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Oliver

Musical. Drama Inglaterra, siglo XIX. Oliver Twist (Mark Lester) es un pobre niño que escapa de un orfanato y llega a Londres en busca de fortuna. Allí tiene la mala suerte de ser reclutado por un granuja llamado Fagin (Ron Moody), jefe de una banda de jóvenes ladronzuelos que roban a los transeúntes. Adaptación en formato musical de la famosa obra de Dickens. (FILMAFFINITY)
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Críticas 28
Críticas ordenadas por utilidad
8 de julio de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver! (1968) es un musical británico que fue ganador del Oscar a mejor película. Basado en la novela decimonónica de Charles Dickens, cuenta la historia de un huérfano que llega a Londres y es adoptado por un grupo de pequeños delincuentes. Dirigido por Carol Reed.

Por Nicolás Bianchi

La búsqueda de Reed en Oliver! transita por el carril del entretenimiento familiar, con personajes, sean héroes o villanos, delineados como caricaturas amables en un ambiente controlado bajo el aura del supuesto protagonista, un niño huérfano que lo único que busca es un hogar en el que lo traten con afecto. No es Oliver justamente quien controla su destino sino que se trata de alguien que es llevado por los hechos y las personas que lo rodean.

La película es una versión cinematográfica de un musical para teatro, que a su vez adapta la obra literaria de Dickens, que originalmente la escribió en el formato de novela por entregas para ser publicada en una revista entre 1837 y 1839. La estructura episódica sobrevive a las múltiples interpretaciones de la narración original y lo que vive Oliver tiene la forma de una aventura, con capítulos que se abren y se cierran dentro de la misma película.

Todo comienza en un orfanato en el que los niños viven como presos. El deseo que los atraviesa es el de comer algo que no sea un plato de un engrudo viscoso. Por alguna actitud que es interpretada como un problema de conducta, Oliver (Mark Lester) es entregado a una familia de sepultureros en Londres, de la cual se escapa para comenzar la verdadera aventura que narra la película.

Oliver es adoptado por un grupo de pequeños ladrones que constituyen los personajes más atractivos de la película. Fagin (Ron Moody) es una suerte de tutor de los pequeños ladronzuelos ya que los cuida, les enseña las ‘artes del oficio’ pero también los reprende. Nancy (Shani Wallis), camarera en una fonda, y The Artful Dodger (Jack Wild), un niño de la misma edad que Oliver y con gran talento para ser carterista, completan el grupo de nuevos amigos del protagonista.

El villano es Bill Sikes (Oliver Reed), un ladrón un tanto más pesado, que tiene una obsesión material más desarrollada y está dispuesto a llegar mucho más lejos que los demás para conseguir lo que busca. De alguna manera Fagin y los demás son sobrevivientes, mientras que Sikes es un criminal más profesional, no tanto por sus métodos sino por sus fines.

Oliver! integra varios diálogos de modo musical, por lo que por momentos se convierte en una película por completo coreográfica. En contadas y muy precisas ocasiones recurre al drama, aunque siempre con un propósito funcional, porque lo necesita para que la historia se desarrolle. Los principales números de la película son multitudinarios, están filmados con prolijidad y hasta con belleza. Primero los huérfanos, luego los ladrones, más tarde los trabajadores de distintos oficios de Londres en una mañana cualquiera, todos tienen su número. El personaje de Oliver es un medio para conocer un mundo, por más que su trayectoria personal defina a la película. Se trata de un niño que busca contención en un ambiente que en principio luce clausurado y compacto, donde la explotación o el delito son los únicos caminos posibles.

