Una película inquietante de fantasmas, con un guión muy muy bueno. Haley Joel niño prodigio del cine, expresivo hasta la saciedad, logra meterse tanto en el papel que acaba contagiando al espectador con su angustia. Quizás esta sea la mejor película en lo que a dirección se refiere de M. Night Shyamalan, con mínimos recursos, subidas de música y movimientos de cámara, nos sumerge en una historia inquietante. Una obra maestra del cine de terror. No hace falta en patalea nadie con un cuchillo afilado, el miedo lo impone el guión sin necesidad de recurrir al gore patético de películas de tercera que creen que por manchar de rojo el filme ya basta.