Muy notable y premiada coproducción argentina que afronta un tema bien espinoso y propicio al morbo fácil y a la escabrosidad chapucera: el hermafroditismo. Se centra en la historia de Álex (muy bien Inés Efrón), trasladada por sus padres a una cabaña aislada en Piriápolis, alejada del ruido de la ultrahabitada Buenos Aires.
Lucía Puenzo debutó en el largometraje con "XXY" y proviene del mundo literario, lo cual da a la película una escritura diáfana, que trota a buen ritmo en el desarrollo de una historia enfocada como un drama intimísimo y terrible para la protagonista pero que eclosiona imparablemente hacia los lados de quienes la rodean. Pero Puenzo, a partir de este enfoque, todo lo ubica en el terreno de la libertad: la libertad sexual (como elemento transmisor de una identidad y una personalidad física y psicológica), libertad para educar, libertad para vivir, libertad para ser libre. Tolerancia absoluta desde la libertad. Tolerancia cero para los cafres y aprovechados que ven este problema como un fenómeno de barraca de feria.
Es dura y tierna a un tiempo y se aprovecha bien de una historia y un tema jugoso y lo hace, sobre todo, porque adopta el punto de vista correcto y es equilibrada en su conjunto.
Muy bien Ricardo Darín también.