21 gramos

Cuando vi la película no sabía que 21 gramos es lo que pierde el cuerpo humano de peso cuando muere.

Al principio me desconcertaba bastante, porque la película es como un puzzle cuyas piezas van encajando a medida que avanza.

Desde luego me conmovió. Historias entrelazadas que tienen algunos puntos en común: todas se relacionan con un accidente inesperado, aunque el desarrollo de la película es muy original, pues no es cronológico, sino con saltos en el tiempo, de ahí mi desconcierto inicial.

Los actores hacen unas interpretaciones impresionantes: Sean Penn, Benicio del Toro y Naomi Watts, aunque también los secundarios.

Película fascinante, de episodios cruentos y atormentados personajes a quienes su difícil situación hace imposible que permanezcamos indiferentes.
Si bien la historia en sí es atrapante , el "efecto rompecabezas" parece generar en el espectador una atención máxima, que sumado a unas actuaciones descollantes, potencian el dramatismo de la obra.
No hay una escena, un gesto ni un renglón en el guión que no dé muestras de buen gusto, capacidad y respeto al espectador.
Gracias.

En 21 gramos y 125 minutos de duración, Iñárritu nos narra un drama salvaje de manera letal. Empieza con agresividad y nerviosismo (que consigue atrapar) de una película de acción: muchos cambios de escenas y una cámara inquieta que no para de moverse. Así el director, con pleno dominio de su oficio, intenta aferrarnos a un relato que aun no entendemos pero que que se va abriendo a nuestros ojos como si de una flor nocturna se tratara. Al principio creemos que su gracia está en ordenar sus piezas pero pronto observamos como esto lo que consigue es potenciar el poder dramático de sus posteriores secuencias. Su gran logro es conseguir que tres personajes dramáticos se motiven el drama entre sí, cada uno es partícipe del drama del otro con lo que destruye los personajes morales de su propia industria. El espectador busca al bueno, al malo y por más cosas que se aclaren ante sus ojos cada vez es más difícil decidirse, el relevo va pasando a cada uno de los personajes según se desarrolla el filme, genialmente interpretado, por cierto, por Sean Penn, Naomi Watts y un inolvidable Benicio Del Toro. Para acabar, Alejandro Gonzále Iñárritu, nos regala una clase magistral de cine y no intenta mostrarnos una última escena impactante con la que ensuciar la magia de cine que ha creado sino que opta por suavizarnos el camino hacía los créditos con la explicación lírica del tema de la película a base del sistema métrico.

Vi esta película tras leer las críticas en filmaffinity, y al empezar a verla sentí un desconcierto tremendo ¿ésto qué es? ¿ahora qué pasa? ¿ésto ha ocurrido antes o después? ¿me he perdido algo, tendré amnesia? pero conforme iba pasando el tiempo me iba interesando cada vez más. A partir de los 21 primeros minutos empecé a interesarme un poco más y a dejar de buscar la lógica del montaje, y en los 21 minutos últimos cualquiera me levantaba de la silla.

Creo que me ha gustado tanto por el puzzle que se te forma en la cabeza, y porque no entiendes nada al principio, pero cuando lo entiendes dices: ¡vaya, y yo que pensaba que no tenía ningún sentido!, y te das cuenta de que lo que acabas de ver es algo muy triste y emotivo.

Lo mejor que tiene esta película es el montaje, además de tres estupendos actores principales que saben transmitir emociones. Si la historia hubiese sido contada de forma lineal con actores pésimos, y no se hubiesen mezclado tan bien las tres historias, hubiese bajado mucho la nota.

No se puede, prácticamente, explicar con palabras. No entiendo como un ser humano, en su sano juicio (supongo), ha podido reflejar de una forma tan extraordinaria el sinsentido de los sentimientos... La desesperación, la pérdida, el sabor agridulce de una vida que ha costado otra vida, el lastre y la condena de haber matado... Te exprime el corazón en cada escena que surge.

La forma de entrelazar las historias con saltos temporales, pensadas estratégicamente para que el espectador cree interés y preste más atención a los acontecimientos; el inicio, el desenlace; la expresividad de los protagonistas al exteriorizar y al explicar la angustia que padecen; la cruda humanidad que envuelven sus figuras y sus actos... Sin lugar a dudas, una obra maestra, de las que marcarán un antes y un después en mi corta experiencia como cinéfilo.

P.D.: PAPELÓN de los señores Penn, Del Toro y Watts. Increíble, sencillamente increíble.