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Stefan Zweig: Adiós a Europa

Drama Biopic sobre el intelectual austriaco Stefan Zweig, centrado en los años de exilio del famoso escritor y activista social. Zweig fue uno de los personajes más irrepetibles del siglo XX. Como judío se vio obligado a huir de su país debido al régimen nazi. En su huida hacia adelante, se refugió en París primero y, más tarde, en Londres, pero Zweig acabó huyendo de Europa junto a su esposa a Sudamérica, instalándose finalmente en Brasil, ... [+]
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Críticas 24
Críticas ordenadas por utilidad
29 de abril de 2017
13 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
María Schrader nos ofrece esta meditación fílmica aportando algunas posibles claves para explicar la muerte voluntaria del escritor e intelectual austríaco. Conocí a Zweig de adolescente a través de mi madre que me invitó a leer La impaciencia del corazón y Veinticuatro horas en la vida de una mujer, novelas que fueron de su agrado y del mío. De la primera memoricé sin querer la nota del prefacio donde el escritor diferencia dos formas de compasión: Una cobarde y sentimental que no es más que la impaciencia del corazón por librarse lo antes posible de la emoción molesta que causa la desgracia ajena y otra, la única que importa, la compasión no sentimental pero productiva, la que sabe lo que quiere y está dispuesta a compartir un sufrimiento hasta el límite de sus fuerzas y aún más allá de ese límite. Esta terrible tensión moral la sufre Zweig. Ha huido de la creciente persecución nazi y contempla desde lejos la dramática situación en la que quedan sus amigos, la población judía y todos los contrarios al régimen. Como apunta Reyes Mate, la consumación de Europa será su consumición. Ayuda a conseguir visados de salida pero el lamento interminable de socorro de las víctimas rebasa con mucho sus posibilidades de gestión. Entonces quiere huir, refugiarse en un paraíso irreal que se figura es Brasil. La conversación con su primera esposa lo devuelve a su miedo y enfrenta a la cobardía. Hasta los años setenta, cuando Claude Lanzmann, hace pública su monumental Shoah no teníamos filmado un testimonio tan meticuloso y serenamente dramático sobre los sufrimientos de las víctimas. El mundo respondía con la compasión cobarde no comprometida. ¿Quién mató a Walter Benjamin? de David Mauas, es otro documental obligatorio que explora el abandono del filósofo alemán a la connivencia criminal del régimen franquista con los nazis, determinando su muerte en Portbou. Zweig recibe estas noticias que lo sumergen en una culpa impotente. A esto se añade el desmontaje que la crítica de izquierdas hace de su libro Brasil: el país no es la respuesta ilusoria a las tensiones raciales y económicas sino una muestra más de la discriminación más criminal: “todo el mundo sabe cómo se trata a los pretos”, nos cantará Gaetano Veloso. Se rompe el encanto de su refugio y para Zweig, en la culpa y la decepción, no queda mundo alternativo y decide acabar. ¿Cómo lo acompaña su segunda esposa en esta decisión?, no lo sabemos. La carta que deja Zweig es personal y nada dice ella. La compasión sentimental, una conciencia despierta en una voluntad dormida, mató a Zweig que no fue capaz de leer en las ruinas de la historia. Walter Benjamin, asesinado en Portbou, nos invita a repasar las ruinas y escuchar los silencios, porque en esas huellas del pasado, en la historia de los perdedores, pueden leerse todos los errores y desvaríos de la conciencia: lo que se quiso ser y lo que vino a ser.
JRBoxó
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5 de octubre de 2017
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha decepcionado bastante, esta muy bien rodada y con una puesta en escena exquisita, pero la indefinición absoluta de la historia y lo excesivamente larga que es, suponen un pesado lastre, no consigues conectar con el protagonista, no entiendes el porque de su supuesta falta de compromiso con los judíos y los exiliado con los que se encuentra, todo son largos y aburridos monólogos filosóficos y bienintecionados que aburren al mas pintado, un gran escritor como Stefan Zweig se merecia algo mejor.
zuriman
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29 de abril de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estimados Lectores:

