Haz click aquí para copiar la URL

Conducta

Drama Cuenta la historia de Chala (Armando Valdés Freyre), un niño de once años cuya vida transcurre en un ambiente de violencia, con una madre adicta a las drogas y al alcohol, y perros de pelea que entrena para sostener su hogar. Este niño, que acude a la escuela sin despojarse de su marginalidad y conflictividad, tiene una relación especial con su maestra Carmela (Alina Rodríguez). (FILMAFFINITY)
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
13 de julio de 2015
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Si quieres un delincuente, trátale como un delincuente”. Esta máxima, esgrimida como a golpe de florete, por la dignísima maestra Carmela (una sensacional Alina Rodríguez) puede resumir a la perfección el sentido que el contestatario director y guionista cubano Ernesto Daranas quiere conceder, sin ambages ni dulzainas, a este su segundo largometraje de ficción: “Conducta”. Se nota que el tipo es licenciado en pedagogía.

Especializado en documentales, por los que ha recibido innumerables galardones internacionales, la película -que tampoco adolece de premios en numerosos festivales- no baja en absoluto de nivel y mantiene -de una manera peculiar, pero poco dada a la condescendencia- la seriedad y la denuncia social tan marcada desde siempre en buena parte del cine latinoamericano. Hay filmes que prometen y que al final acaban engañando y hasta torciendo el gesto para hacerlo lo más agradable a ojos del respetable por más chutes de realismo que digan aportar. El último ejemplo puede ser “Trash, ladrones de esperanza” (Stephen Daldry, 2014), y el paradigma la laureada y -bajo mi humilde opinión- manipuladora y sobrevalorada “Slumdog Millionaire” (Danny Boyle y Loveleen Tandan, 2008). Curiosamente ambas del Reino Unido, nada que ver con los golpes de efecto que provienen, tal vez, de quien sufre y ve desde la infancia aquello de lo que habla: “Ciudad de Dios” (Fernando Meirelles y Kátia Lund, 2002), “Tropa de élite” (José Padilha, 2007) o la más reciente “La jaula de oro” (Diego Quemada-Díez, 2013).

Quizá, la cinta de Quemada-Díez sea técnicamente más impecable que la de Daranas, al que tampoco se le pueden poner desde luego muchas faltas, pero los entrañables personajes creados por el director nacido en La Habana, tan creíbles como la propia historia en la que los hace subsistir, transmiten una indiscreta emoción de la que resulta difícil abstraerse y aun sobreponerse.

Dentro de la densa amalgama de ideas que recorren “Conducta” (prostitución, presos políticos, educación, inmigración, infancia...), el fundamento obvio que inspira cada fotograma -excelentemente representado por las palomas- es el concepto de la libertad, al que más allá de excusas/motivos a los que decidamos aferrarnos estamos unidos indisolublemente por el mero hecho de ser individuos capaces de decidir. Pueden existir condicionantes, variables, ambientes... pero a la postre es el propio ser humano, con el bagaje de toda su historia personal, quien opta por adaptarse (a la pobreza, a la exclusión, a la norma...) o por abrazar otras posibilidades, que suponen igual dosis esfuerzo como de apertura a algo mejor.

Es lo que cree Carmela, por lo que lucha contra todo fundamento legal si este es notoriamente injusto: ¿qué vale más la ley que prohíbe colocar la estampita de un santo en la clase o lo que significa a nivel vital para un alumno poner la estampita? La ley se hizo para el hombre, y no el hombre para la ley. Es lo que vive Carmela, hasta sus últimas consecuencias, que no hay que plegarse a lo mayoritario para evitar el conflicto. Y cuando hay argumentos sólidos para la resistencia, el enemigo queda retratado con los suyos propios que expone.

Hay un punto culminante en cualquier obra que distingue de manera radical aquellas llevadas por la buena intención (lo comercial) de aquellas otras que se sienten incapaces de renunciar a la crítica: en una película ese momento de inflexión suele acontecer en los últimos cinco o diez minutos y la convierten -aparte de otros aspectos, claro- en “Slumdog Millionaire” o en “Ciudad de Dios”. Daranas lo sabe y prefiere no dar palmaditas en la espalda a pesar de dar más o menos pábulo a la esperanza.
poverello
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
7 de enero de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Magnifica pelicula, sobre el papel de un profesor con vocacion por su alumnos, en la vida de estos alumnos. Grandes actores que hacen creible la pelicula, invita a la reflexion y el cuestionamiento sobre la asuncion de las normas imperativamente o reflexivamente, aborda el tema educativo como pocas peliculas lo han hecho. Profesores comprometidos con la vida de sus alumnos.
eduardoyes
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
9 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una gratisima sorpresa. Una de esas joyas que pasa desapercibida para el gran público y que cautivará a los que la vean.

Primero hay que destacar la impresionante actuación de todo el reparto, pero en especial de Armando Valdés Freyre interpretando a Chala, el niño protagonista de este drama social.

La historia es dura y directa, pero a la vez tierna y con toques de inocencia propias de la infancia. Esa relación de respeto y amor mutuo entre una profesora y sus alumnos, esa cercanía y esa comprensión para ganarse el cariño pero a la vez sabiendo educar y marcar limites para que nunca se pierda el respeto.

Como dice Carmela, la maestra: "Hay cuatro cosas que hacen a un niño: la casa, la escuela, el rigor, y el afecto. Pero cuando cruzan esa puerta está la calle y un maestro necesita saber lo que les espera allí afuera." Chala tiene una vida más dificil de lo normal en la ya de por si complicada vida en la Habana. Es un chico con buenos sentimientos pero con tendencia a meterse en problemas y Carmela tratará de ayudarle a reconducir su vida.

