Hay tres puntos culminantes en esta obra con mayúsculas a parte de la intensa relación de los dos protagonistas de la cinta. El planteamiento en la secuencia rodada en Memphis, su giro inesperado antes de su desenlace y la agobiante escena llegando al final de la película. Estos tres hechos hace que este thriller se convierta en una leyenda del cine.

La línea argumental trata de una agente del FBI en práctica que sueña con su ascenso para convertirse en lo que realmente desea. Es mandada al psiquiátrico de Baltimore para tratar de hablar con el psiquiatra y asesino Hannibal Lecter. De ahí que empieze una relación misteriosa entre ambos, ella se sentirá necesitada para sacar conclusiones sobre la pista de un asesino en serie llamado Buffalo Bill mientras que él buscará penetrar en la mente de la agente y encontrar su ansiada libertad.

Atrevido me siento al pronunciar que esta película es puro cine de misterio porque consigue que te mantengas con la atención y los cinco sentidos perfectamente agudizados. El fallecido director Jonathan Demme ante su mejor dirección sacando lo mejor de sus empleados al máximo, rodando con una meticulosidad impecable y con un acierto majestuoso dando a cada parte del filme la intriga necesaria. No hay que olvidar que en el papel del interesante personaje Hannibal Lecter acierta con plenitud al optar por Anthony Hopkins. Astuto también por los planos que ofrece mostrando cada detalle a la perfección. Fantástica tarea la de este director que actualmente descansa en paz. Música perfecta en cada instante.

Sobre el tema del relato audiovisual cabe destacar la relación como había mencionado anteriormente, de el personaje de Jodie Foster y Anthony Hopkins. Intercambio psicológico de ambos para que cada uno llegue a sus metas correspondientes. El beneficio angular que obtienen a base de unos diálogos perspicazes son lo mejor de este título. Aquí no se busca tanto la profundización del villano en particular como sucediera en El dragón Rojo, se aprovecha más el aspecto del vínculo entre los personajes principales.

Actoralmente Anthony Hopkins interpretando por primera vez a uno de los asesinos más temibles en la ficción gana en mayoría por la serie de gestos que nos regala y la creíble actuación que aprovecha. Es tan penetrante su mirada en cada plano que da auténtico terror.
Jodie Foster se mantiene como un flotador a lo largo de el océano y sobre todo hay algo en lo que sobresale, amaestra a la sujeto en cuestión, (Clarice Starling) e indudablemente saca el mayor partido a su personaje sabiendo de la dificultad que representa.

Dudar de esta maravilla cinta sería descabellado, un producto inteligentemente realizado que no se olvidará en mucho tiempo gracias al gran trabajo del director y el protagonismo absoluto de Hopkins enseñando que se le puede sacar partido a un desvariado personaje dotándole de gran inteligencia como nos muestra el escritor Thomas Harris en su versión novelística.