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Sansón y Dalila

Aventuras. Drama. Romance Un fornido danita llamado Sansón (Victor Mature) quiere casarse en contra de los deseos de su familia con la filistea Semadar (Angela Lansbury), pretendida también por Ahtur (Henry Wilcoxon). Tras la cacería de un león, Sansón conseguirá el beneplácito del líder filisteo Sarán de Gaza (George Sanders) para contraer matrimonio con Semadar, ante los celos de la hermana menor de ésta llamada Dalila (Hedy Lamarr). Adaptación del famoso ... [+]
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
7 de marzo de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La carrera cinematográfica de Cecil B. DeMille estuvo marcada principalmente por sus populares superproducciones épicas, en particular sus adaptaciones de textos bíblicos. Es en ese ámbito donde se encuadra "Sansón y Dalila", su propia versión de la popular historia del hombre cuya fuerza sobrehumana reside en su cabellera.

La película, fruto de un esfuerzo de ambientación encomiable, no ofrece por tanto muchas sorpresas a nivel narrativo, y en ese sentido es donde cobra fuerza como experiencia inmersiva tomando como base una historia mil veces contada y reformulada. Mediante el lenguaje que permite el cine, su intención de llegar a un público amplio queda patente; tal vez demasiado, pues no son raros los poco elegantes momentos en los que los personajes parecen apelar a la cámara. Sacrificando la elegancia y la sutileza por la visceralidad y el fervor, "Sansón y Dalila" es una obra marcada por su mensaje y su intención de hacerlo llegar mediante este medio.

La claridad de sus intenciones en ese sentido no es necesariamente algo malo, y no es difícil reconocer una habilidad en la puesta en escena, el ritmo narrativo y la dirección de actores que condicionan la eficacia de esta experiencia. Aunque narre un cuento popular y de dominio público, el interés nunca decae hasta un punto que desenganche de su desarrollo. En particular, donde encuentra y consolida mejor ese gancho narrativo es en la pareja principal. Victor Mature no ofrece un papel muy lúcido en principio, pero adquiere matices interesantes a lo largo de la historia y es un buen Sansón con el que es posible simpatizar. Pero donde la película alcanza una categoría completamente distinta es en la presencia de su contraparte, Dalila. El rol de Hedy Lamarr como la particular femme fatale bíblica es el gran atractivo de una obra que en comparación se siente hasta acartonada. Su magnetismo y su belleza seductora inundan la pantalla tanto como su convicción interpretativa. Y el propio DeMille lo destaca: en ciertos momentos parece que sea ella la verdadera protagonista de la historia, y el guión se permite reescribir al personaje del texto original para que tenga más presencia en ésta y un mayor desarrollo emocional.

En cierto modo, de hecho, esta versión de la historia se aleja de las ataduras del texto bíblico y examina una relación romántica que en muchos sentidos es lo mejor de la película, en cuanto a la exploración introspectiva que supone. Se nota más energía y convicción en cualquiera de los momentos que comparten ambos protagonistas en pantalla que en el resto de la obra, que a veces da incluso la sensación de que se limita a cumplir la cuota. No está exento de carencias; los vaivenes emocionales que sufren ambos resultan muchas veces abruptos, y no logra despejar del todo la sensación de que el espectador está varios pasos por delante de ellos en todo momento. Pero aún así sus escenas son lo suficientemente memorables para conformar, por mucho, la identidad más reconocible de la cinta.

En el apartado visual no puede evitar sentir el paso del tiempo en muchos momentos y de una manera bastante cantosa, en particular con los escenarios de cartón piedra, la pelea con el león que roza lo vergonzoso o lo poco convincente de esa espectacular secuencia final. Todos esos elementos afectan a una inmersión en la narrativa que se ve obviamente condicionada por el hecho de que sus efectos visuales han quedado particularmente envejecidos, aunque también se puede sacar un cierto encanto involuntario de ello. Contrasta con la buena labor al gestionar el ritmo narrativo y los diálogos, así como la calidad de otros aspectos de su ambientación y de las interpretaciones, y no es casual que sea en las escenas de acción pura cuando menos convence.