Las escenas en la escuela, en casa, en la calle, la relación con la maestra, la amistad con los compañeros, el primer amor, los problemas, la relación con una madre problemática, todas esas situaciones con las que se enfrenta Chala en su día a día son interpretadas de manera prodigiosa por un niño que transmite lo que requiere cada momento.

En la cinta hay mucha critica, hacia la necesidad de buscarse la vida, la prostitución, las drogas, las apuestas en peleas de perros, el tema de la discriminación de los “palestinos” una forma peyorativa de llamar a los que dejan la zona oriental de Cuba para ir a la Habana. Pero a la vez, como contrapunto muestra la alegría cubana, la solidaridad y el respeto.

Daranas consigue una muy buena película, que sin caer en un dramatismo exagerado, consigue mostrar la incapacidad del sistema educativo para resolver determinadas situaciones, por el alto grado de burocracia que domina la vida y las instituciones. Carmela con su experiencia y con la libertad de saber que siempre ha intentado ser lo mas justa posible será la que mediante sus acciones y diálogos muestre de manera más directa su disconformidad con lo que sucede en Cuba.

Muy recomendable.
trocko
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
23 de junio de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sobre todo porque Ernesto Daranas no es Truffaut, y los tiempos no son los mismos. Es difícil reproducir la convulsión mental y social que marcó los 60, ese clima de aturdimiento mental y de infinita melancolía reforzado por la fotografía en blanco y negro; aún así la Cuba agonizantemente revolucionaria es un buen marco para contrastar las cuitas existenciales individuales y las colectivas. Porque de eso se trata, de cómo madurar y sobrellevar la madurez en un régimen tan peculiar, de cómo lo nuevo siempre lleva la semilla de lo antiguo y de la importancia de que sea la simiente adecuada. Con esto en mente se construye un drama costumbrista (con niños) que hará las delicias de los amantes de las "pélículas bonitas" y al menos entretendrá al resto: obviamente no es posible llevar la crítica al castrismo hasta sus últimas consecuencias, pero lo que se plantea es inteligente y elegante. Quizás el mayor reproche es ese, que al final todo se queda en un relato amable y bienintencionado, con momentos agridulces y con mucha fe en la humanidad. Sólo los cínicos de alma negra como yo pondrán pegas... Ahora en serio: buena muestra de cine cubano y gran oportunidad para conocer otras realidades.
Tio Penthal
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
13 de julio de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es cierto que Conducta cuenta una historia que podemos considerar trillada, manida, resobada. Todo ya nos lo han contado antes: niños provenientes de los entornos más marginales posibles, un ambiente familiar hostil y difuso, y “algo” o “alguien” que aparece en ese mar de incertidumbre como bote salvavidas cuando ya todo parecía perdido.
Me parecen sorprendentes las similitudes (no solo ya en el cartel) entre el Billy Casper de Kes (Ken Loach, 1969) y el protagonista de Conducta (maravillosamente interpretado por Armando Valdés Freire).

Conducta nos habla de la importancia de la educación (que sabemos es uno de los grandes emblemas de la revolución castrista) y del hastío de un pueblo asfixiado por un sistema que les impide avanzar; porque recordemos que la cinta es un retrato de la Habana Vieja, la Habana más pobre, esa que forma parte de la hermosa isla caribeña de calles sin asfaltar y coches de otra época, en la que un niño de once años llamado Chala tiene que lidiar con una madre toxicómana, un padre ausente y una vida familiar escasa, por no decir nula. Evidentemente, la escuela de conducta (eufemismo utilizado para referirse al reformatorio de toda la vida) es la mejor opción. Pero ¿para quién? Esa es la gran pregunta que plantea Carmela (extraordinaria actuación de Alina Rodríguez), la veterana maestra de nuestro niño protagonista que se opondrá a su ingreso aún a riesgo de jugarse el puesto. Y es que Chala se merece una oportunidad como todo hijo de vecino. Es una víctima de las circunstancias, ella lo sabe y nos lo repite hasta la saciedad, a nosotros y a quien se le ponga por delante.

La película es fiel reflejo de esa realidad cubana presa de una legislación arbitraria y restrictiva que se ampara en un socialismo equivocado repleto de prohibiciones y tabúes. Interesante invitación a la reflexión la escena en la que Yeni, compañera y primer amor de Chala, coloca una estampita religiosa en el mural político del aula provocando un tremendo tira y afloja entre nuestra querida Carmela y los demás burócratas rastreros, que la invitan (obligan) a quitarla, respondiendo ella fielmente a sus principios revolucionarios cual china en el zapato: “lo que pasa es que [la estampita] tiene que irse con la misma naturalidad con la que llegó”. ¡Dejen de forzarlo todo y hacer difícil lo fácil, señores! Las cosas entran y salen mejor sin presión (leo entre líneas).

Con todo, Conducta es una película atrevida, dura, inspiradora, que bebe de ese cine social que revolucionó la cinematografía cubana en los noventa [Fresa y Chocolate (Tomás G. Alea & Juan Carlos Tabío, 1993)] y que llena el vacío que deja la propaganda oficial. Muy recomendable. Y sí, en todas partes hacen falta muchas Carmelas.


Laura Montesinos.
Crítica para 12criticossinpiedad.blogspot.com.es
Laura
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
<< 1 2 3 4 5 6 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here

    Últimas películas visitadas
    Lentejas (C)
    2022
    José Antonio Campos
    6,4
    (70)
    arrow