¿Podrás perdonarme?

Can you ever forgive me? está dirigida por la directora Marielle Heller y se trata del biopic sobre la escritora Lee Israel. La grandeza de este filme radica en que es una desconocida escritora, biógrafa de Estée Lauder y demás personalidades, pero sin bases sólidas en el mundo literario como para vivir de ello. Tal es así que vive en un piso estercolero y a duras pena puede pagar sus deudas. Sin embargo, se dará cuenta de que el negocio del coleccionismo de cartas está en auge y pagan grandes cantidades de dinero por cartas originales firmadas por celebridades o escritores.

La gran atracción de una película bien rodada es, sin duda alguna, la interpretación de Melissa McCarthy, nominada al Oscar a mejor actriz. Se deshace de la vis cómica y demuestra que es capaz de interpretar un drama. Su personaje da mucho juego, es déspota y antisocial, aunque al final del metraje se abusa algo del sentimentalismo. Por otra parte, tenemos al nominado a mejor actor de reparto, Richard E. Grant, con otro gran personaje; elegante y refinado, pero libre y despreocupado. Entre ambos forman una genial dupla de negocios que, como imaginaréis, no acabará del todo bien. También cuenta con la tercera nominación a mejor guion original. Es difícil que pueda hacerse con alguna estatuilla, pero es meritorio.

En definitiva, ¿Podrás perdonarme algún día es una película que entretendrá a los amantes de los biopics. Unas interpretaciones magníficas de McCarthy y Grant que harán que no podamos despegarnos de la pantalla y ver qué les sucede a los falsificadores. No os la perdáis.

Se nos muestra el agujero en que se encuentra una escritora de biografías en decadencia, asocial, solitaria y amargada, y la fórmula que se le ocurre para ganar algo de dinero con que pagar sus facturas; todo ello con una sugerente ambientación y una muy buena actuación de la protagonista, a la que acompañamos en su día a día, interesados, sin aburrirnos y casi divertidos, a pesar de que la película ofrece pocas peripecias.
Mejor verla en cine.

La sensación es de rebosar calidad. Por cada fotograma vemos una cuidada fotografía y ambientación que calienta la retina del espectador. Ese ambiente cálido, de cercanía, creando empatía para unos personajes que buscan su sitio, apabullados por las circunstancias de una sociedad que los ahoga. Es una cinta de diálogos, de comunicación actoral. Con interpretaciones sensitivas y controvertidas. De esos personajes que auguran una evolución en la pantalla y llenan esas expectativas. No hay giros incomprensibles pero hay tramas desternillantemente ingeniosa. La realidad plasmada de forma sutil. Las interpretaciones están mimetizadas con el contorno, con el guion, con la idea principal. Se ve la importancia de la palabra y de la gestualidad en cada escena y se lo agradece la acción, al ritmo, que te mantiene. Un deleite de sensaciones y confrontaciones morales y realistas.

¿Podrás perdonarme algún día? no es una obra maestra, ni una de las mejores películas del año, pero sí es una buena película, notable incluso.
Sin embargo, la historia que cuenta es tan rocambolesca, tan extrema y tan extraña, que perfectamente podría haber pasado por un telefilme de sobremesa, si no fuera por la elegancia de la puesta en escena de Marielle Heller y, por supuesto, por las interpretaciones maestras que hacen Melissa McCarthy (atención a la mirada en lágrimas que dedica Lee a Jack antes de darle las gracias por permitirle escribir la memoria de sus andanzas; bueno, o atención a toda la película, porque cada plano, cada mirada, cada palabra es una muestra del trabajo de una actriz soberbia que merece hacer más drama) y Richard E. Grant (merecedor del Oscar, Globo de Oro y BAFTA que recibió Mahershala Ali por Green Book, y no porque Ali sea un mal actor o no hiciera un buen trabajo, en absoluto, pero lo de Grant es de otro planeta). La película no termina de resultar impactante o relevante como para permanecer en la memoria del espectador como un acontecimiento cinematográfico único en su vida, pero sin duda es superior a muchas cintas de 2018 resulta un visionado más que agradable y con suficientes elementos notables como para recomendarla sin duda.
Y ojo al fabuloso final y su moraleja... el engaño es una droga, señores. Y todos caemos. Gran enseñanza de parte de una de las más famosas de las falsificadoras.

Lo mejor: Melissa McCarthy y Richard E. Grant, fabulosos.
Lo peor: No es una obra maestra ni pervive en la memoria.

Melissa McCarthy nos sorprende con un extraordinario papel encarnando a la escritora Lee Israel y sus peripecias para sobrevivir. Nos retrata a una escritora de biografías de medio pelo solitaria y huraña en esta película de corte independiente, muy alejada de los registros habituales de la actriz. Está perfectamente escoltada por Richard E. Grant en el papel de su amigo gay. Los diálogos son divertidos y frescos, la película es una mezcla estupenda de comedia y drama indie y el argumento resulta muy entretenido.