Paranormal Activity vino anunciada como una de las películas más terroríficas el pasado año, con el tiempo para muchos se ha hecho un hueco en el salón del género, para otros no ha sido asi. Y esa es la peculiaridad que persigue a esta película, la variedad de opiniones que crea en el público. Hasta Steven Spielberg ha llegado a quedar maravillado por esta obra tan lejos de lo común pero similar a cintas como El proyecto de la bruja de Blair. Se dice que el director norteamericano quiere involucrarse en un futuro para un remake de esta misma cinta.

Tanta es la espectación que creó su primera parte en 2009, que ahora por estas mismas fechas otoñales, nos ha llegado la secuela, Paranormal Activity 2. En EE.UU ya manda en la taquilla, y no está recibiendo negatividad al respecto ni por parte de la crítica ni por los que ya la han podido ver. Repiten los mismos actores de la primera, Katie Featherston y Micah Sloat ( con una participación menor ) a los que se le suman nuevos acompañantes. En la nueva "Actividad Paranormal" ya no es una pareja como en la anterior, sino una familia con dos hijos.

Es la hermana de Katie, la que coge el relevo y se somete a los extraños sucesos paranormales que ocurren en la casa donde se instalan. A partir de que la casa recibe un supuesto robo donde todo está desastroso, el matrimonio protagonista decide poner una serie de cámaras en los puntos donde la casa tiene mayor actividad. A los mencionados se les úne una mascota y la correspondiente ama de casa, todos ellos vivirán una nueva pesadilla.

En esta ocasión, Oren Peli pasa el testigo a Tod Williams, director de esta, pero el mencionado anteriormente sigue al mando del guión y también en los despachos de producción. Inicialmente se le ofreció la dirección a Kevin Greutert, encargado de llevar a cargo las dos últimas películas de la saga Saw, Saw VI ( estrenada recientemente ) y Saw VII. Tod Williams no cambia mucho el repertorio de lo sucedido en la primera, sigue el método que Oren Peli dió a su ópera prima. Con mucha pausa y un ritmo no muy ágil convierte la primera hora en una sucesión de detalles sin mucho interés. Da la suficiente información para que el espectador sepa que está viendo una precuela, es decir, se nos muestran los hechos sucedidos antes de lo marcado en la primera cinta. No se innova o se cambia demasiado en otros aspectos, simplemente se sigue la línea y nada causa mayor furor hasta los acontecimientos finales.