El honor perdido de Christopher Jefferies (Miniserie de TV)

El título de esta película me remite a la magnífica novela de Henrich Böll "El honor perdido de Katharina Bloom", escrita en 1974 y llevada al cine un año después por Volker Schlöndorff y Margarethe von Trotta. Con este libro, Böll se propuso denunciar la falta de ética del periodismo que privilegia el éxito económico del medio de comunicación, por sobre la difusión de la verdad. Si bien Böll apuntó concretamente a un diario muy conocido en Alemania, los personajes y la trama de la novela son imaginarios (1). Se dice que la realidad supera a la ficción, pero también hay casos en que en la ficción se han descripto hechos que en su totalidad o en gran parte, ocurrieron posteriormente en la realidad. Aunque con alguna diferencia en su desenlace, puede considerarse que la novela de Böll predijo un hecho que tuvo lugar en 2010 y constituye el argumento del film objeto de esta crítica (2).

"El honor perdido de Christopher Jefferies" aborda un hecho real aleccionador y relevante que está muy bien desarrollado cinematográficamente. Atrapa la atención del principio al fin a través de un excelente guión, ajustado a los hechos reales y a los personajes que los protagonizaron, sin baches ni caer en estridencias. Todos los actores están impecables en su papel, entre ellos Ben Caplan (el entrañable Sargento Noakes de "Call the Midwife") y el protagónico Jason Watkins en su rol del acusado inocente, que comienza molestando un poco con sus actitudes amaneradas y sus extravagancias y termina ganándose el respeto por su honestidad y bonhomía. Hay notables composiciones de imágenes, como en la secuencia de la declaración en la Corte de los abogados de los periódicos demandados por Jefferies, y es hermosa la banda de sonido.
En mi opinión "El honor perdido de Christopher Jefferies" es una película para disfrutar y recordar.


(1) En la novela H. Böll llama El Periódico a un diario sensacionalista, que en la realidad era el diario Bild-Zeitung, líder del amarillismo en Alemania. Con gran ironía Böll anotó en su libro “Tanto los personajes como la acción de este relato son imaginarios. Cualquier parecido con ciertas prácticas periodísticas del periódico Bild no ha sido intencionado ni casual, sino simplemente inevitable”(*)
(*) El texto de esta anotación, en alemán en el original, tiene variaciones según el traductor, pero el sentido es similar.

(2) las producciones literarias de ficción que involuntariamente predijeron hechos reales, como las novelas de Julio Verne, se denominan Serendipias literarias