífico como siempre Jeffrey Combs) prosigue con sus experimentos para reanimar cadáveres pero ahora llega más lejos: pretende reanimar tejido muerto en partes separadas del cuerpo humano como piernas, manos, etc. En su loca obsesión, dará vida a criaturas de lo más macabras con un humor negro a la altura de la primera parte, y aprovechando sus tenebrosos conocimientos, convencerá a su compañero de fatigas Dan Cain (Bruce Abbott) para crear un ser que contenga el corazón de su amada, muerta en la película anterior.

El filme cuenta con unos efectos especiales bastante conseguidos con la técnica stop-motion, pero es lo único sobresaliente de la cinta. La historia recuerda muy mucho a "La Novia de Frankenstein" de James Whale: el doctor West se cree Dios al conseguir dar vida, y sus aberrantes creaciones son un triste intento de simular la vida humana, pero la trama no presenta ningún elemento nuevo que la haga interesante hasta quedarse pegado a la butaca.

De todas formas es una digna secuela y está muy por encima de su vomitivo remake de 2003, hecho en España por su mismo director Brian Yuzna.