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El círculo

Terror. Intriga En una pequeña y apacible localidad japonesa, entre los estudiantes circula una leyenda en torno a unos videos malditos cuya visión provoca la muerte. Tras la muerte de su sobrina Tomoko, una periodista, Reiko, investigará el origen de dichos videos. (FILMAFFINITY)
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Críticas 71
Críticas ordenadas por utilidad
22 de octubre de 2010
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ideas para ver The Ring y no pegar ojo en toda la noche:
Quedarse a solas (opcional: con alguien al que le guste el cine de buen terror y hable poco).
Verla de madrugada, que la mente está ligeramente aturdida, pero el ambiente es perfecto.
Apagar la luz.
Darle al play.
Resultado: volver al dormitorio-sofá o lo que se precie, con un mal cuerpo supino, el estómago encogido como una uva pasa y la tentación de arrojar cualquier VHS y su reproductor pertinente por la ventana.
Hay pocas películas que sepan transformar algo tan cotidiano como el visionado de un vídeo en un terror que no precisa, como ya señalaron en otras críticas, ni de vísceras, ni de efectos musicales, ni de monstruitos, ni de sustos tras cada puerta. The Ring lo consigue con creces.
Y lo logra de forma asombrosa: plasma el miedo de los protagonistas, el odio encerrado en la cinta, la desesperación porque el tiempo se acaba, se acorta ... Y ese vídeo, contenido dentro de la propia película, que sólo con verlo dan ganas de salir corriendo.
El final, nada que ver con esos finales "sustito final", no. El final te deja pensando en la maldita película para varios días.
Consejo importante: no comentan el error de ver la versión americana.
CANDELA
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19 de agosto de 2011
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de terror había sido uno de los productos más exitosos de la industria hollywoodiense ya desde mediados de siglo XX. Con el paso de las décadas, el cine estadounidense produjo cantidad de clásicos que hoy figuran en las estanterías de cualquier cinéfilo y que han pasado a la historia como películas de imprescindible visionado.

Pero tras colosales títulos como La Semilla del Diablo, El Exorcista o El Resplandor y entrados ya en la década de los noventa, algo empezó a fallar en el género. El éxito de películas como Scream, la cual conllevó un renacer del género slasher, dio lugar a incontables títulos de argumentos calcados en los que lo único que veíamos eran a adolescentes corriendo por delante de un asesino sádico. Un patrón que por otro lado triunfó con La Matanza de Texas y Halloween, pero que en los noventa acabó reducido a una triste parodia.

Llegados a esas alturas, con un terror hortera y que era imposible tomarse en serio, era necesario un cambio. Era necesario reencontrar el terror sugerente y a la vez intensísimo de películas como las ya citadas anteriormente. Podríamos afirmar que el terror estadounidense se había diluido por completo en un mar de productos tan insulsos como olvidables.

Pero al otro lado del charco se empezó a gestar algo que no tardaría en expandirse por el mundo entero. Otro concepto del cine de terror estaba a punto de llamar la atención de todos aquellos cansados de ver el típico asesino cuchillo en mano persiguiendo a unos críos, y todo esto nació con esta película: Ringu.

En 1991, el japonés Koji Suzuki publicaba su segunda novela. En ella, un periodista corría contra el tiempo tras investigar demasiado a fondo las extrañas muertes de unos jóvenes que habían visto una misteriosa cinta de vídeo. No había podido evitar sucumbir a la tentación, y al igual que aquellos adolescentes, caía presa de una letal y angustiosa maldición.

Siete años tardó en aparecer su versión cinematográfica. Eran otros tiempos, a pesar de quedarnos tan cerca, y todo se cocía a otro ritmo. No era necesario aprovechar el tirón de un libro exitoso para dar forma a un producto que convenciese más por su contenido que por su publicidad. Quizá forme parte de la idiosincrasia japonesa, quién sabe, o quizá la novela de Suzuki pasó desapercibida en un primer momento.

La cuestión es que tras un tanteo con los telefilms con Ringu Kanzenban (emitida por primera vez en televisión en 1995), la adaptación "grande" de la novela impactó en la sociedad como lo hicieron en el pasado películas como El Exorcista o La Profecía. Por fin, tras años de películas insulsas y con un guión basado en los sobresaltos, se recuperaba el terror verdadero. Con Ringu se podía hablar de un renacimiento del género.



