El planeta de los simios: (R)Evolución

Como película, me ha parecido excelente. No cae en la filosofía barata de otras cintas y a la vez te hace empatizar bastante con los simios, sobre todo con el protagonista.
Me parece muy interesante leer en muchas críticas que no les parece una precuela, que no explica como pasa lo de la película original, etc, etc...
Es cierto que hay un par de incongruencias con la original, que hablaré de ello en el spoiler, pero no olvidemos que es muy complicado sincronizar perfectamente dos películas que distan tanto en el tiempo.

Esta vez más que hacer una crítica de la película, la cual se puede ver sin problemas, ya que tiene buenos actores, unos efectos especiales muy conseguidos y es bastante entretenida, me voy a meter más en analizar la temática la cual tiene algún punto de interés.

Los monos son inteligentes, de eso no cabe duda, si encima se les suministra una droga para fortalecer el cerebro pueden llegar casi al nivel de algún amigo mío peludo, si la droga es de puta madre pueden llegar al nivel, diría yo, de algún que otro político, y si la droga es la bomba, como en el caso de la película, pueden ser algo parecido a un marine norteamericano: preparados, violentos e inteligentes (ja,ja,ja).

Y digo esto pues los monos de esta película, después de una vida plagada de humillaciones, deciden la opción fácil, es decir la bélica, en vez de convertirse en un afamado cirujano, un prestigioso escritor, o una monada de actor (tipo Brad Pitt), les sale el lado oscuro y deciden ser guerrilleros urbanos y pandilleros incívicos.

Y todo esto lo tienes que mirar con cierto nivel de empatía ¡Pobre monos! ¡Con lo rico que era el prota de pequeño! Curioso es en verdad que te tenga que dar empatía un mono un tanto nervioso, que durante la peli arranca a un tío de un mordisco un dedo en medio de una tonta disputa. Y ¡Hala! al talego por delincuente juvenil, y otra vez a dar pena, manda cojones. Me imagino a mi vecinito, ese cabroncete de los pelos de punta, Cristian creo que se llama, arrancándome un dedo de un mordisco, que majo…que rico…a un correccional de cabeza ¡Coño!. Y si es un mono pues lo mismo de los mismo ¡Vaya peligro!

A mi personalmente me gustan los bichos (preferiblemente hembras humanas), pero a veces se riza el rizo con el tema de las pelis. Te tiene que caer bien King Kong por arrasar medio New York, Godzilla, por armar la de Dios, pues el pobre solo protege sus huevos, y estos monos por ser ex presidiarios pueden hacer lo que les salga de los huevos, y la culpa la tiene el ser humano por sus malos instintos ¡Y nos está bien empleado todo lo que nos pase! ¿Y los monos? ¿Qué? Un poco cabrones ¿No?.

Además como ya pasaba en la anterior serie de los años 70 siento que el mono pequeño y esmirriado es de nuevo discriminado por sus propios congéneres ¿Dónde están los maravillosos titis?, sería la bomba verles en acción. A los monos ardillas robando las armas a los policías. A los preciosos monos capuchinos presidiendo pasos de la semana santa. Los monos saki colándose por cualquier ranura, sería una gozada… Pero na, solo salen monos grandes y gordos, dejando a un lado a los agresivos macacos (los cuales serían un punto por cierto) supongo que por no sacar en pantalla ese culo pelado tan característico que podría herir la sensibilidad de algún puritano.

Sigo en spoiler, no cuento nada.

Es bien difícil encontrar hoy día films palomiteros que aúnen equilibradamente entretenimiento con calidad, que sin renunciar a su vocación de producto comercial para las masas no insulte la inteligencia del espectador gracias a una cosa, muy rara y pasada de moda, llamada guión. Este “origen” consigue aquello que ni siquiera intentan la gran mayoría de producciones multimillonarias: esforzarse en contarnos una historia a través de la (r)evolución de sus personajes.

Su espectacularidad, que la tiene y mucha, no es una mera excusa para sobrecogernos a base de golpes de efectos especiales, sino que éstos se instrumentalizan en función de lo que se narra y no al revés, como viene siendo la tónica habitual. De lo que se trata es de mostrarnos la odisea de César, un primate de privilegiada inteligencia condenado a sufrir y rebelarse como líder evolutivo de su especie por culpa de la iniquidad humana; una historia emocionante, entretenidísima, bien filmada y mejor hilvanada de lo que parece a simple vista, que se distancia holgadamente, gracias a Dios, del infame remake de Tim Burton, para emerger con identidad propia.

Estando temáticamente circunscrita al género de ciencia ficción, posee una estructura formal de thriller que engancha desde el primer minuto y su interés no decae en ningún momento; aún sabiendo por su condición de precuela hacia dónde se dirige, lo que importa es el cómo y en ese sentido, sean o no ustedes fans del original de Schaffner, es plenamente satisfactoria.

No será una obra maestra y huele a primera entrega de nueva trilogía, ya lo verán si la taquilla acompaña, pero es un buen film, méritos no le faltan y desde luego que en la carrera de “película del verano” parece la clara ganadora, dejándonos con la duda de si habría que crear una nueva categoría en los Óscar al mejor actor digital; Andy Serkis a bien seguro que lo merece.

PD: No salgan disparados de la sala en cuanto aparezcan los títulos de crédito o se perderán la guinda final…

Una película que gracias a un sólido guión y un inteligente montaje mantiene el interés durante todo su metraje. Aunque el director se toma su tiempo para presentarnos a los personajes, permitiendo que el espectador los conozca, aprecie su evolución y comprenda sus motivaciones, el ritmo no sólo no decae, sino que poco a poco la película gana en intensidad a medida que se aproxima hacia su esperado y trepidante final.

Hacía mucho tiempo que no escuchaba aplausos en el cine. Muy recomendable.

Como muchos al igual que yo, era una de esas personas a las que no les atraía en exceso esta precuela de la que se llegó a tachar de innecesaria previamente. La cuestión es que tengo una cierta debilidad por la opinión de la crítica, y al comprobar que ésta la dejaba por las nubes, destacando la seriedad del filme y su potencial moral y emocional, decidí echarle un vistazo. Apenas transcurrió una semana durante ese intervalo de tiempo en el que tuve cierta expectativa puesta en la película, de modo que la decepción era imposible.

Pues bien, aquí me hallo escribiendo la crítica tras haberla visto ayer mismo. Puedo decir con total seguridad que el cine comercial actual necesita más cine como este. Lejos de incluir un humor estúpido y bobalicón para el espectador medio como suele ser usual en este tipo de producciones, ésta se mantiene sobria y fija en con sus objetivos. Claro está que seguimos hablando de un blockbuster y, como tal, posee un guión rápido y entretenido y algunas escenas de acción dadas el espectáculo. No obstante, esos nunca han sido desventajas para este tipo de cine, sino que es precisamente el propósito final que tiene y que, al parecer, muchos han olvidado.

La historia se nos presenta de un modo ágil, sin sub-tramas innecesarias por el camino. Aquí la historia es simple y directa, pero no menos atractiva: la revolución de los simios. Ellos son la base y, por ende, Caesar resulta el protagonista absoluto, relegando a un papel más secundario a Will Rodman, interpretado por James Franco. Cierto es que quizá esperé que se ahondara un poco más en la relación entre ambos, pero debo admitir que es un mero capricho pues, como ya dije, resultaría innecesario e incluso pesado en pantalla si estuviera mal llevado a ella. Sin embargo, en definitiva, lo que más agradezco del guión es su seriedad y concisión, acompañados por un sentido claro de lo que muchos han olvidado que significa: épica.

Sigue en spoiler por falta de espacio.