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Voto de Semaolvidao:
6
2006
Aaron Sorkin (Creador), Thomas Schlamme (Creador) ...
7,6
2.538
Serie de TV. Comedia. Drama
Serie de TV (2006). 1 temporada. 22 episodios. Serie que sigue el día a día de un estudio de televisión, mostrando lo que ocurre entre bambalinas respecto a un programa televisivo de sketches. Creada por Aaron Sorkin, a pesar de recibir excelentes críticas obtuvo pobres resultados de audiencia, por lo que fue cancelada al final de la primera temporada. (FILMAFFINITY)
Cancelada tras su primera temporada.
Cancelada tras su primera temporada.
3 de agosto de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los primeros capítulos de Studio 60 están muy bien, luego se difumina de forma alarmante.
En sus inicios, esta serie nos enseña las bambalinas de la tele de una manera creíble, ambiciosa y muy dinámica. Sin embargo, tarda poco en agotar la sorpresa y pierde fuerza al profundizar en los culebrorrelaciones de sus personajes mientras que pretende alimentar al cerebro inteligente a base de conflictos insertos con calzador y discusiones de besugo religión vs. ateísmo. Podría ayudar el humor ácido e ingenioso, pero curiosamente lo emplean todos los personajes que persiguen tener algo de carisma, por lo que se hace cansino y despersonalizado.
Ideológicamente, después de su clamor inicial sobre la industria perversa de la televisión y la lobotomía acrítica del espectador medio desvía su atención hacia otros problemas candentes en la sociedad norteamericana, pero tal vez menos interesantes por estos lares. Sus pretensiones de rebeldía contrastan con sus críticas blanditas, aunque explícitas, a los círculos más conservadores. Eso sí, en el fondo, o no tanto, su espíritu bienpensante resulta casposo, cursi y lleno de convencionalismos. En resumen: su ideología progre sería moderna en los años 50, pero no ahora.
Mi recomendación es que la empiecen y la disfruten y que, cuando sientan que el globo se desinfla, la abandonen sin pena y sin mirar atrás, pues les dejará mejor sabor de boca.
En sus inicios, esta serie nos enseña las bambalinas de la tele de una manera creíble, ambiciosa y muy dinámica. Sin embargo, tarda poco en agotar la sorpresa y pierde fuerza al profundizar en los culebrorrelaciones de sus personajes mientras que pretende alimentar al cerebro inteligente a base de conflictos insertos con calzador y discusiones de besugo religión vs. ateísmo. Podría ayudar el humor ácido e ingenioso, pero curiosamente lo emplean todos los personajes que persiguen tener algo de carisma, por lo que se hace cansino y despersonalizado.
Ideológicamente, después de su clamor inicial sobre la industria perversa de la televisión y la lobotomía acrítica del espectador medio desvía su atención hacia otros problemas candentes en la sociedad norteamericana, pero tal vez menos interesantes por estos lares. Sus pretensiones de rebeldía contrastan con sus críticas blanditas, aunque explícitas, a los círculos más conservadores. Eso sí, en el fondo, o no tanto, su espíritu bienpensante resulta casposo, cursi y lleno de convencionalismos. En resumen: su ideología progre sería moderna en los años 50, pero no ahora.
Mi recomendación es que la empiecen y la disfruten y que, cuando sientan que el globo se desinfla, la abandonen sin pena y sin mirar atrás, pues les dejará mejor sabor de boca.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Patéticos resultan los flashbacks al pasado en los que una gorra al revés resta 10 años a todos los personajes.
Así mismo, el prolongado final, terrorista con extra de queso, busca dar un poco de oscuridad y desasosiego, pero se resuelve sin coraje ¡oh! a golpe de varita mágica e interruptor de la luz. Y todas las gominolas y azúcar de la clausura resultan perfectas para no echar ya nunca más de menos una segunda temporada.
Así mismo, el prolongado final, terrorista con extra de queso, busca dar un poco de oscuridad y desasosiego, pero se resuelve sin coraje ¡oh! a golpe de varita mágica e interruptor de la luz. Y todas las gominolas y azúcar de la clausura resultan perfectas para no echar ya nunca más de menos una segunda temporada.