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Polvo de estrellas

Drama Un cuento moderno sobre la obsesión por la popularidad. Stafford Weiss es terapeuta y escribe libros de autoayuda. Tiene una mujer sobreprotectora, un hijo antigua estrella de la TV en rehabilitación y una hija que acaba de salir del psiquiátrico. La principal cliente de Stafford es una famosa actriz, a punto de interpretar el papel que hizo su madre en los años 60. (FILMAFFINITY)
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Críticas 80
Críticas ordenadas por utilidad
26 de enero de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El último trabajo del director canadiense David Cronenberg ha sido recibido por una gran cantidad de público en Auditori. Agatha (Mia Wassikowska) es una joven que cubre totalmente sus dos brazos debido a unas quemaduras que también tiene en parte de la cara. Su llegada a Hollywood revolucionará a tres personajes en cuyas vidas se cruzará: un niño prodigio llamado Benjie (Evan Bird), Havana Segrand (Julianne Moore) una veterana actriz a punto de perder su último tren hacia el estrellato y un gurú/entrenador personal de celebrities, el doctor Stafford (John Cusack). ¿Una comedia de Cronenberg? Una comedia negra, muy negra, negrísima. En ciertos momentos incluso donde su realizador dispara sin miramiento a esa constelación de estrellas que pululan por la meca del cine. Es un trabajo más flojo a lo que nos tiene habituado el canadiense (aunque hay mucho del cine al que nos tiene acostumbrados), aunque, eso sí, bastante superior a 'Cosmopolis'. Esta 'Maps to the Stars' tiene momentos en los que uno puede llegar a pensar que Woody Allen ha tenido algo que ver en ella con esos diálogos tan llenos de sátira o cinismo. Una sucesión de escenas con diálogos, sin música, llenos de retorcido humor y multitud de referencias cinéfilas altamente disfrutables. Intercala con estas escenas otras para que el espectador respire, momentos donde la música esta vez sí aparece y se muestra como un elemento más, Benjie vomitando y esa melodía estilo Badalamenti de fondo, el momento yoga de Havana y las campanas movidas por el viento o la escena que sale de la casa emocionada, burlándose, cantando y haciendo cantar a Agatha con ella tras enterarse de cierta noticia. La banda sonora es de Howard Shore (conocido por ser el perpetrador de la inolvidable música de The Lord of the Rings), habitual en la mayoría de films de Cronenberg así como de Scorsese. La película no se hace pesada en ningún momento, mantiene el ritmo gracias a unas grandísimas interpretaciones, de entre las que (además de la muy destacada por todos los medios de Julianne Moore -estupenda, muy natural y creíble-) quién se lleva la palma es el canadiense Evan Bird, que interpreta al niño prodigio Benjie. Me he quedado fascinado con su actuación, tiene una soltura y unas maneras que realmente merecen ser destacadas, brillante y con un grandioso futuro por delante con tan solo 14 años. También me gustaría destacar a Bruce Wagner (desconozco si Cronenberg intervino en el guión o no), guionista del filme con un currículum extraño - no hay registro de sus trabajos en un tramo de 13 años-. Aunque el recibimiento en Auditori ha sido excelente y no se han parado de oír risas continuas y aplausos, el final no ha dejado un buen sabor entre cierto sector del público: termina de una forma poco Cronenberg. No es que toda la película fuera 100% su estilo, pero si se deja entrever en varias escenas del filme. Al margen de esto, a escasos 25 minutos del final de la película hubo un fallo y la proyección se paró durante al menos 10 minutos. Al retomarse, las luces estuvieron encendidas durante poco rato más, y el respetable se lo tomo con buena filosofía. Algo que también debe haber influido en las críticas negativas, es que el tema de las excentricidades del mundo hollywoodiense no es la primera vez que se llevan a la gran pantalla y que puede llegar a no interesar en absoluto dado que por todos son las rarezas de esta 'especie' en particular. Si os gustaron 'The Player' y 'Celebrity', y el humor negro bañado en decenas de referencias a la cultura cinéfila hollywoodiense, no os la podéis perder.

Crítica completa en BLOODSTAB: http://bloodstab.blogspot.com.es/2014/10/festival-de-cine-de-sitges-2014-dia-5.html
marckwire21
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7 de octubre de 2014
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maps to the stars es una crítica despiadada a los monstruos que habitan en Hollywood y de los problemas que surgen en sus relaciones.

Muestra la decadencia de los adultos y la perversidad de los niños que dejan de serlo demasiado pronto. En un mundo de drogas sexo y desprecio hacia los demás que parece no tener límites.

Lleva al extremo ciertos temas para pasarse de rosca y ridiculizar las situaciones, pero dejando un mensaje de que quizás no de esa manera pero que esas son las reglas que hay en Hollywood. Los recién llegados que harán lo que sea por ir subiendo en el mundillo, los padres que solo ven a sus hijos como fabricas de dinero, las enfermedades mentales y vicios que tratan de ocultar como sea y en especial esa endogamia del mundo de los actores, donde hay sagas que han trabajado durante varias generaciones y tienen un status y las relaciones sexuales y abusos de padres a hijos o relaciones entre hermanos.