Está disponible en Google Play Movies y Movistar Play. Contacto: [email protected].
El Golo Cine
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23 de abril de 2009
6 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy sobrevalorado musical, convenientemente oscarizado peo un film fallido, de tufillo hoy envejecido, una copia a menor escala del "Doctor Zhivago" de Lean. Adaptación libre y bien inapropiada del original del mítico Dickens, ni es vigoroso como musical, ni ingenioso en su desarrollo sin que nunca parezca encajar la versión musical/infantil aquí propuesta con el dramático libreto del que parte. Canciones de Lionel Bant y el lanzamiento apabullante del angelical Mark Lester. Se salva por su diseño de producción y factura técnica.
kafka
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6 de junio de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Oliver de Carol Reed, es un drama musical basado en la orfandad y en la pobreza infantil en Inglaterra en el siglo XIX. Dirigida con un ritmo enérgico y vital al son de las canciones, es espléndida como musical en sus interminables canciones y coreografías ejecutadas en su mayoría por niños, siendo admirable y fantástica en un trabajo bien hecho. Realizada de forma ingeniosa y arrolladora, tiene un resultado intachable y digno de elogio que gustará a los seguidores del género.
La fotografía, es evocadora y rica en matices, mostrando los propios decorados del lugar y época sombríos y oscuros, y otras imágenes maravillosas e idóneas que realzan de modo magistral y con encanto todo el film. La música, es melódica y estimulante, con canciones alentadoras y rítmicas que se suceden una tras otra, dando grandiosidad y variedad al sobresaliente acompañamiento musical. Y los planos y movimientos de cámara, usa con mucha originalidad los travellings, detalles, grúas, avanti, seguimiento, reconocimiento, cámara en mano, generales, ininterrumpidos admirables y bien trabajados en un soberbio trabajo técnico.
Las actuaciones, son admirables y encantadoras. Contando con las infantiles y brillantes labores de Mark Lester y Jack Wild, y las notables interpretaciones de Ron Moody, Shani Wallis, Oliver Reed, Harry Secombe y Hugh Griffith entre otros. Empleando para estos, unos vestuarios y caracterizaciones alusivos y elegantes por un lado y humildes y carentes por otro, en una labor impecable que te transporta a la época junto con unos conseguidos decorados en una magnífica dirección artística.
El guion, basado en la novela de Charles Dickens, es un musical divertido y entrañable, que además tiene una historia en su interior agradable y atractiva con toques dramáticos que resultan admirables e inspiradores, formando un conjunto que llega al corazón del espectador no solo en las coreografías sino con la trama que contiene. Y que es llevado a cabo, con una narrativa clásica y equilibrada aunque escasa, ya que la mayoría del film es un musical tras otro.
Para finalizar, la considero un musical indeleble y esencial en el séptimo arte, con 5 merecidos oscars que la avalan como una gran obra entretenida, divertida y enternecedora con grandes canciones y coreografías llenas de imaginación y talento que gustarán al público en general. Recomendable por su dirección, guion, interpretaciones, fotografía, música, planos, movimientos de cámara, vestuarios y caracterizaciones que convierten a Oliver, en un film de visión obligada para los buscadores de musicales históricos bien trabajados.
Elcinederamon
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3 de octubre de 2023
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La célebre novela de Dickens ha sido llevada a la pantalla no menos de diez veces. La de 1922 (Frank Lloyd) fue protagonizada por Lon Chaney y Jackie Coogan, el famoso niño que acompañó a Charlie Chaplin en El Chicuelo (The Kid). Pero la referencia más importante es "Oliver Twist", la versión en blanco y negro de David Lean de 1948, con Alec Guiness, como el malvado judío Fagin , Robert Newton como el asesino Bill Sykes, Kay Walsh en el papel de Nancy y los niños John Howard Davies y Anthony Newly y interpretando respectivamente a Oliver Twist y a Jack Dawkins, alias Artful Dodger o "El Truhán".
La película de Lean logra transmitir la atmósfera sombría de la novela de Dickens, esencialmente dramática y tenebrosa. Su fotografía está pautada en claves expresionistas, con sus claroscuros y contrapicados. La narración logra sumergir al espectador en la miseria, la ruina y la infelicidad de aquellos tiempos, especialmente la condición de los niños y los menores rodeados de seres mezquinos y crueles, aunque no faltan los generosos y bondadosos. La adaptación de la novela a la pantalla es bastante fiel a la novela, dentro de lo que cabe en los 116 minutos que dura la película. Todo lo relativo al nacimiento del niño que se llamará Oliver Twist por un capricho del celador será contado detalladamente.
Todo el film está cargado de dramatismo. Lean no suaviza en ningún momento las tintas a la hora de mostrar la crueldad de los adultos, la ceguera de las instituciones en aquella Inglaterra que mostraba los efectos secundarios de la revolución industrial a un altísimo costo en sufrimiento humano.

