Huyendo de la Comuna del siglo XIX, una mujer francesa (Audran) va a parar como cocinera, a la casa de dos ancianas danesas, hijas de un pastor luterano y auténtico espíritu de la puritana comunidad en la que viven.
Con ecos de Dreyer y Bergman en toda la esencia del argumento y en la puesta en escena, así como de los hermanos Grimm (es una especie de cuento fabulado adaptado de un original de Dinesen -"Memorias de África"-), tiene un muy premioso ritmo interior en sus dos primeras partes con empleo de elipsis de muy buen nivel, y realmente interesante en la parte final, l amás importante, pues es aquella en la que la fábula comunica su verdadero mensaje.
Planteada como un relato contra el puritanismo y lo absurdo de los extremismos en las tradiciones que no producen sino anquilosamiento y entumecimientos mentales, "El festín de Babette" acaba por ser una interesante y conciliadora reflexión bien concretizada del abtracto concepto de la felicidad y un austera y nada arriesgada exposición del antagonismo de lo mundano con lo íntimo sin salirse nunca de lo último.
Cuenta con un gran reparto que responde y obtuvo el Oscar de ese año al mejor film extranjero, algo comprensible pues la película encaja fenomenalmente con el concepto fílmico de la Academia.

P.D.: la ví hace muchos años y debo reconocer que mis recuerdos no son muy precisos, así que estoy obligado a una nueva visión y, posiblemente, a reescribir esta crítica/opinión.