(Sigue en "Spoiler" por falta de espacio)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Vert
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14 de febrero de 2016
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
“The ring” supuso un verdadero hito en el cine de terror. Su mérito, sin duda, fue el de demostrar de una vez por todas que el verdadero miedo es una sensación de angustia que invade las entrañas del espectador y permanece dentro de él, y no una mera sacudida en plan Dragon-Khan. Gracias a la película de Nakata, la mayoría de cinéfilos entendió por fin que el susto fácil debía quedar relegado a las producciones estrictamente palomiteras, y que el miedo era un sentimiento, como la rabia o la ternura, al que debía llegarse a través de la creación de toda una atmósfera, para hacerlo perdurar. Aunque en realidad era algo que ya se sabía, “The ring” supuso una toma de conciencia colectiva. Es comprensible, por tanto, que a día de hoy se considere esta película como una obra de culto.

Reconocido ese mérito, pero vista hoy con la suficiente objetividad, la película tiene también evidentes carencias. Está bien que el estilo sea prácticamente amateur, ya que el hecho de huir de efectismos visuales añade autenticidad y frescura al relato. Sin embargo, las interpretaciones de los actores son acartonadas e inexpresivas. Pero lo que es peor, a mi modo de ver, es que en un momento dado la compleja trama se resuelva gracias a las inexplicables dotes visionarias de uno de los protagonistas. Eso echa por tierra toda la verosimilitud conseguida hasta entonces con la austera puesta en escena, y provoca una sensación en el espectador de artificialidad y de “todo vale”. Es como si el guionista estuviese mandando al garete un argumento que parecía muy bien construido. A partir de ese momento, para mí, la película se desmorona, casi diría yo que se traiciona a sí misma.

Lo dicho, el principal mérito de “The ring” es el de haber sido un fenómeno histórico. Para bien o para mal, sus virtudes han sido asumidas por muchos cineastas, y sus defectos también se han visto superados. De todos modos, al César lo que es del César.
rober
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30 de enero de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un hombre observa el interior de un pozo. Una mujer se peina ante un espejo y en otro se refleja de repente una niña. Tiemblan caracteres indicando la palabra "erupción". Varias personas se arrastran en el suelo hundidas en el sufrimiento. Otra con el rostro cubierto señala hacia algún lugar. Se lee "sada" en un gran ojo que parpadea. Un pozo en mitad del claro de un bosque...

Difícil es olvidar unas imágenes tan perturbadoras como éstas, y más teniendo en cuenta que "The Ring" fue la primera película japonesa de mi vida. Cuando aún no tenía ni idea de quienes eran Kitano, Miike ni clásicos como Mizoguchi, Ozu, Shimizu o Kurosawa, el sr. Hideo Nakata ya conseguía helarme los huesos y dejarme casi toda la noche sin dormir con ésta, la más famosa y memorable obra de su carrera, la cual relanzaría el "j-horror" en la cinematografía japonesa (que arrastraba una importante decadencia desde finales de los '60) generando interés a escala mundial.
El director, ya con experiencia en lo que a cine de terror se refería, decidió hacer una nueva versión de la novela de Koji Suzuki tras ver la adaptación televisiva de la misma, realizada a mediados de los '90 por Chisui Takigawa, tarea que llevaría a cabo junto al guionista Hiroshi Takahashi. Pese a obviar y modificar numerosos puntos clave (la enfermedad, transmitida telepáticamente a través del tiempo y el espacio) y personajes de la novela (Asakawa es ahora una mujer) Nakata nos introduce directamente en la pesadilla cuando la joven Tomoko cuenta a su amiga Masami sobre una extraña cinta de vídeo que ha visto.

Una cinta que, según parece, lanza una maldición al espectador y le hace morir una semana más tarde; la famosa historia se convierte en un caso que resolver para la tía de Tomoko, Reiko, una sagaz periodista de televisión que iniciará una exhaustiva investigación sobre la cinta y su procedencia...llegando a verla también y a convertirse en presa del terrible secreto que oculta. Aquellos que conozcan el libro de Suzuki podrán apreciar las considerables diferencias entre aquél y el guión del film (la versión de Takigawa es de lejos la más fiel), y en que poco se relacionan la lógica de uno con la del otro.
Nakata y Takahashi conducen así el argumento siguiendo su propio camino, y el resultado no podría ser mejor; influenciado por los elementos y estilo de los clásicos Nobuo Nakagawa y Tokuzo Tanaka y el suspense de Kiyoshi Kurosawa (con referencias de "Kwaidan" o "Al Final de la Escalera"), el cineasta demuestra que la mejor manera de producir pánico no es enfrentar al público con monstruos o demonios...sino con el Mal propiamente dicho, con fuerzas surgidas de lo desconocido, pues nada es nada más aterrador. Eso mismo refleja el espíritu en eterno peregrinaje por las sombras que es Sadako: puro rencor procedente de un pasado remoto, de un escabroso suceso sin resolver, de un misterio.