También reciben los actores secundarios de ese mundo irreal, los psicólogos, los masajistas, las criadas y demás personas que se relacionan con ellos y que más que criticarlos envidian y luchan por conseguir entrar en él.

La película parece que será un duro drama pero es un comedia muy muy negra, que es interesante pero que no acaba de funcionar como podría.
trocko
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3 de enero de 2015
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Maps to the stars es una rara avis del cine.
Concebida como una ¿sátira? del mundo hollywoodiense, nunca parece decidirse acerca de la historia que quiere contar. O mejor dicho, cuenta muchas historias pero nunca se centra en lo que tienen en común o explora otras posibilidades. Las partes no están mal, incluso a ratos están muy bien (especialmente buena es la historia de Havanna, y los diálogos en general son excelentes), y el balance final es notablemente bueno, pero continuamente Maps to the stars resulta un híbrido algo fallido, en el que el todo funciona peor que sus ingredientes. Digamos que, si se hubiera tratado de una serie de cortos, hubiera resultado una propuesta más interesante que en formato largo. A la sátira le falta humor, tiene halo de tragedia desde el principio, y tenía margen para resultar más divertida. Un gran fallo.
Hasta el final. Afortunadamente coge gran vuelo al con esa última media hora de antología, ese triángulo amoroso enfermizo y esos terribles secretos familiares y posee absolutamente ese estilo Cronenberg que no es ni comercial ni indie ni todo lo contrario, ni cine negro ni drama ni comedia. Lo es todo y no es nada a la vez, y ahí reside su virtud y su defecto también, según se sea admirador o detractor del autor de Promesas del Este.
Pero vaya reparto reúne Cronenberg. Y con qué mano lo dirige. Incluso John Cusack está menos irritante que de costumbre. Robert Pattinson, sin embargo, no consigue encontrar bien el tono, pero tampoco podía rascar mucho más en la piel de Jerome, quizás el personaje menos perfilado de todos. De Mia Wasikowska, no obstante, Cronenberg saca un enorme partido, potenciando la timidez y fragilidad de Agatha, que la australiana expresa con miradas temerosas y expresión retraída. La Alicia de Tim Burton no tiene límite. Haga de señorita victoria (Jane Eyre), heroína fantástica (Alicia en el País de las Maravillas), hija rebelde de dos lesbianas (Los chicos están bien), vampira tocapelotas (Sólo los amantes sobreviven) o cabrona siniestra (Stoker), siempre está perfecta. Olivia Williams también rinde a un nivel superlativo.
Pero la película entera, igual que en Still Alice, es Julianne Moore. 2014 ha sido el año de la intérprete de Las Horas. Solo alguien muy grande se puede permitir dos personajes tan dispares en el mismo curso, uno de los cuales incluye tacos, desnudos, lágrimas y una personalidad explosiva que Moore plasma sin pasarse un pelo, otorgando a su atormentada Havanna un carácter, carisma y personalidad brutales que la hacen, en una palabra, inolvidable.
Más que Maps to the stars, debería haberse llamado Maps to the Oscar. Vayan grabando el nombre de Julianne Moore en los premios. Y con todo merecimiento.

Lo mejor: Julianne Moore. Este es su año. Si no lo gana todo entre esta y Still Alice no ganará nunca nada.
Lo peor: Es más de partes concretas que del todo en sí. Los segmentos y las historias no casan del todo bien unos con otros.
Sibila de Delfos
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25 de octubre de 2014
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hollywood merece ser purificado. Ya sea ardiendo en llamas o ahogándose en sus propios excesos, pero merece ser purificado. Eso es lo que parece dar a entender David Cronenberg con su nuevo trabajo, un aséptico retrato de los bajos fondos y las miserias que envuelven las vidas de ese enorme nido de ratas incestuoso que es la Meca del Cine, un territorio hostil que necesita urgentemente ser fumigado y en el que conviven divas venidas a menos, estrellas malogradas, juguetes rotos, sueños convertidos en pesadillas y pirómanos sentimentales y funcionales deseosos de flambear los fantasmas de su pasado.

Tal y como hiciera en su trilogía de la violencia, el canadiense parece dar continuidad a una nueva antología de títulos que se iniciara con “Cosmópolis”, más allá de que aparezca Robert Pattinson, que parece haber encontrado en Cronenberg a su padre cinematográfico, a bordo de una limusina. Si aquélla se erigía como un relato cerebral y frío sobre la alienación individual en un mundo regido por un capitalismo en vías de extinción, la que nos ocupa pone el dedo en la llada y se divierte hurgando en ella para firmar una crónica negra sobre un universo interiormente dominado por la fama y el reconocimiento. Eso sí, sin la agonía autoconsciente que caracterizaba a su anterior película, sin ese nihilismo generalizado que puede llevar al hastío.