"Sansón y Dalila" es, en general, una obra más dentro de la cuota de cine épico/bíblico del Hollywood clásico, que no asume riesgos elevados ni tiene grandes expectativas artísticas. Pero a nivel de su realización se convierte en una experiencia notable gracias a la dirección experta y al enfoque que se permite ciertas licencias en la adaptación de la historia para mayor lucimiento de sus dos intérpretes principales y exploración de sus respectivos personajes. Es una película de virtudes obvias y carencias subrayadas por el paso del tiempo, que proporciona un buen entretenimiento pero está lejos de llenarme, tanto por falta de interés personal en el tema que trata como por los puntos más bajos de su ejecución.

Texto escrito para Cine Maldito.
Ghibliano
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11 de julio de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comentamos hoy una película perteneciente a lo que podríamos llamar cine épico bíblico. Está dirigido por su máximo exponente, Cecil Blount de Mille, hijo de un episcopaliano y una judía. Con este background no es de extrañar que sintiera predilección por las películas de corte bíblico, especialmente del Antiguo Testamento. De hecho, unos años más tarde -en 1956- se consagraría definitivamente en este campo con Los Díez Mandamientos, la séptima película más taquillera de todos los tiempos. Como ya comenté en aquella entrada es famosa su frase: "Dadme dos páginas cualesquiera de la Biblia y haré una película". De la película que hoy nos ocupa se ha realizado un reciente remake en 2018, que tengo que reconocer que aún no he visto, por lo que no puedo realizar ninguna comparación.

Para el papel masculino principal de este clásico se desechó a Burt Lancaster por una inoportuna lesión en la espalda y se escogió finalmente al fornido Victor Mature, quién al igual que De Mille se consagraría en el cine bíblico en 1953 con La túnica Sagrada y con su secuela de 1954 Demetrius y los Gladiadores. Para dar vida a la bella Dalila la elección recayó sobre Hedy Lamarr, quien tenía la difícil tarea de interpretar a "La mujer más hermosa y traidora de la historia", como el eslogan publicitario del film anunciaba. La actriz no corrió la misma suerte que su compañero y fue interpretando cada vez papeles más secundarios y menos vistosos, hasta caer finalmente en el olvido. Es llamativo este declive porque su interpretación de Dalila es portentosa, merecedora incluso del Oscar que nunca tuvo. Transmitir una mezcla de enamoramiento, sensualidad, celos, maldad, traición y posterior arrepentimiento no era tarea fácil y a fe que su actuación pasó a los anales de la historia. En una visión mas global del film, sorprende asimismo que la película en su conjunto solo fuera nominada a 5 Oscars -todos ellos técnicos- de los que finalmente obtuvo dos, los de Mejor dirección artística y Mejor vestuario en color. A pesar de no encontrar excesiva benevolencia en la crítica especializada, sí fue un rotundo éxito de taquilla, convirtiéndose en el film más visto de su año, consiguiendo recaudar finalmente más de 28 millones de dólares con un presupuesto estimado de apenas 3 millones. Negocio redondo para la Paramount, que vio alentada así la inversión en más productos de corte bíblico.

El argumento está tomado del libro bíblico de los Jueces, concretamente de los capítulos 13 al 16. Aunque con algunas licencias para adornar la historia, la obra de De Mille es bastante fiel al relato veterotestamentario. En él se nos cuenta la historia de Sansón, quien ejerció el cargo político-militar de Juez en el pueblo de Israel durante veinte años. Tras un nacimiento prodigioso que recuerda el de Isaac o Juan el Bautista, es consagrado a Dios, comprometiéndose sus padres a que a cambio de que la fuerza de Dios esté con él se abstendrá durante su vida de beber vino y cortarse el pelo.

