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No conoces a Jack (TV)

Drama Película biográfica sobre el doctor Jack Kevorkian, más conocido como "Doctor Muerte". Desde principios de los años 90 ha sido la figura más representativa en el debate sobre la eutanasia. Después de intervenir en más de 130 casos de suicido asistido, se convirtió en un personaje mediático que se vio involucrado en interminables batallas legales, en las que defendía el derecho a morir de sus pacientes. (FILMAFFINITY)
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Críticas 27
Críticas ordenadas por utilidad
6 de agosto de 2010
10 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el apartado de Spoiler incluyo el desgarrador y profundo monólogo, canto final de desesperación de John Proctor, personaje protagonista de Las Brujas de Salem de Arthur Miller (adaptada al cine como El Crisol, con Daniel Day-Lewis y Winona Ryder). A lo largo del metraje de You Don't Know Jack, varias veces se escuchan las referencias a este texto, y esto no sólo marca la elevada intelectualidad de su protagonista, sino la clara intención del director, Barry Levinson: como en aquella obra ambientada en la Nueva Inglaterra del Siglo XVII, alegoría a su vez de la era McCarthy, el individuo es linchado sin atender a razones, justificando ese escrutinio desde Dios y la Fé, demonizando al acusado hasta llevarle a los términos de contra-natura, genocidio y blasfemia.

Lo que es una lástima es que los hechos de You Don't Know Jack no ocurrieron hace cuatro siglos, sucedieron hace apenas veinte años, en el país abanderado de la civilización occidental.

Pero está claro que la razón no atiende a épocas, y por eso, sucesos como los que se cuentan en esta película, siguen sucediendo, para desesperación de algunos.

Porque, ¿quién era en realidad el “Doctor Muerte”? Jack Kevorkian era su nombre, y este asesino/asistente de suicidios/médico íntegro (táchese una opción según ideologías), ayudó a morir a unas 130 personas en la década de los 80. ¿Pero quién era él en realidad? ¿Qué le motivaba a hacer lo que hacía? ¿Qué criterios seguía para aplicar la eutanasia (antes de que esta apareciera como tal)?

Como no podía ser de otra manera, Kevorkian fue juzgado, no por un delito, sino por una sociedad, como se ha hecho durante toda la historia de la humanidad a Homosexuales, Abortistas, Divorciados... conceptos que hoy son habituales pero que siempre han sido tachados de “desviados”, de ir en contra de los designios divinos, de ir en contra de la labor natural del hombre.

Pero yo reflexiono y me digo a mi mismo: ¿Cómo tener en cuenta la labor natural del hombre una vez éste ha desarrollado campos como la política, la filosofía, el arte, o la fe? ¿Acaso somos sólo animales? ¿No podemos aliviar nuestro sufrimiento si no podemos soportarlo?

You Don't Know Jack es un retrato de ese hombre, de su vida privada y de su escándalo social. Es una fría, aséptica y demoledora experiencia que trata conceptos tan definitivos como el honor, los principios, el fanatismo y el suicidio.

HBO produce obras maestras. Este filme es un claro ejemplo de ello. Es sencillamente redondo. Realización, guión, actores (magistrales). Y Pacino... Al margen de las tonterías que hace con su carrera en el cine, este canal nos ha regalado las que son, para mí, dos de sus mejores composiciones: Roy Cohn en Ángeles en América y Jack Krekovian en esta. Verle trabajar y entregarse de la manera que lo hace con este papel se convierte en un inspirador y mimético ejercicio de profesionalidad y de humanidad. Perfecto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
jaly
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20 de febrero de 2012
7 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Jack Kevorkian no era un asesino. Ni era el doctor muerte. Ese era el sobrenombre con el que los medios le bautizaron. Simplemente era un médico que comprendía la necesidad de algunas personas de morir dignamente cuando sus vidas ya no podían considerarse como tales. Por eso hacía lo que hacía, por eso se le conoció.
Al Pacino sigue siendo Al Pacino y eso es innegable a la vez que alentador. La interpretación del doctor es llevada a buen puerto sin estridencias o excentricidades, no siendo el personaje por otro lado carente de manías y con una peculiar personalidad que queda reflejada en la interpretación de Pacino. Si además le acompañamos de secundarios de lujo como son un estupendo John Goodman y una solvente Brenda Vaccaro, mejor que mejor. La cosa termina de encajar con una veterana como es Susan Sarandon. El plantel no puede ser mejor.

La cinta, rodada por Levinson a modo de documental en algunos pasajes, describe las diversas intervenciones que llevó a cabo Kevorkian con pacientes que solicitaban su ayuda a través de Estados Unidos, su posterior detención, juicio y encarcelamiento. Propone y plantea un dilema moral de espinosos vértices en una sociedad desarrollada como la nuestra. Todos tenemos derecho a vivir dignamente. Pero lo tenemos para morir con la misma dignidad?

Resulta un biopic convincente gracias a los matices que logra Pacino, sin duda. La doble moral tan propia de aquellos lares es puesta en tela de juicio como se hizo con el propio Kevorkian. Nadie puede decidir quien puede seguir viviendo o terminar con su vida, excepto el propio interesado. Las entrevistas a los pacientes resultan tremendamente emotivas, además.
Con todo, y a pesar de ser un largo hecho para televisión, es más que recomendable, tanto por su protagonista como por la temática que toca, que no está exenta de interés general.

