Cocina del alma

La película tenía buena pinta desde el principio: comedia alemana con cocina de fondo. Un dardo directo a mi corazón. Y acertó de pleno.

Ingredientes: un dueño de restaurante aquejado de hernia discal, un hermano presidiario y adicto al juego, un empresario despiadado que quiere comprar el restaurante para especular, una novia viajera que se va a Shangai, una inspectora de Hacienda cachonda, un inspector de sanidad, una camarera bohemia, un okupa sesentón, un cocinero loco (inmenso el gran Birol Ünel), una fisioterapeuta entregada y un rompehuesos.

Y funciona. Funciona el humor y funciona el amor. Funcionan los personajes y funciona la historia. Las interpretaciones convencen y la trama atrapa, aunque eso sí, hay que reconocer que trampea un poco con el guión.

No es una obra de arte pero se pasa un rato muy agradable, más aún si te gusta la cocina y la gastronomía. Y sorprende muchísimo Fatih Akin, un director especializado en dramones como la copa un pino que aquí se desmelena y es capaz de montar unas orgías de campeonato. Por cierto, impagable la escena de la orgía en el restaurante. Y la de la consulta del rompehuesos desternillante.

Altamente recomendable.

Confieso que he llegado aquí sin conocer al director, ni siquiera había oído su nombre antes, así que con lo poco que había leído de la sinopsis y sin esperar gran cosa, todo a causa de una lejana y remota recomendación, he atacado "Soul Kitchen" sin grandes esperanzas. Todo lo que tiene que ver con el cine del S.XXI me repele bastante y encuentro pocos motivos para interesarme por lo que se vende a día de hoy, sin embargo me he dejado atraer por esta buena comedia a causa del tema que toca, el negocio de la cocina, y que esté hecha en Europa. Y lo que he visto me ha gustado bastante, se trata de una película que no pretende trascender, es honesta desde el inicio y no va más allá de la historia de un hombre que quiere ganarse la vida a través de su restaurante.

Lo mejor es lo que se cuece alrededor del protagonista, con una ristra de personajes variopintos que producen una atracción indudable, a menudo en nuestras vidas hay momentos en los que la realidad supera la ficción y encuentro que en esta película no sucede nada que no pudiera suceder también en nuestra ciudad. Hay intereses, malas jugadas, suerte, infortunio, pasión, amor y, como la vida misma, relaciones humanas de lo más interesantes. El favor inmenso que le hace Fatih Akin a los espectadores es el tono de humor con el que plantea el largometraje, y es que no hay nada más cierto que afirmar que hacer reír en esto del cine es una de las cosas más difíciles, y aunque "Soul Kitchen" no sea un paradigma y una obra maestra de la comedia, encuentro que alcanza su objetivo de manera eficiente en gran parte de la película. Los personajes ofrecen muchas situaciones ante las que me ha sido fácil reírme, por la simpatía y el buen rollo que desprende en general.

A menudo se dan situaciones grotescas, es cierto, pero es que aquello de pedir un gazpacho caliente y que el cocinero aparezca indignado me ha parecido sublime.

¿Es una comedia? Cuando la terminé de ver y entré en la página vi que se calificaba como comedia, me sorprendió. Lo cierto es que no sé muy bien que es.

Es... ¿Qué es? Pues un conjunto de escenas sobre un restaurante extraño... tan extraño como su dueño, su hermano Conde de Montecristo y las camareras, la novia, música, personajes estrafalarios y... yo que sé.

No entiendo lo que no comprendo, y resulta una perogrullada tan inmensa como mi frase anterior.

Con un arranque prometedor el film va cayendo paulatinamente hasta quedar en lo más burdo filmado por Akin hasta la fecha. Los diálogos no hacen gracia, escenas no creíbles y planos deslavazados hacen poco recomendable esta película.
Soy un gran admirador de la obra de este gran director que desgraciadamente no está dotado para la comedia, como dice el refrán: "zapatero a tus zapatos".

Resulta bastante complicado encontrar la indiscutible personalidad de Fatih Akin en esta tópica y olvidable comedia en la que se ve claramente desde el principio que no se encuentra a gusto.

Fatih Akin goza en la actualidad de un merecido prestigio en nuestro país que le ha llevado a inaugurar la última edición del festival de Gijón y a figurar en la programación reciente de varias filmotecas, como la valenciana que le dedicó un ciclo bastante amplio. Ese reconocimiento lo ha logrado con excelentes dramas de autor como "Contra la pared" (2004) y "Al otro lado" (2007). Sin embargo con "Soul Kitchen" ha dado una vuelta de tuerca, pasando al género de comedia amable que mezcla humor, gastronomía, música y conflictos personales y que en ningún momento consigue encontrar el equilibrio necesario para que esa mezcla funcione adecuadamente.

Tiene algunos momentos divertidos, especialmente por la buena interpretación de Adam Bousdoukos (un habitual de Akin que también colabora en el guión) en el papel de Zinos, el propietario del restaurante que da título al film, pero el resto de personajes resultan bastante planos y el guión es bastante predecible y no da para mucho más.

Todo es demasiado amable y bienintencionado en "Soul Kitchen" y termina por resultar impersonal, tópico y difícil de digerir pese a que se trate de una comedia gastronómica en la que ni siquiera la parte culinaria está a la altura por ser demasiado breve y poco explicativa.