Carol Reed tiene en su haber nada menos que El Tercer Hombre (1949), la famosa y exitosa película protagonizada por Joseph Cotten, Orson Welles y Alida Vali y que dio a conocer la inolvidable música en la cítara de de Anton Karas. El breve pero excepcional trabajo de Orson Welles, así como los tonos expresionistas de la fotografía dieron lugar a que algunos malhablados llegaran a decir que la había dirigido Welles. Pero Reed ya había filmado, entre muchas películas: en 1940 Tren nocturno a Munich, En 1953 "Se interpone un hombre", con James Mason y Claire Bloom, en 1959 "Nuestro hombre en La Habana", basada en la homónima novela de Graham Greene, con Alec Guiness y en 1965 "La agonía y el éxtasis", biopic de la relación de Miguel Ángel y el papa Julio II durante la realización de la obra del genio florentino en la Capilla Sixtina, con Charlton Heston y Rex Harrison, basado en la novela de Irving Stone . De modo que no se trataba de ningún advenedizo el que se encargó de este musical que se alzó con cuatro Óscars y seis candidaturas (no me gusta la palabrita “nominación”).

La producción de ¡Oliver! es suntuosa. La partitura de John Green, basada en el musical de Lionel Bart es agradable y reconfortante. Los actores muy competentes, en especial Oliver Reed como el implacable Bill Sykes y Ron Moody como Fagin, ésta vez más afable y algo bondadoso. Se nota que Carol Reed, al igual que Polanski en su momento y por razones previsibles, no trata de destacar la condición de judío de Fagin (como, siguiendo a Dickens, sí lo hizo Lean). El resto del elenco me pareció que cumplió su cometido: Mark Lester es un Oliver Twist bastante más ingenuo y lírico, Joseph O' Connor un señor Brunlow verdaderamente bondadoso y caritativo, Shani Wallis una convincente Nancy, pero no tanto como Kay Walsh en la versión de David Lean. Hugh Griffith desarrolla una versión alcoholizada del magistrado que no aparece en la novela, pero que le queda muy bien; tanto Harry Secombe como Hylda Baker son los previsibles esposos Bumbles y Jack Wild es un Dodger bastante parecido al de Lean, aunque menos agresivo. La coreografía me resultó bastante convencional. La película es totalmente deudora de la versión de 1948 de David Lean: la escena en que Fagin se hace el que se deja robar por los muchachos, es idéntica a la de Lean, sólo que aquí es cantada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
casandra
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28 de noviembre de 2012
2 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película tiene la mala suerte de estar pillada entre dos obras maestras: la versión de Lean y la mucho más reciente de Polanski. Además se aparta de ellas en su estructura de musical, si bien no renuncia a la fidelidad a Dickens y a una concepción bastante curiosa en los números de rigor. En la obra de Dickens hay tres personajes monumentales: Fagin, Sickes y Oliver. El Fagin de la versión de Reed no lo recuerdo muy bien: mala señal. Sí recuerdo, claro está, a Alec Guinnes (versión Reed, posiblemente el más espectacular) y a Ben Kingsley, versión Polanski, muy matizado y quizá incluso mejor. Nada que hacer por este lado. Mark Lester es, sin duda, el Oliver más emocionante, recién salido de A las nueve cada noche, una de las interpretaciones infantiles más escalofriantes del cine, y gana por goleada al chiquillo de Lean y, por menos, al de Polanski, muy ajustado al original literario. Y luego está Sickes: el histriónico de Robert Benton es grande, el casi desconocido matón de Polanski es verdaderamente brutal, pero Oliver Reed es mejor. Y sin embargo, Lean atesora mayor sabiduría narrativa y Polanski una espectacular recreación del Londres victoriano y una contenida emoción del que también fue huérfano. Pierde Reed a los puntos, pero el resultado no es baladí.
santiago aragón
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