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Claroscuro

Drama Basada en la vida de David Helfgott, un niño prodigio, Shine examina su tortuosa vida, desde su infancia dominada por su estricto padre, hasta llegar a sus crisis nerviosas cuando es adulto. Cuando es aceptado en una prestigiosa escuela de música en Londres, la Royal College of Music, David se siente capaz de huir de su padre y arriesgarlo todo por su única pasión, la música. Pero el rechazo de su padre y las presiones de su trabajo, ... [+]
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Críticas 46
Críticas ordenadas por utilidad
19 de mayo de 2011
15 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el cine, como en todo, los hay que nacen con talento y los que no; los hay que poco a poco dan muestras de genio y los que desconocen lo que es eso; los hay con carreras brillantes y lustrosas, que irradian más o menos luz sin importar a qué título uno acuda y los que jamás brillaron y, si lo hicieron, se fueron apagando, como pequeñas velas amenazadas constantemente por el viento, ya sea éste ellos mismos y su inexperiencia o ellos mismos y su incompetencia. Así, los hay también que hacen grandes pequeñas historias y los que, no importa cuán apetitoso sea el punto de partida, no encuentran cómo hincarle el diente.

Le reconozco a Shine una perfección en lo formal bastante evidente, desarrollando y exponiendo con una mínima pericia el periplo vital de este inadaptado y virtuoso al piano maltratado por los años. No le veo, sin embargo, atisbo alguno de alma ni emoción más allá de las que se le intentan insuflar constantemente, a modo de reanimación en que todo está perdido, a través de los acontecimientos y circunstancias en la vida del pianista en cuestión y la propia banda sonora, que no hay quien la pare. Y es que, al parecer, pues hablamos de hechos reales, nuestro poco agraciado protagonista -porque mira que es feo el condenado- tuvo un poquillo de mala suerte (genial ese recurso originalísimo del padre cabroncete). Eso y que su escasez de miras y agallas con que afrontar la vida lo convirtieron en un maldito pusilánime que lejos de inspirar compasión, a mí y a cualquiera con algo de carácter, me atrevería a decir, cuanto consigue es revolverme las tripas e instarme, con su patetismo descarado, a soltarle un par de hostias.

Dicen que la banda sonora por sí sola bien merece un visionado, pero un servidor, que de música clásica o de altos vuelos tampoco entiende una mierda, únicamente reconoce que si, en efecto, el fin del músico con su música es poner nervioso al personal que le den cuantos equivalentes serios de los Grammy gusten, porque aquello es inaguantable.

En resumen, diría que me he cebado demasiado, pues, como dije al principio, la cinta es bastante correcta y arroja algún que otro detalle bueno. No obstante, no puedo darle el 6 que realmente se merece reconociendo como reconozco que me ha parecido un coñazo y no se la recomiendo a nadie. En la crítica, como en el cine, tiene que haber de todo...
José (FullPush)
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21 de mayo de 2009
13 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para mí la película no es más que interesante. Al principio, cuando se narra la infancia y adolescencia de Helfgott, me atrapó, pero considero que pierde mucha fuerza a medida que avanza, hasta que finalmente se pierde en medio de un sinsabor... Es una historia a la que le faltó -para mí- algo de potencia. Es mi humilde opinión, con todo respeto.
César Augusto
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28 de diciembre de 2006
10 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece una buena película pero nada más. Es un biopic interesante, bien dirigido e interpretado y con una banda sonora preciosa pero que peca de hacerse aburrido en algunos momentos. La historia es buena y tiene grandes momentos especialmente en los que aparece el padre y los de Geoffrey Rush en el centro pero también hay algunos otros que se hacen bastante pesados.

Muy buenas interpretaciones. Geoffrey Rush realiza una asombrosa interpretación. Me lo creo y no me parece sobreactuado en ningún momento en la película. Pero a mí me gusta más la interpretación que acaba realizando un inmenso Armin Mueller-Stahl que me parece lo mejor de la película con ese padre obsesivo con el talento de su hijo y traumatizando de por vida a su hijo. Bastante bien Noah Taylor y Lynn Redgrave. Los demás pasables.

Y genial banda sonora la que componen en la película. Era importante ya que la música es un protagonista más en la película y te sumerge. Y la película consigue algunos momentos preciosos gracias a la banda sonora. Los pequeños fallos que comete Scott Hicks en algunas escenas los salva dirigiendo de manera contenida y sin ningún fallo de gran importancia. Pero aún así podría haber sido mejor.

Me gusta y me parece una buena película por lo que seguramente le acabe subiendo a un 7. Pero tras verla aún pareciéndome una más que interesante película tiene algunas cosas que, pese a que son fallitos pequeños en el guión, no me llegan a convencer.
Pataliebre
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12 de octubre de 2005
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bonita película que difícilmente decepcionará a alguien. El guión, basado en una historia real, está muy bien estructurado, narrando a la perfección el camino que lleva al joven David hasta un estado de enfermedad mental. En este sentido, destaca la gran interpretación del pianista de pequeño (creo que es Noah Taylor), sencillamente perfecta.

Estos pueden ser argumentos suficientes para que vean la película aquellos que no lo hayan hecho.

Y en el caso de que no les guste, siempre habrán disfrutado de una música maravillosa, con conciertos de Mozart y Rachmaninov.
guillaume
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7 de febrero de 2007
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Shine es una obra a la que encuentro ciertos paralelismos con Amadeus de Milos Forman. Las dos tratan la vida de grandes genios de la música (bueno, uno grande y el otro enorme), ambas tienen momentos trágicos y otros de fina comedia, y, a mi juicio, las dos hacen despertar en el espectador el amor por la música.

La película tiene dos partes, bien diferenciadas: antes y después del concierto de Londres. Lo que hasta entonces era una película sumamente trágica, florece con la divertidísima y memorable interpretación de Geoffrey Rush, sin duda merecedora de la estatuilla de la academia.

Están también fenomenales en sus papeles Noah Taylor, el tristemente desaparecido Sir John Gielgud (entrañable “pobre gatito”) y, sobre todo, el feroz padre interpretado por Armin Mueller-Stahl, al que también le encuentro un paralelismo con el gigantesco Salieri de Murray Abraham.

Pero es que, además de construir una difícil interpretación llena de sutilezas, el camaleónico Rush toca el piano de forma increíble. A Noah Taylor se le ve claramente doblado durante el concierto de Rachmaninoff, cosa por otra parte natural. Sin embargo, las manos que vuelan sobre el teclado durante la escena de “El vuelo del moscardón” están claramente unidas a la cara de Rush.

Es totalmente injusto que esta fabulosa cinta sea imposible de comprar por estar descatalogada...
queller
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