Cuatro habitaciones

Película original y entretenida, aunque estoy de acuerdo con el resto de críticas en que acaba siendo algo irregular debido a la diferencia de calidad de sus episodios. El primero decepciona, yo me planteé seguir viendo la peli por su culpa, el episodio no tiene sentido ni gracia y sus actrices están totalmente desaprovechadas, entre ellas las siempre interesantes Valeria Golino y Lli Taylor. Madonna está en su salsa. El segundo episodio me gustó con una Jennifer Beals recuperada para el cine, otra actriz con una carrera no tan brillante para lo que su talento merece. El tercer episodio me hizo reir a carcajadas y me sorprendió un Antonio Banderas que nunca ha sido santo de mi devoción pero que aquí está verdaderamente bien. Los niños están espléndidos. El cuarto episodio no está mal, aunque Tarantino me cansa con su verborrea. Bruce Willis aparece y deja su huella. Pero el protagonista absoluto y magistral de la cinta es el maravilloso Tim Roth, que está para darle un premio, divertido hasta reventar. Merece la pena, se pasará un buen rato en general.

Tarantino vuelve a hacer otra obra maestra con esta historia de historias entrelazadas, a cada cual más original y genuina.

De las cuatro historias que se nos plantean, estoy de acuerdo con algunas de las críticas que he leído en que las dos primeras dejan bastante que desear a ratos, incluso me atrevería a decir que no tienen fuste y que me han dado ganas de quitar la película. Pero las otras dos son muy buenas, y la verdad es que la película se ha arreglado bastante.

Si no la hábeis visto, os aconsejo que si los dos primeros gags os defraudan un poco, aguantad, que lo bueno siempre se hace esperar. Voy a destacar lo que me ha parecido más significativo de cada uno en una frase.

1º) No me extraña que Madonna no haya triunfado en el cine.
2º) De los 20 minutos más surrealistas que he visto nunca con una simple conversación.
3º) Antonio Banderas es el mejor de la película, y su historia también.
4º) Tarantino + Bruce Willis = partirte de risa por usar en cada cinco palabras cuatro tacos.

En definitiva, os la recomiendo porque dura hora y media escasa y, pese a los primeros gags más flojos, se te pasa el tiempo volando. Divertida

Película por episodios -lo cual ya implica, por definición, la existencia de altibajos en el interés y la calidad de la cinta-, cuatro, concretamente, dirigidos por cuatro de las promesas del cine "indie" del momento, cuatro visiones, en teoría, ajenas a lo que normalmente nos ofrecería la industria, con un histriónico y divertido Tim Roth como maestro de ceremonias y nexo conductor de la historia

En la práctica, nos encontramos con dos episodios (los dos primeros) francamente aburridos, absurdos y sin el menor interés, claros exponentes de que la fama que hasta ese momento tenían sus directores se debía a un encumbramiento prematuro por parte de la crítica, como se han encargado ellos mismos de demostrar con su posterior carrera (Allison Anders dedicada casi en exclusiva a poner su nombre en series de más o menos postín, y Alexandre Rockwell dando tumbos sin lograr reeditar viejas y efímeras glorias). Por el contrario, los episodios dirigidos por Rodriguez y Tarantino, sin ser tampoco gran cosa, al menos cumplen, entretienen, sobre todo el del director de "Pulp Fiction", un pequeño homenaje a la serie "Alfred Hitchcock presenta...".

En resumen, una obra pasable, con algún que otro momento divertido, que si se ve, bien, y, si no, también.

Cuatro realizadores (Allison Anders, Alexandre Rockwell, Robert Rodriguez y Quentin Tarantino) dirigen otras tantas historias cuyo nexo común es el lugar en el que se desarrolla la acción (un hotel) y la presencia de un botones (Tim Roth). Además de Roth, un nutrido grupo de conocidos intérpretes (Bruce Willis, Marisa Tomei, Lili Taylor, Antonio Banderas…) integran el reparto, aunque son éste y Banderas quienes mejor captan el tono caricaturesco del que hace gala el largometraje, algo que se nota en sus interpretaciones.

En principio, la realización de cuatro cortos con distintos puntos de vista suena realmente bien, pero llevados a la práctica se tornan fallidos. El problema viene, en gran medida, porque las historias de Anders (un aquelarre en el que participa la mismísima Madonna) y Rockwell (sobre un rapto) resultan bastante aburridas, mientras que las de Rodriguez (la mejor) y Tarantino (quien parece trabajar con el piloto automático), sin ser nada del otro mundo, se dejan ver. Lo mejor: que la amistad entre Tarantino y Rodriguez daría frutos más jugosos en el futuro.