Ruleta rusa

Jez Butterworth es un excelente dramaturgo (Mojo, The Ferryman), pero no tuvo suerte con su hasta la fecha único intento cinematográfico. Y no tuvo suerte porque Oscura seducción era un despropósito. Se medio salva porque Nicole Kidman siempre es Nicole Kidman (por mucha pena que dé verla en semejantes fregados) y porque la pareja Cassel-Kassovitz siempre es brutalísima en pantalla, pero el guión es una nadería absoluta, y su giro romántico no convence. Hubiera sido mucho más interesante la trama sin ese giro, pero bueno. No hay mucho de dónde rascar igualmente.

Lo que a primera vista tenía todas las trazas de una thriller de intriga de lo más sugerente se convierte desde su inicio en una comedia, incluso romántica. Vaya chasco. No porque deteste este género comercial, ni mucho menos, sino porque el argumento, que es muy bueno, invita a algo más siniestro. Tomad nota. Un joven, apocado y solitario empleado de Banca, John Buckingham (Ben Chaplin), decide echarse una novia rusa de las que se anuncian en internet, que será Nadia (una Nicole Kidman de cuando estaba más guapa). Así que sin más preámbulos tenemos a dos desconocidos viviendo bajo el mismo techo, sin que el uno sepa nada del otro.

Por un lado, tenemos el lógico temor a una extraña de apariencia seductora pero que supones de oscuros fines, pero también, si este apacible señor esconde algo más perturbador. Y sin que se me pueda acusar de reventar la trama, os digo que así es en los dos casos, más o menos. Lo malo es que, insisto, es una comedia luego la tensión de la situación se disuelve como un azucarillo. En contrapartida tenemos un desarrollo un poco torpe donde sobre todo se enseñorea del argumento la inverosimilitud, ya sea con un atraco, un escapismo bajo cuerdas o una carrera contra un coche. Y por último, ¿no es violento que él le pegue varias tortas? Pues sí.

Ví esta película, porque me pareció interesante de entrada el argumento y porque trabajaba una actriz que tiene renombre: La Kidman... pues bien, me encontré con un fiasco, un horror y una película tan mala que no tiene palabras para definirla. No se en lo que estaría pensando Nicole Kidman para hacer esto, no es la primera vez que le pasa... ya le pasó con "Mujeres Perfectas" y otras más, por ahí sueltas. Es buena actriz pero se tiene que cuidar en los papeles que hace. Una porquería es poco para describir esta "cosa" de película

Un perfecto BODRIO de película. Recomendada sólo para personas con problemas graves de insomnio; te aseguro que dormirás profundamente.

Una de esas pocas películas que en sólo 5 minutos sabes que empezó mal, no se acomodará, y tendrás que tomar una decisión: 1) Aprovechas para dormir 2) La quitas o te vas del cine 3) Irremediablemente la ves por masoquismo, absurda curiosidad o para comentar lo mala que fue desde el principio al fin.

Alerta: Conocida también como "Ruleta Rusa"

Creo que debía haber una pequeña apertura en algún lugar o, quizá, una fisura que no era posible detectar a simple vista. Por ese pequeño hueco me entró algo, debía ser algo malvado porque desde que aquello se introdujo no he logrado volver a ser el mismo. Sobre si es una fisura o si tal fisura no existe no puedo hablar ahora, creo que puede haberse cerrado. Cuando recorro el pasillo que separa los anaqueles que contienen la obra de Hegel y la de Heidegger me siento sólido, lleno por dentro, sin un lugar para la Nada. Cuando hablo con ella, cuando la pienso, me siento vacío, roto, lleno de grietas, una grieta, maldita, debió estar a la vista cuando ella me miró por primera vez. Y entonces, me lanzó aquello, aquello que emergió de sus ojos, grandes y negros, o igual no, igual no me lanzó nada y fui yo el que sucumbí, porque me olvidé el escudo, o porque no iba lo suficientemente abrigado. Si ahora hay curación o no, si puedo medicarme, o si la medicina es el olvido o el recuerdo, todo eso ni lo pruebo ni lo puedo saber.

De esto que he contando, de todo esto y algo más, aunque de forma aún más pueril y prosaica, va esta película que, por lo demás, es, fundamentalmente, mala, y sólo cuenta con una leve pincelada estética en el rostro de la protagonista. Que de esta película emergió mi reflexión, eso lo tengo que negar, que con esta película pensé en ella, eso, aunque me avergüence, lo tengo, seamos sinceros, que reconocer aunque, quizá, puedo borrar el signo de vergüenza si afirmo que para pensarla, para recordar, no necesito del acicate de una ridícula película de amor más.