Los tuyos, los míos y los nuestros

La película es lo que es, una comedia de familia numerosa, con situaciones complicadas y divertidas. Muy previsible en desarrollo y resolución. Aún así te ríes.

A ver, nos encontramos ante uno de lo sacrilegios que sólo Hollywood puede acometer; hacer un remake de una película bastante buena y cagar una auténtica bazofia.
Si, amigos, es una película pensada para los pipiolos que no hubieran visto la discreta Tuyos, Míos, nuestros de 1968, creo recordar. Desde este punto de vista si no has visto la antigua puede que incluso te arranque una sonrisa pero te aseguro, que si se has visto la antigua, te darás cuenta de que este remake no vale un duro. Ridícula al extremo, con situaciones dignas de Daniel el travieso, pierde todo el encanto de la película original por no hablar de que es un remake; un manera fácil de intentar sacar dinero sin esforzarse mucho. Lo único salvable para mí es Denis Quaid, del cual nunca he pensado que sea un gran actor, pero creo que cumple con corrección lo pongan donde lo pongan.
Conclusión; película que se traiciona a sí misma en su argumento al mostrarnos un cambio demasiado brusco en la forma de tratar los hijos a sus padres, se desarrolla demasiado rápido y se convierte en la payasada, que la original no fue, ya que estaba tratada desde otro punto de vista y los actores dejaban al mejor de ésta en el más absoluto de los ridículos.

"Los Tuyos, los míos y los nuestros" es esa comedia que uno debería ver un Domingo por la tarde para luego dejar ir para no volver.
Aunque la idea del filme es entretenida y tiene sus momentos gracias al contraste que existe entre las dos formas de educarse entre las dos familias, no tiene un parvo de original. Se convierte simplemente en una comedia familiar con mucho humor físico para inspirar la risa fácil, momentos de alocado desastre que, en definitiva, no modifican nada a la trama principal y un sentimentalismo familiar muy apagado y transeúnte.
Lo mejor de la cinta recae en tres cosas: la química entre Quaid y Russo, ambos dan una interpretación oportuna y cómoda para la película, a pesar de que el primero de estos tiene que recibir todo el slapstick posible; por otra parte, nuevamente, rescato el contraste que se genera entre la forma de educar de Frank más rígida y seria, la cual se contrapone con la de Helen más lánguida y tranquila. También, voy a destacar la cinematografía de Theo Van de Sande, cuyo visual es muy interesante para ser una película dirigida a niños de 6 o 7 años.

Al contrario de lo bueno, ahora hablemos de lo desganada que está hecha esta cinta; el guion es formulaico, muy poco efectivo y, sobretodo, predecible. La confrontación que se da entre estas dos familiares desaparece en cinco minutos, los momentos de drama quedan malogrados por su futileza y su vacío. Los momentos de comedia no tiene mínimas consecuencias, al igual que las peleas que ocurren entre los niños, todo tiene una resolución mediocre y forzada.
Las actuaciones de los niños están bien pero nadie brilla, nadie tiene características distintivas ni particulares. Los cuatro mayores tienen actitudes ilógicas y poco creíbles, a su vez, que quieren mezclarlos con los demás sin mucho éxito, pues, al final, nunca vemos una convivencia del todo armónica entre ellos y los más pequeños.

En definitiva: Una comedia que tiene tanto miedo de innovar que se queda atrapada en un círculo vicioso de gritos, travesuras desmañadas y personajes planos tan olvidables como irritantes. Es de una sóla visualización.

Calificación: 4.5/10

Una vez recompuesto del choque inicial y superados los múltiples recelos para con una película de la que me esperaba lo peor, llegué a la conclusión de que a "Míos, tuyos y nuestros" le falta autoestima, de ahí que desaproveche tantas situaciones*(1) y parezca tener prisa por terminar, como el alumno inseguro que quiere terminar pronto su presentación oral y regresar a la seguridad de su pupitre.

Su humor es tan simple que le da la vuelta a la tortilla y, lo que en un inicio parecía insuperable, termina siendo realmente divertido. Casi todas las carcajadas surgen a raíz de los modos educacionales llevados al extremo de cada progenitor y cómo, estos, quedan reflejados en sus hijos, así como de las perrerías que padece el bueno de Dennis. A propósito, tirón de orejas al que haya decidido que sólo él sería el protagonista de la parte cómica, relegando a René Russo al sempiterno, y ya rancio, papel de la seria de la pareja, tal y como sucedía en "Los padres de ella" o "Doce en casa".

Hablando de los actores, es plausible que ninguno de los tropecientos chavales que aparecen por ahí lo hagan sin molestar, incluso con cierta gracia. Sus personalidades son extremadamente prototípicas, pero casi que mejor, porque si tienen que crear caracteres complejos a los dieciocho la película sería más larga que "Lo que el viento se llevó". De Dennis y René sólo tengo cosas buenas que decir. Ninguno es un intérprete mayúsculo pero tienen carisma para parar un tren y son de esos actores con halo de estrella decadente que siempre es un placer volver a ver. Aquí, él se esfuerza hasta lo indecible para que la cosa salga adelante y ella salva los muebles con maestría, dadas sus circunstancias.

No hace falta decir que "Míos, tuyos y nuestros" es obvia, predecible, tópica e inofensiva, de eso ya se ha encargado toda la crítica, pero esa misma crítica se ha olvidado de reconocer que las diferencias educacionales entre las familias funcionan dentro del entramado, así como que la película es más tierna de lo que parece y, sí, verdaderamente graciosa. Se pongan como se pongan.

Me pareció divertida.
El libreto no es nada fuera de lo común, pero creo que el cine es para todos los gustos y eso es respetable. Me pareció divertida, hay química entre los protagonistas tanto Dennis como René se ven fantásticos.

Liliana