Sospechoso

Qué excelente película, qué excelente guión, qué excelentes interpretaciones, qué excelente final. Pero por favor, ¿por qué no fué tenida en consideración esta película para ni siquiera una mísera nominación?. Es posiblemente uno de los mejores thrillers judiciales que se han hecho, no te aburres en ningún momento y el final es simplemente perfecto.

Muy destacables interpretaciones de la siempre hipnótica Cher y de Liam Neeson.

A Peter Yates se le ha considerado siempre un director en la sombra que salvo algunas excepciones, el caso de su film más recordado “Bullitt” (1968), nos ha dejado sorpresas que han gozado de sus buenas apreciaciones tanto de crítica y público, pese a que cayeran en el olvido. Un buen ejemplo sería la fantasía galáctico-medieval “Krull” (1983), que no tenía nada que envidiar con films de la misma época como la lucasiana “El Retorno del jedi” (1983) o “Legend” (1984) de Ridley Scott.

Otro film de Yates dirigido en la segunda mitad de los ochenta y que obtuvo un buen merecimiento fue “Suspect”, que ya por sí su titulo no necesita traducción y que nos prevé a la primera, y también muy a la ligera, de que irá la trama. Primeramente se trata de un film judicial (se da por sentado en el desarrollo) pero ya desde el principio arranca en un thriller prometedor (el suicidio de un alto cargo del Tribunal Supremo y el cuerpo hallado de su secretaria a orillas de las heladas aguas del río Potomac, en Washington D.C ).

A raíz de los hechos la policía detiene a Carl un mendigo sordomudo (Liam Neeson), veterano del Vietnam al que se le asigna a Kathleen (Cher) una abogada de oficio que intentará defender a su cliente mientras peligrosamente uno de los miembros del jurado (Dennis Quaid) se acercará peligrosamente a las indagaciones de Kathleen con el fin de seducirla. Solamente encuentran un obstáculo en la atenta vigilancia del ambicioso juez Mathew Bishop (John Mahoney) y que la acusación representada por el abogado Charlie Stella (Joe Mantegna) parece un coro infantil a su lado.

Es interesante el reparto. La entonces popular Cher, nominada en “Hechizo de Luna” (Moonstruck, 1987) de Norman Jewison y que también apareció en “Las Brujas de Easwick” (The Witches of Eastwick, 1987) de George Miller, desafiaba su primer papel dramático com abogada atareada (sin olvidar su gran sentido del humor como actriz) en su lucha de defender a un inocente por un crimena que no ha cometido. Quaid está en sus papeles de valiente sinvergüenza que traspasan los límites de su personaje de diplomático y amante. Así como descubrir a un entonces secundario Liam Neeson interpretando al acusado cebo del juicio.

Efectivamente. Esta película es una muy buena película a la que parece que nadie le ha prestado atención, mientras que hay cada bodrio de aquí y de otras latitudes que no se merece ni una coma y, en cambio, están a rebosar de comentarios laudeatorios que no merecen en mi opinión.
La trama esta muy bien hilvanada y Yates dosifica muy bien la tensión para darle al film un carácter de thriller de los buenos. La interpretación de Quaid y Cher son muy aceptables muy arropados por una excelente dirección y un guión excelente.
También la he visto más de cinco veces y jamás me aburre.
Muy recomendable

Un clásico en el cine de suspense... lo de clásico es porque ya tiene sus añitos, pronto hará las bodas de plata. Es un thriller en toda regla. A mi siempre me han gustado las películas con temática judicial y esta es una de mis favoritas. Buenos actores (Liam no dice una palabra pero esa mirada lo dice todo) y mejor guión. Si alguien aún no la ha visto que no se la pierda.

Peter Yates no debía estar en el mejor momento económico de su vida cuando le llegó la propuesta de hacer esta película con un guion tan esperpéntico y ridículo por inverosímil. Porque hay guiones que pueden devaluar el pestigio de un director, como es el de este caso. Lo cierto es que aceptó hacerse cargo de esta infumable trama judicial.
Todo un despropósito. Aunque a la película se le intenta dar la movilidad y agilidad de un telefilme, lo apropiado es que no se le valore con una mayor consideración que a un producto televisivo de esos que se construyen con mimbres tan frágiles y absurdos que sólo valen para pasar la digestión tras la sobremesa.
El público americano puede que tenga unas tragaderas muy amplias y sea capaz de aceptar desenlaces tan surrealistas. Algo que no puede suceder con el europeo porque afortunadamente aún utilizamos la lente del raciocino. A menos que se esté perdidamente aburrido, no aconsejo a nadie que pierda tanto tiempo viendo esta prescindible y olvidable cinta de juicios.