Sexo, mentiras y video

Las preocupaciones y obsesiones, ser negativo o conseguir la felicidad, los personajes se expresan en relaciones donde el sexo parece impuesto, por instinto o por presión social, lo cierto es que "Sexo,..." intima con los celos, la líbido o la perversidad en el contexto ochentero, antes de la llegada del destape total, mediante amistades del pasado y caminos opuestos, una película sincera que a la vez consigue ser extrovertida sobre formas de vida, sobre tener una sola llave o un anillo, o sobre preocuparse por la basura u otro motivo para la siguiente semana con el psicólogo.

Ser los dos tipos de personas más despreciables, un abogado y un mentiroso como base de irse conociendo y para otorgar un castigo, sabe hablar sobre el amor y la atracción, y otros problemas relacionados, personas inseguras, consejos y otros aspectos que sí, interesan y se ven con agrado y curiosidad, pero me resulta cansina porque sus monólogos se me hacen cansinos, son impresiones que, probablemente debido a la avalancha actúal, han quedado alejadas de la conroversia o el escándalo que supone el sexo.

Un ejercicio minimalista digno de aplaudir porque busca el estímulo y da sus diferentes opiniones sobre el sexo a través de un proyecto personal en videos que bordea con ejemplos la desinhibición y otros temas que surgen, deseos que cambian en juegos de grabación según van aportando experiencias que, repito, a día de hoy, aportan poco, me quedo con que el sexo está sobrevalorado, es, de todas las cosas imprescindibles, la única no necesaria para subsistir como personas, ya como humanidad pues claro que no.

A lo que me refiero es a que no hace malabarismos con el tema, es sana y la viagra terminaría de tumbarla, hay competitividad femenina, pero no esa exploración salvaje que esperaba, digamos que queda en realista en el repaso a la frustración y al atrevimiento, el consuelo y más mentiras, la terapia y más secretos, el pervertido y el legal, el honesto y el cerdo, de manera discreta nos dice que la vida es una mierda.

"Vamos a grabar una cinta" es el eslabón entre el sexo y el cine, "al menos sé que no has follado con él", es un cuadrado dónde cada vértice es el extremo psicológico sexual, hablar de sexo, confesarse y ciertas ganas de hacerlo yo, de contar las causas del trauma que todos adquirimos con nuestras experiencias en la cama, el profesional sufre el cambio de papeles para cerrar un círculo que para mí se descarrila a la hora de desmontarlo, creo que fué un personaje con el que no pudieron, la estructura se debilitó en su resolución.

En los ochenta, el cine independiente deja de concebirse como exclusivo de circuitos cerrados de arte y ensayo, y llega a lo comercial gracias a iniciativas como la de Robert Redford en el Festival de Sundance. Este festival supone un trampolín de nuevos directores y una escuela para futuros cineastas.
En 1989 aparece Steven Soderbergh con Sexo, mentiras y cintas de vídeo, que revoluciona el cine independiente y catapulta a la fama a su director, quien se lleva la Palma de Oro en Cannes.
Sexo, mentiras y cintas de vídeo cuenta la historia de un matrimonio no demasiado feliz en sus relaciones sexuales. Ann (Andie MacDowell), comprobando cómo su marido John (Peter Gallagher) pasa cada vez más de ella, acaba por mostrar cierta reticencia hacia el sexo, mientras que él, tratando de ansiar su apetito sexual, mantiene encuentros clandestinos y esporádicos con Cynthia (Laura San Giacomo), la hermana de Ann. Un día llegará a casa Graham (James Spader), un antiguo compañero de la universidad de John, que actuará como catalizador para la liberación de tensiones entre los tres personajes.
La primera hora de la película es realmente interesante, con un ritmo cuidado y unas actuaciones bastante correctas, donde cabría destacar la naturalidad de James Spader y la potente sexualidad que desprende Laura San Giacomo. Sólo por escuchar la voz tan excitantemente sensual de ésta merece la pena ver la película en versión original. El problema llega en la última media hora, cuando Soderbergh se pierde en un cúmulo de explicaciones que acaban por no explicar nada y por dejar al espectador con cara de haba.
Interesante debut de un director que, aún a día de hoy sigue sorprendiendo con títulos tan dispares como la comercial saga de Ocean's y la, por lo visto, godardiana The Girlfriend Experience.

Notabilísima película, según mi humilde opinión, confeccionada con muy pocos recursos... materiales, que no de talento. Con apenas unos cuantos escenarios y 5 ó 6 actores, en algún momento hasta da la sensación de asistir a una obra de teatro. Pero es una cinta con mucha fuerza, con diálogos mordientes y sutiles, llenos de un desparpajo que sorprende por tratarse de un film americano de los 80, que solía ser de cartón piedra. Aquí se palpan sentimientos y personas de carne y hueso.
Creo que James Spader hace un extraordinario papel; la forma que tiene de interpretar a su personaje consigue que la película gane varios enteros (no me la imagino con otro actor, la verdad). Andie MacDowell está magnífica también, y el resto cumple bien con su cometido, aunque sin llegar a las cotas que marcan los anteriores.
Hacía no años, décadas, que llevaba oyendo hablar de esta cinta y, cosas que pasan, hasta esta misma tarde no la había visto -en dvd y versión original, por supuesto-. Recomiendo no hacer como yo y visionarla antes :)

Creo que es una pelicula que no te deja igual, al menos para mi, te hace pensar con un guión original, y una actuación de Spader increible, para mi la mejor actuación que ha hecho jamás, hace tiempo que la vi y sinceramente aun la sigo recomendando, eso sí tienes que saber a quién recomendarla.

Vista de nuevo quince años después mantiene el frescor de la sencillez. Una narración sobria y contenida. El papel de Spader es el elemento perturbado y perturbador que rasga la fina línea que hay entre la verdad y las falsas apariencias en las que tan fácilmente nos instalamos, el estatus y la mentira como protector de nuestros miedos.

Gran opera prima.