Siendo la tragedia familiar el detonante de los hechos, concediendo una maléfica naturaleza al agua y el mar y no profundizando más de lo necesario en los personajes, nos sumergirnos en una inquietante atmósfera de cuento de terror ancestral (Suzuki se inspiró en la leyenda "Bancho Sarayashiki") que mantiene en tensión, que penetra hasta las mismísimas entrañas y cuya amenazante sensación no cesa hasta el impactante y emblemático final (que pocos pueden olvidar). Interesante además esa conexión entre el "virus" que propaga Sadako con la invasión de las nuevas tecnologías en la sociedad, de ahí que sea una cinta VHS la portadora del Mal (se copia y se copia y así nunca acaba la maldición), el mismo que se proyecta en la pantalla del televisor.
Significativo aspecto, en el cual profundiza más la novela, que Nakata combina con el cine de fantasmas clásico y ciertos aires comerciales, paradójicamente al estilo que propone, de denso ritmo y pausados y precisos movimientos, sin caer en excesos innecesarios (casi no despegará su cámara del suelo, técnica puramente japonesa). Destacar los espeluznantes efectos de sonido, usados en el momento justo para provocar el deseado impacto, el trabajo de fotografía de Jun'ichiro Hayashi y las actuaciones de Hiroyuki Sanada, un gran veterano como Yoichi Numata, el pequeño Rikiya Otaka y Nanako Matsushima (quizás una de las actrices niponas modernas más bellas) en su debut cinematográfico; Yurei Yanagi, antiguo colaborador de Kitano, aparece en un breve e insulso cameo.

Pero difícil es pensar en ellos cuando toda la atención recae sobre la sensacional Rie Ino, quien da vida a Sadako, clásico onryo del folklore japonés, y que sólo con su presencia pone la carne de gallina cada vez que aparece en pantalla. "The Ring" significó a nivel cinematográfico lo que el debut de Dire Straits a nivel musical: salió en el lugar menos adecuado y en el momento menos oportuno y sin embargo triunfó, pues en una década en la que el "slasher" dominaba en taquilla, pocos imaginarían que un film de fantasmas de aires clásicos sin alardes de efectos especiales ni "gore" arrasara en los cines de todo el Mundo...pero así fue.
Absorbente y pesadillesca fantasmagoría convertida en un hito del género que generaría mangas, videojuegos y una extensa sucesión de secuelas que, por supuesto, nunca la han logrado superar. Poco después Gore Verbinski (futuro director de "Piratas del Caribe") se encargaría de una vomitiva versión americana donde se cambiaba a Sadako por Samara (fíjense: (Sa)dako Ya(ma)mu(ra)...sin comentarios), que también iniciaría en EE.UU. una infame tendencia: la de "remakear" films de terror asiáticos.

Infinita es también la lista de realizadores que intentaron aprovecharse del éxito del film predicando con el ejemplo de Nakata, aunque fracasando muchos por el camino.
Así pues Ataru Oikawa lo haría con "Apartamento 1.303" y "Tomie", Kurosawa con "Kairo" y "Loft", Miike con "Llamada Perdida" o Takashi Shimizu con "Ju-on", iniciadora de otra emblemática saga de terror.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Chris Jiménez
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11 de febrero de 2008
15 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película no se puede considerar de terror, en todo caso de intriga. A mí personalmente no me dio miedo en ningún momento. Aunque ciertamente, sí me tenía intrigado lo del vídeo, por eso digo que es más de intriga. Realmente me ha decepcionado, porque se oían buenas críticas sobre esta película. La esperaba mucho mejor. Si esta película da miedo, entonces habrá que crear un nuevo género de cine para otras como "El Exorcista", "El Resplandor", etc..., al que llamaremos Hiper-terror. Vamos, lo que quiero decir es que NO, miedo no, desde luego. Ni de lejos. Ni de coña.
unicornio
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