Porque “Maps to the stars” es, aunque su esterilizado envoltorio pueda hacer pensar lo contrario, un divertimento personal de un cineasta que lleva años metido en la industria. Es, y esto es lo más sorprendente, una de las propuestas más siniestras y oscuras de su hacedor, un cuento infectado revestido de aparente normalidad que esconde bajo sus muchas capas de esterilización una insondable dosis de mala leche.

Todo en ella desprende maldad. Sus personajes, interpretados con convicción por un reparto que va desde un recuperado John Cusack hasta una soberbia Julianne Moore que se convierte en lo mejor del conjunto, pasando por alguna decisión de casting discutible pero que no desentona –ay, Wasikowska-. Esa forma tan particular de concebir unos planos que no necesitan de exceso sangre, violencia ni sexo –que hay de todo esto también, ojo- para resultar enfermizos. Su malicioso guión, repleto de sublecturas hacia la industria del entretenimiento y los animales que le dan vida. Y su final, ése en el que la purificación fratricida es la clave de la desratización. Un inteligente ejercicio de gélida narrativa pero cicatrices inflamables en el que, eso sí, se sigue echando de menos al Cronenberg infectado, el mismo que antaño no confundía la carne cinematográfica con la verborrea existencialista.

A favor: Julianne Moore, su visión de Hollywood y la mala leche que encierra
En contra: se sigue echando de menos al creador de la Nueva Carne
kubrick_is_alive
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15 de abril de 2015
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cronenberg habla de lo que le da la gana. Desde técnicas hipótesis sobre la telepatía al onanismo sobre ruedas. Desde una kafkiana narración sobre la metamorfosis a una cinta de gran profundidad psicológica protagonizada por Jung y Freud. Firme él mismo el libreto o no, nos ha contado sus historias a través de una gran amalgama de argumentos, cada cual más sorprendente y atípico, pero siempre desde su característica y singular diégesis cronenbergiana. Y es que la idiosincrasia narrativa del autor siempre se ha caracterizado por elementos como la ausencia del miedo a los tabúes, el uso del sexo como herramienta narrativa y no como algo ocioso y aleatorio, los sádicos clímax con los que le gusta poner punto y final a sus historias, o un tema principal que es en realidad el acrecentamiento o el nacimiento de un demente o de una o varias demencias. Siempre mezclando realidad con absurdidad, lógica con excentricismo.

Cronenberg habla de lo que le da la gana, y eso es lo que hace, de nuevo, en Maps to the Stars. Como no podía ser de otra manera, la historia de este largometraje gira en torno a su predilecta narración de la locura y sus variantes y consecuencias, en esta ocasión sirviéndose de Hollywood como entorno, causa, y motivo de algo de sorna (un Cronenberg que, siempre que ha podido, ha rehuído filmar en el país yanki, transportando todo lo preciso a los estudios en Canadá). Con la fórmula de vidas cruzadas, poco habitual en el autor, alecciona e ironiza sobre la vesania, la obsesión y el egoísmo de un niño creído de probable mímica bieberiana y de una actriz celosa y amargada, y de la inocencia de una desconocida y sorpresiva mujer y un chófer aspirante a actor/escritor, como los hay a millares por esos lares. Para ello David se sirve de sus platos típicos, las características anteriormente mencionadas, el menú habitual de la dieta diegética del autor. Este es el mayor punto fuerte de una película que no destaca por su ritmo vertiginoso ni por su atrapante intriga.

Todo ello con unas actuaciones fantásticas (incluso la de John Cusack). En la cúspide tenemos a Julianne Moore, uno de los principales motivos para ver la cinta, que brilla en un papel lleno de matices y personalidad con un resplandor tal que literalmente se come a todos los que se atrevan a compartir la pantalla con ella. También me veo obligado a destacar, quizás por un deber moral de justicia, la interpretación del odiado Robert Pattinson. Una vez más, con un nuevo y sólido argumento, nos vuelve a decir que aunque haya sido el protagonista de la archiconocida y criticada saga vampírica que catapultó súbitamente su carrera, que aunque haya sido el objeto de deseo de miles de fans gritonas e infantiles y un propósito mediático a nivel mundial, que a pesar de todo ello...vale como actor. Y no sólo eso, sino que resulta que incluso tiene mucha calidad (imprescindible verlo en The Rover).

Maps to the stars es, por tanto, una fábula puramente cronenbergiana, hecha, como la mayoría de su filmografía, para fans de su diégesis, siempre imperada por la originalidad, la mayor virtud de este cineasta. La coherencia del film es tal con respecto a su filmografía, divida en dos grandes grupos y separada por Spider, que los fans de éste se alegrarán al encontrarse con vestigios de su antigua filmografía. Incluso emplea y repite en varias ocasiones la palabra “flesh” (carne), quién sabe si como un autohomenaje a Videodrome. Y es que tras películas tan aptas para el público como Memorias del este o Una historia de violencia, se podría pensar que su cine estaba cambiando hacia un lado más convencional. Una mentira demostrada tras ver Maps to the Stars, que junto a Cosmpolis, gran incomprendida, nos demuestra cuán falaz es pensar que Cronenberg está dejando de ser Cronenberg.

http://12criticossinpiedad.blogspot.com.es
PabloJ
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