Muerte infinita

Película rarurcia como tantas otras de terror psicodélico desconcertante bastante abierta a diferentes interpretaciones. Cronenberg junior parece que quiere tomar el testigo de su padre, pero por ahora no está a la "altura". Lo pongo entrecomillado porque a mí David Cronenberg, si bien le reconozco mucha personalidad, nunca me ha parecido un gran director a pesar de que alguna película sí me haya podido gustar.

Eso sí, el reparto es resultón. Al menos la pareja protagonista. El sueco está muy bien y Mía Goth está como siempre. Esta chica no sé si estará así de zumbada, pero si no lo está acabará de la pinza de tanto repetir este tipo de papeles, que por cierto, la vienen como anillo al dedo.

Creo que si Cronenberg no lo soluciona en el futuro con alguna película "mejor" o al menos más asequible, este film quedará solo en el recuerdo de los fans de Goth, la cual ya se ha convertido en un reclamo para los seguidores del cine de terror.

Una pareja conoce a otra durante unas vacaciones. La historia comienza con un grado de magnetismo sumamente interesante que oficia de thriller, pero de un momento a otro cambia y juega con diferentes tonos y atmósferas. Es que Brandon, su director, lleva el apellido Cronenberg y bebe de las mismas fuentes que su padre a la hora de sazonar al film con unos cuantos chorros de esa locura lisérgica que el bueno de David siempre eligió (y elige, a la actualidad).

'Infinity Pool' nos sumerge en un mar turbulento, en el que las olas nos sacuden de un lado a otro.

El director canadiense decide apostar por mostrarnos la perversión y el morbo del ser humano cuando se siente poderoso e impune. Para ello, escoge un camino que, si bien funciona en cuanto a lo perturbador, a veces irrita por su incansable afán de provocar.

Alexander Skarsgård se brinda por completo y Mia Goth está hipnótica, endiablada y cautivadora, robándose el show en esta cinta no apta para públicos susceptibles.

'Infinity Pool' mezcla psicodelia, cine experimental, intriga, suspenso y ciencia ficción.

7 Alancitos Maliciosos sobre 10

Hay en "Infinity Pool" (2023) de Brandon Cronenberg un anhelo arrebatador por expresar la necesidad del viaje (¿lisérgico?) interior y transformador de su protagonista. Y al mismo tiempo, durante esta travesía, la urgencia por perturbar, por incomodar en todas sus situaciones. No es, por tanto, una propuesta para todos los paladares (ni falta que hace). Formalmente es un cóctel de géneros y temas mezclados de forma soberbia, desde esa ciencia-ficción y terror (herederas de los títulos de su padre David Cronenberg) hasta el policial, pasando por un exuberante erotismo y una psicodelia deliciosa pasada de vueltas. Y todo ello va trufado de temas, todos interesantes, de profundo calado: la cuestión de la muerte y la identidad personal, del liderazgo y los juegos de poder, de los ritos de iniciación y el simbolismo espiritual en un mundo injusto y cruel abocado a la trivialidad.
La fuerza de sus imágenes permanece mucho tiempo después de su visionado. Desde un punto de vista cinéfilo estamos ante uno de los títulos clave del año y quizá de la década. Existencialmente es un tratado amargo de la contemporaneidad porque para Cronenberg estamos condenados a la confusión eterna.

Brandon Cronenberg continúa en Infinity Pool con la misma interesante narrativa y línea de estilo visual de sus trabajos anteriores. Aquí nos muestra como tras esas fachadas disfrazadas de paraísos se esconde pobreza y máxima violencia y como los turistas forman parte de ese engaño. Este contraste lo trata Cronenberg casi como una experiencia surrealista.
La ciencia ficción es una pieza clave en el desarrollo de la trama, aunque no obtenemos muchas respuestas respecto a esta temática. Por lo tanto hay aspectos que funcionan más que otros.
La película juega con la identidad y la conciencia del ser humano.
Ya más en lo técnico hay mucho juego con la iluminación, con diferentes colores, componiendo la fotografía esta variedad de filtros y fragmentación de imágenes que van muy bien.
A modo de conclusión: no me olvido de la energía y el magnetismo de Mía Goth. Entonces, el film es una gran sátira hacia el turismo, a ese grupo de élite que con muchísimo dinero pueden lograr casi todo. Hay una interesante dosis de carga sexual y de violencia en el mundo profundo y retorcido de la mente humana que nos trae Infinity Pool.

Este man Brandon está rayado del ayote, ¿Cómo es que se les ocurre películas así? Y secundo como es a mí me gustan películas así. Brandon, hijo del mítico David Cronenberg tiene un estilo muy arraigado al surrealismo y onirismo, muy infuenciado por el cine del mismo padre. Infinity Pool es sin duda una propuesta interesante que pudo ser mucho más que eso con más seso en el argumento y menos escenas gratuitas de los excesos de sus personajes, aunque el filme no es particularmente aburrido, en cierto momento se vuelve repetitivo porque la trama no avanza. Tienen muy buen trabajo de banda sonora, fotografía y un par de actuaciones interesantes de Alexander Skarsgard y una Mia Goth que se siente demasiado a gusto en estos papeles tan diferentes, de hecho, físicamente se ve que lo disfruta y no lo niego nosotros con ella. Seguiremos esperando que Brandon se arriesgue más argumentalmente, el talento y las ideas las tiene.

6.5/10

Opinión Final: Brandon Cronenberg tiene mucho de su padre, su cine exótico realmente es muy atractivo visualmente pero no tiene el poder narrativo de David, sé que las comparaciones son odiosas pero cuesta mucho hacerlas cuando el hijo básicamente toma el camino del padre. Eso sí Infinity Pool puede ser de todo, pero aburrida no es. ¡Vaya vacaciones !.