Para introducir esta historia escuchamos una voz en off que presenta el contexto de la historia, un recurso muy utilizado en las películas de corte histórico. Entiendo que forma parte de una época del Cine en el que los elementos teóricos se daban muy masticaditos a un gran público ya que muchas personas no sabían leer ni escribir, pero con el paso de los años tiene más encanto aún si cabe. Seré un romántico, pero pocos comienzos de películas me parecen tan poéticos como éste:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaime salado
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5 de julio de 2023
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un clásico de toda la vida. Qué probablemente nació ya como un clásico. Esas grandes obras, con multitud de recursos, ilimitadas cantidades de dinero, los actores que quisiese el director, los mejores recursos técnicos y el control total del estudio, del diseño de producción, del guión, etc. Un grande de los estudios, delante y detrás de la cámara.
Un relato muy clásico, muy ordenador en su exposición, canónico. Un comienzo con la presentación de los personajes, un amplio y largo desarrollo y un desenlace a la altura de lo esperado. Una clásica película de aventuras con mensaje y trasfondo épico que sirve para cualquier época y lugar. Hay algo intemporal en este tipo de películas. Se pueden ver en pleno siglo XXI con el desarrollo tecnológico en pleno apogeo o cuando se estrenó en 1949, seguramente con un éxito de público descomunal.
Me gusta DeMille, todo lo que he visto suyo me ha parecido superlativo.
Es enternecedor ver a Victor Mature. Un actor limitado pero que funciona. Tiene ese algo natural y magnético que agrada al público, pero no tanto a la crítica.
La belleza de Hedy Lamarr está fuera de toda consideración lógica. Es impresionantemente guapa. Una cara diabólica, un cuerpo curvilíneo perfectamente torneado y una mirada atrayente con un cierto morbo y exudando sexualidad.
El resto del reparto es de escándalo: George Sanders, tan sobrio como siempre, una jovencísima Angela Lansbury, muy guapa y con mucho garbo; y Henry Wilcoxon haciendo de filisteo.
ÁAD
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19 de abril de 2014
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Sansón y Dalila", otra famosa representante del cine religioso, de cuidada factura, espectacularidad y comercialidad inmediata. En lo primero, dos Oscars cosechó, por la mejor dirección artística y el vestuario en color. Sobre esto os digo que los trajes, tanto femeninos como masculinos, tienen más encanto que los de los romanos, supongo que por el exotismo oriental más pronunciado. Si es que parecen reyes magos. Además, obtuvo tres nominaciones, a la fotografía en color, a la banda sonora y a los efectos especiales. Sobre lo segundo, la película se alzó como la más taquillera de 1949 en los Estados Unidos, y seguro que del mundo.

Ahora bien, para mí cuenta con un grave defecto que la daña en su conjunto. No es absolutamente necesario cuando se realiza un trabajo histórico atenerse a la veracidad de los hechos pero sí que estos tengan lógica. Lo que hacen aquí es un forzado intento de convertir a los protagonistas en una pareja de amantes clásica tipo Romeo y Julieta. Lo que pasa es que el enamoramiento expreso femenino no cuela como que contado así, Sansón (Victor Mature) queda como un tonto. ¿No ha sido todo por su culpa? ¿No has visto lo sibilina que es? ¿Por qué te fías? Anda que ella también si que es boba. Confieso que me atrae más la Dalila bíblica (SPOILER).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Reaccionario
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27 de marzo de 2015
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Francamente, cuando hablamos de entretenimiento no es sencillo despachar esta película. No me cabe duda de que si lo que se busca es una historia épica, de gran riqueza visual y fastuosos vestuarios, ver ‘Sansón y Dalila’ es una buena elección... Pero si por el contrario buscamos el lado más trágico y humano de la historia estamos ante una película que se queda corta. A fin de cuentas la elección de Victor Mature y Hedy Lamarr fue toda una declaración de intenciones porque con ello no se buscaba profundizar en el aspecto interpretativo y formal, sino apostar por el romanticismo y el glamour de la pareja protagonista.

Sin duda hablamos de una película que es hija de su tiempo tanto en contexto como en forma y como tal debe entenderse, de lo contrario es probable que acabe decepcionando a más de uno. En cualquier caso la decisión es vuestra, si bien me permito recomendar que al menos le deis una oportunidad.

-Lo mejor: El despilfarro técnico y visual llevado a cabo por Cecil B. DeMille, absolutamente espectacular.

-Lo peor: Se le da una excesiva relevancia al romanticismo entre Sansón y Dalila.

-Más en: www.cineycine.com
Cineycine
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