De vuelta a la vida

Bien, empecemos por lo bueno. La película resulta entretenida porque tiene un tono general alegre y positivo, además de un ritmo que no decae. Las interpretaciones de los niños y los adultos rinden a buen nivel. Destacar también los paisajes australianos y la ambientación británica (colegio, barrio de la ex-mujer...).

El problema es que la historia en sí resulta poco creíble. Es imposible educar a un niño dejándole hacer constantemente lo que quiere, él se volvería inaguantable y su padre se volvería loco. Tampoco resulta realista el planteamiento de un adolescente que se lo pasa de maravilla con su padre y su hermanastro mucho menor durante semanas en medio de la nada, cuando está acostumbrado a otro ritmo de vida. El padre es comentarista deportivo, una persona que debe viajar constantemente, y pretenden hacernos creer que es capaz de cuidar en una casa remota de sus hijos día tras día, al menos durante buena parte de la película. Además, su difunta mujer se le aparece, y en vez de reñirle porque la casa es una pocilga y los niños no cuidan suficientemente su higiene, se limita a reírle las gracias y recomendarle que cambie de coche.

Cuando veo una peli me dejo llevar las más de las veces por mis sensores emotivos (como todo quisque, me pienso) y cuando éstos no se activan me digo ¡tate!

Y esto es lo que hay, que me encuentro viendo un largo spot en el que no sé si anuncian un coche, turismo rural, un detergente, o yo qué se qué.

Y eso que quiero ser buena y no me quiero acordar de las recién leídas apostillas del autor Simon Carr (que la cosa va de su biografía) tal que: "nuestro papel en la familia ha sido retratado por novelistas y realizadores durante los últimos 25 años y siempre nos han dejado fatal. Ahora nos queda un arduo camino por delante para recomponernos y demostrar que podemos hacerlo. ¡Como si nosotros no tuviéramos sentimientos!".

Hale, pues duro con ello.

Un spot largo y point ball.

Un periodista deportivo pierde a su mujer debido a un cáncer y tiene que cuidar a su pequeño hijo de 6 años, las cosas se complican cuando su otro hijo de un matrimonio anterior se va a Australia a pasar una temporada con él.
La peli es sensiblona pero consigue que entres en ella gracias a la actuación de un Clive Owen mejor de lo habitual, muy creíble en su papel de marido y padre agobiados. Los niños también lo hacen muy bien, en especial el hijo pequeño. El ritmo es bueno y en ningún momento cae en la ñoñeria típica de estas cintas. Muy recomendable para una tarde de bajón, te subirá un poco la moral.

Fantástica película. Tanto actores como la historia son alucinantes. Creo que es una película ingeniosa y diferente. Nos muestra lo duro que es llevar una familia cuando no estás acostumbrado a hacerlo. Durante el film, cuando el protagonista no ve solución a lo que está pasando aparece la mujer para ayudarle, y eso me parece especial y mágico, pues ahí se demuestra el sentido especial que tienen las madres.
Algo muy curioso de la película es que una vez que los niños se van a vivir con el padre, este no impone reglas, ni nada por el estilo, sino que deja a los niños creen un mundo propio, donde las obligaciones, los juegos la diversión y las responsabilidades diarias cobren la misma relevancia.
En definitiva en una gran película, brillante me atrevería decir, pero por supuesto es mi opinión.