A veces, y por triste que resulte, la enfermedad arrebata la dignidad a una persona. En ese momento nos preguntamos , ¿es moralmente aceptable terminar con ella o seguir sufriendo?
Jack Kevorkian tenía la respuesta, y ésta es su historia.

Nadie lo diría mejor. "Os he dado mi alma, dejadme al menos mi nombre".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miguel Moreno
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21 de agosto de 2015
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace unos años la poderosa productora HBO creó uno de los telefilmes más sólidos y estimulantes de los últimos años, sobre el médico Jack Kevorkian que realizó la eutanasia a 130 personas en Estados Unidos.

Kevorkian está interpretado por uno de los mejores actores que el cine ha visto, Al Pacino trasnformándose en el médico y formando un trabajo magistral y complejo, como el mejor Pacino que todos recordamos. La sólidez y abstracción de Levinson acaban formando un filme complejo y estimulante que va más allá de su sólidez formal.

El debate que concurre las ideas de Kevorkian relacionadas con el sucidio asisitido o la llamada "muerte digna" además de los contrastes que moralmente siempre enfrentan en Estados Unidos convierte al filme en uno de los títulos más honestos con la eutanasia, el debate que crea y la variedad de juicios que puede dar tras la proyección. Un notable telefilm que se atreve a crear debate y que nos devolvió al mejor Al Pacino.
JasenV19
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30 de junio de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Barry Levinson es uno lo realizadores más congruentes, críticos y desafiantes del cine norteamericano.Es un cineasta de izquierda, poco popular, nada carismático y de indiferente atractivo para el público mediático. Su cine es complejo, difícil de digerir para la gente que está acostumbrada a lo efectista, a lo espectacular, a lo apantallante. Su cine aborda, en síntesis, al american way of life, en sus problemas cotidianos, en su devenir, en sus conflictos humanos, en sus orígenes de clase, en sus desventuras, en sus contradicciones de clase y políticas. Dotado de una aguda capacidad de critica y observación aguda, de juicio lúcido ante la atroz existencia humana, su estilo se define como la gran resistencia crítica e ideológica ante la avalancha del happy end, de lo exitoso, de lo fatuo. Contempla con juicio impecable e implacable el hecho social, politico cultural registrado, que construye y destruye sueños e ilusiones. En este caso, relata un biopic para televisión sobre un personaje polémico, duro, absoluto y manipulador el doctor Jack Kevorkian, más conocido como el Doctor Muerte. Desde principios de los años 90 ha sido la figura más representativa en el debate sobre la eutanasia. Después de intervenir en más de 130 casos de suicidio asistido, se convirtio en un personaje mediático que se vio involucrado en interminables batallas legales, en las que defendia el derecho a morir de sus pacientes. El director Levinson, expone un caso mediático, o sea convertido en morboso y exhibicionista, la televisión como espectáculo, para definir en que mundo estamos viviendo: la publicidad, el autodevoramiento masivo, la muerte como forma de mercantilismo capitalista.La eutanasia es el pretexto para no ahondar en el derecho a morir como uno le plazca sin necesidad de doctores-dioses, reafirma Levinson, y a ser modelados por el sistema para que el show se prolongue a niveles abyectos. El realizador muestra, con habilidad maestra, este suceso médico-legal de un hombre que decide quien va a morir y la televisión con su carga hipócrita, mercantil, gana en publicidad, en índices de audiencia y escandalizadores. La serpiente que se muerde la cola. El "malevolo" "humanitario" doctor Kevorkian es hecho añicos y el poder mediático sale ganando. Cosas del show bussiness, diría Levinson.
VICTOR MANUEL ROMERO CERVANTES
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29 de enero de 2011
8 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante acercamiento a la emblemática figura de Jack Kevorkian, también conocido como el Doctor Muerte, una mezcla de genio humanitario, hada madrina de los desahuciados, friki, loco egocéntrico y escenógrafo que protagonizó uno de los episodios más famosos de la historia de la lucha por la regulación del suicidio asistido y la eutanasia. La fascinante figura de Kevorkian está magníficamente interpretada por un Al Pacino que se recrea en el personaje y vuelve a regalarnos una de esas actuaciones estelares que ya echábamos de menos en su última trayectoria. Secundado además por un elenco de estrellas como Sarandon, Goodman o Vaccaro que no desmerecen en absoluto del protagonista.

En realidad ésta es una pelicula para televisión que bien podía haberse quedado en el típico telefilme lacrimógeno (el tema desde luego se prestaba) y sin embargo tanto el planteamiento como las magníficas interpretaciones lo convierten en una pequeña joyita televisiva de mucha mayor calidad que muchas de las películas para cine que se han hecho este año. Eso sí, un cierto tufillo maniqueo fluye por toda la cinta, que por otro lado no intenta disimular su claro compromiso en favor de la eutanasia y el suicidio asistido. Supongo que los actores se prestaron a participar en la peli en parte por su propio compromiso personal.

De todas formas el personaje principal merece atención aparte. Algunos de sus diálogos son tan ingeniosos como él mismo. Por ejemplo, en un momento alguien le pregunta si no tiene un Dios y Kevorkian responde: "Sí, tengo un dios. Su nombre es Johann Sebastian Bach, y al menos no es un dios inventado". Hay que verla.
Talía666
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