Sherlock Holmes y el arma secreta

Cuarto título de la serie del famoso detective Holmes y su escudero Watson, protagonizada por Rathbone. Se agradece especialmente la brevedad de la propuesta, pues su argumento daba para bien poco, estando ante una obra rutinaria, algo fofa, falta de encanto.
Holmes aparece demasiado sabiondo, como cansado, despeinado, menospreciando al agradable Watson. Una película olvidable, sin ninguna credibilidad ni en su trama de espionaje ni en su aventura detectivesca.

Buena película de la saga Holmes, bien realizada y con momentos realmente intrigantes.

Dura poco más de una hora, pero en ella hay abundancia de buen cine, con dramatismo, suspense y, en la parte final, hasta produce desasosiego, gracias al maléfico Dr. Moriarty, el mortal enemigo de Holmes.

Preciosa fotografía en blanco y negro, buenos diálogos...

Muy interesante de principio a fin, sobre todo en su parte final, de cortar el hipo.

Como curiosidad (y esto no es machacar el final, pues es el epílogo, tras el desenlace del caso, que ya se sabe siempre acababa bien...) Sherlock Holmes, sin mirar a la cámara, mirando al infinito suelta una "bonita" diatriba ensalzando lo gloriosa que era la "isla", es decir, Inglaterra. Algo que ahora, viéndolo en pantalla, parece gracioso y bastante ridículo, pero que hay que verlo con la suficiente perspectiva ya que, en el año del rodaje del film, 1942, todavía, y en plena efervescencia, se hallaba la II Guerra Mundial. Y el peligro nazi, el peligro alemán, era muy real, con los continuos bombardeos sobre la ciudad de Londres, por ejemplo.

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Alguna peli de Basil Rathbone haciendo del mítico detective había visto, pero ninguna tan mala como esta. Ya sé que esta hecha en medio de la guerra y al servicio de levantar la moral al pueblo británico, pero eso no es excusa, hay buenos ejemplos de cine propagandístico, «Objetivo Birnmania» sin ir mucho más lejos, e incluso obras maestras como «El acorazado Potemkin», se puede hacer propaganda pero con dignidad. Simplemente penosa.

Me resulta altamente curioso el hecho de que este film muestre a Sherlock Holmes tratando de evitar que cierta arma secreta caiga en manos el ejército nazi. Y es que no debemos olvidar que la época en la que se movía el ingenioso detective era la de finales del siglo XIX y principios del XX. Y que yo sepa, los nazis no llegaron hasta 1933. Así que podemos deducir que se trata de una pequeña libertad histórica del personaje con el evidente motivo de meterlo con calzador en los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, y, por ende, hacer la película más actual para el momento que se vivía por aquel entonces, pues hay que recordar que se realizó en 1942, por lo que no hace falta decir más en este aspecto. Dejamos atrás la Inglaterra victoriana y nos adentramos en la Europa de Adolf Hitler, más concretamente en la Suiza de antaño. En esta ocasión, vemos a un Holmes más metido en labores de espionaje, en plan James Bond. Aún así, la cinta ofrece una aventura muy de Sherlock con todos esos disfraces, esos métodos de análisis de pruebas tan brillantes y ese misterio que solo el gran detective es capaz de descubrir. Además, el 90% de la historia transcurre en Londres, el hábitat natural de Holmes. Eso sí, aquí vemos las zonas más próximas al puerto. El guion es inteligente y solvente a la hora de entretener al espectador por medio de una trama policíaca que guarda más de una sorpresa. Es una película que se sobrelleva gracias a su ritmo y su cortísima duración. Me encanta la enorme rivalidad que hay entre el protagonista y el profesor Moriarty.