"Nací en 1881, en un imperio grande y poderoso: La monarquía de los Habsburgo. Pero no se molesten en buscarlo en el mapa. Ha sido borrado sin dejar rastro. De manera que ahora soy un ser de ninguna parte, forastero en todas; huésped en el mejor de los casos. Para mi profundo desagrado, he sido testigo de la más terrible derrota de la razón y del más enfervorizado triunfo de la brutalidad. Nunca sufrió una generación tal hecatombe moral, y desde tamaña altura espiritual, como la que ha vivido la nuestra".
Con estas palabras, el propio Zweig nos presenta " El mundo de ayer", biografía de su vida y su tiempo. Un extraordinario ser con una conciencia que padece y vive las mudanzas que en el y el Mundo se efectúan. Cuando se cumplen setenta años de su muerte, Maria Schrader nos resucita al hombre en sus últimos años. Su exilio imposible tras sufrir la más honda desgarradura. Devastadora presencia de la bestia y el horror.
En la película no encontraremos ningún fotograma de su infancia, juventud y madurez. Ni tampoco de la Europa que lo vio crecer, vivir y ultrajar. Tan solo nos muestra el enorme contraste de un hombre excepcional, verdadera memoria vital de Europa, derribado con el alma desconchada en su esencia. Consumida. Hecha Ceniza. Desnudo en la naturaleza del llamado nuevo mundo. Brasil un país con futuro, penúltimo ensayo ante la eminente caída del telón. La llama que alumbró su fecunda vida y extraordinaria sensibilidad la encontraremos en sus novelas, ensayos y biografías. Así como la belleza y la melancolía que lo acompaño junto al intelecto más elevado y comprometido jamás conocido por un servidor. Y digo comprometido, sí comprometido con su Yo permanente. Su conciencia individual. La heredada de su hacedor.
Erasmo de Rotterdam, Fouché, Americo Vespucio, Maria Estuardo, Dostoyevski, Maria Antonieta, Montaigne, Mendel el Librero, Balzac, Charles Dickens, Freud, Mesmer, Kleist, Hölderlin, Castelio, Calvino, Romain Rolland, su amigo Joseph Roth, Jakob Wassermann, Arthur Schnitzler, Rainer María Rilke, Mahler .... las hijas y sus esposas Friederike.......y Lotte nos son más cercanos, gracias a su vigorosa e intimista escritura.Toda una portentosa memoria del más bello árbol, cuya madera acaba en cenizas.
Notable, impresionista y contenida película.
- ¡ Magnifica ! exclamó el hombre maduro sentado en la butaca de al lado al finalizar su proyección
- ¡Incompleta ! añadió un servidor.
Gracias Sr Zweig. Muchas veces Arte
Tirso
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25 de agosto de 2017
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace mucho que leí las memorias de Stefan Zweig: recuerdo que me gustaron mucho, me parecieron un inteligente fresco de un mundo de ayer, como él mismo las titula, de ese culmen del arte y la ciencia que fue Centroeuropa entre las dos guerras, por donde pululaban los mayores genios del pasado siglo: Freud, Wittgenstein, los Mann, Einstein, Kandinsky, Roth, Benjamin, Fritz Lang, Murnau, etc, etc....Muchos de ellos son citados al comienzo de la cinta por un conferenciante como homenaje a todos los que sufren exilio, destierro, o aún peor, han sido asesinados o lo van a ser en breve en los tristes campos de la muerte nazis. Una de las páginas más oscuras de la historia, puede que la más oscura: la barbarie se apoderó del pueblo más culto del mundo, que se enzarzó en una apoteosis de locura colectiva que dejó Europa arrasada, cincuenta millones de muertos y un clima de pesimismo del que aún no nos hemos recuperado.
Este filme, lejos de ser una hagiografía de un hombre serio, sensato, un europeo, un judío, un apátrida, todo ello junto, es una aproximación a un ser humano sencillo, envuelto en sus contradicciones, angustiado ante la barbarie, poco amigo de alzar la voz de manera panfletaria para condenar a los bárbaros....pero no se le juzga, como tampoco se le ensalza: vemos al escritor más vendido de Europa ahora en sus varios exilios, pesimista por el futuro del mundo y asustado ante esa barbarie que los nazis cometen con su querido continente, con todo el mundo. La angustia es insuperable, y le lleva a su suicidio final junto a su mujer, muy logrado en la peli en ese inteligente juego de espejos donde apenas acertamos a verlos tumbados en la cama y abrazados, en una foto tan conocida como horrible. La película me ha conmovido, y si no le pongo un diez es por sus altibajos. Que ninguna persona con sentido común se la pierda, no podemos volver a esos tiempos, ahora que estamos en una situación tan delicada...aviso a navegantes.
capote
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6 de septiembre de 2017
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Traducciones en español, entrevistas en francés y en italiano, conversaciones en inglés, discursos en portugués, rezos en hebreo o canciones en ruso pueden escucharse a lo largo de la cinta. Para Zweig, en su exilio en Nueva York o Brasil y su paso por Argentina, queda lejos el idioma alemán (salvo por el vecino de Petrópolis) y su Viena natal. Zweig deambula por estos países, deambula desde que abandona Europa, donde no deambulaba, vivía. Aquí y allá viaja con Lotte, su nueva esposa, pero se siente una sombra de lo que fue, un fantasma salido de "El mundo de ayer", su legado literario más personal, su autobiografía.

La película no me parece una gran obra cinematográfica, pero es interesante como excusa para reivindicar la obra literaria de un gran escritor, de la que destacaría la biografía de Fouché (porque salir ileso de los "enragés" revolucionarios para convertirse poco después en ministro napoleónico tiene su gracia) o "Momentos estelares de la Humanidad" donde nos cuenta que una vez Europa y América se unieron a través de un gigantesco cable de cobre aislado y sumergido bajo el Atlántico, sólo para producir diez segundos de conversación telefónica. Epopeya histórica olvidada hasta por un James Cameron de turno.

De la película destacaría una frase clave, pronunciada por el sobrepasado alcalde brasileño, quizás el personaje del que menos podría sospechar Zweig que le iba a radiografiar con más tino sus sentimientos más profundos: "Un hombre sin patria carece de futuro". Y poco más hay que decir.
Luc
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