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Erizo en la niebla (C)

Animación. Intriga. Fantástico. Drama Un narrador (Alexei Batalov) relata la historia de un pequeño erizo (Maria Vinogradova) y su amigo, una cría de oso (Vyacheslav Nevinniy). Ambos se reúnen cada atardecer a tomar el té servido del samovar encendido con ramas de enebro. Después de beber el té, los dos conversan y se sientan a contar juntos las estrellas... (FILMAFFINITY)
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Críticas 13
Críticas ordenadas por utilidad
2 de junio de 2014
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bello, hermoso, precioso, imprescindible canto a la vida, a los desafíos, al ímpetu, a la curiosidad, a las luchas que se presentan en la vida a diario, a cada segundo. A dar ese paso, a no quedarse ahí echado en los laureles, a ver como siempre hay una esperanza a cada momento, a pesar de que a veces pensemos que todo está perdido, pero, ¿quién dijo que todo está perdido?. Cuántas veces vemos como la vida se transforma en esta niebla y sólo damos pasos en falso, muchas veces nos equivocamos, y qué más da, para qué es la vida...

"La estrella de la esperanza seguirá siendo nuestra"
- Victor Jara
Natan
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20 de diciembre de 2015
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Por la niebla que, en cualquier momento, atravesamos todos, por el atavismo del erizo con las novelas rusas de otros siglos, atemporales, por ese frío que transmite el bosque y ese calor que prodiga el oso junto a la hoguera, por lo poético que resulta contar estrellas y pronunciar "ramas de enebro", por los ojos, oh esos ojos, del pequeño erizo cuando se sienta junto a la lumbre y es como si hubiese descubierto el "Aleph" de Borges, por ese caballo blanco indiferente a los transcursos y devenires de un bosque no tan peligroso, un caballo rayano en la pureza.

Esta obra maestra de Norshteyn merece una puntuación de las más altas por el grado de dificultad que conlleva la técnica de su creador, contrario a los procesos digitales y criticado por el excesivo tiempo que se toma para concluir sus proyectos. Pero, en definitiva, "Erizo en la niebla" es uno de los tesoros soviéticos mejor conservados y que trasmite una ligereza y profundidad que rayan lo perfecto.

Imprescindible.
Yo mismo (o no)
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31 de agosto de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Entonces vi una aparición: un caballo salvaje, blanco como un fantasma [...] ¿Qué era ese caballo? ¿Qué mito, qué espíritu, qué fantasma?" - Jack Kerouak, En la carretera

"El hombre es un ser que se asombra" - Octavio Paz, El arco y la lira

En el precioso cortometraje Diez minutos mayor, de Herz Frank, una cámara mostraba, en un único plano secuencia en blanco y negro, las expresiones iluminadas de un grupo de niñas y niños mientras veían lo que parece ser una obrita de teatro infantil. Embobados ante la sucesión de acontecimientos y la acción de los personajes, en sus caras aparecían, en los apenas diez minutos de metraje, intriga, angustia, terror, fascinación, gozo. Al ver ese corto, uno no puede evitar preguntarse cuánto madurarían, cuánto se humanizarían esas criaturas gracias a tan brevísimo lapso; así como reflexionar sobre la importancia, para el ser humano de todas las edades, del Arte.

No obstante haberse estrenado hace casi 50 años, me parece que el viaje iniciático a través del bosque por parte del protagonista de Erizo en la niebla, en sus también diez minutos de duración, logra despertar todavía hoy, en sus espectadores, una reacción similar en intensidad y riqueza. En las aulas donde doy clases como profesor de instituto, me atrevo a poner esta historia -por otro lado imposible de comprender para un niño- ante los ojos adolescentes de mis alumnos, atiborrados como nunca lo estuvo nadie jamás de estímulos visuales en las televisiones, en los ordenadores, en sus teléfonos, pero huérfanos al mismo tiempo de lenguaje, [de ese encuentro que puede ponerlo todo en suspensión]; lo hago sin saber si podrán conectar con su significado.

Y, a pesar de la aparente modestia y sencillez de esta perqueña película, amplificadas por los medios técnicos artesanales con que fue realizada, «Erizo en la niebla» sigue cautivando por la belleza poética de sus imágenes, que expresan como pocos otros filmes, en mi opinión, la maravilla del mundo. En la sociedad de la prisa cerrada en sí misma, del consumo desbocado de objetos que no nos llenan, de la urgencia de novedades idénticas en su superficialidad, la visión de la lentitud de un simple caracol, de la sombra frondosa de un viejo roble, de un recio caballo blanco pintados sobre vidrio es capaz todavía de detenernos, abrirnos la boca y dejarnos sin aliento: "la respuesta estética primaria", en palabras de James Hillman en El pensamiento del corazón.

Al final de su corto pero valiente viaje, a través de la incertidumbre de la niebla, al mundo de lo desconocido, de lo Abierto, el erizo es y no es el mismo de antes. Lo familiar y conocido y su relación con ello han cambiado, ha descubierto nuevas dimensiones de la realidad y se hace consciente de ello. Por el bien del devenir del mundo, me gusta pensar que, como esos jovencísimos espectadores de Herz Frank, como -aún- mis púberes alumnos, ante la luz de obras como «Erizo en la niebla» los seres humanos podremos mantener siempre la capacidad de ser atravesados, confrontados por el asombro; crecer mucho más que diez minutos.
Joe K
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25 de enero de 2015
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Me ha gustado este corto a pesar de que me costó un poco leer los diálogos en ingles, pero aun así los entendí la mayoría.

La metáfora sobre la vida misma, sobre nuestros miedos y deseos quedan muy bien plasmados en esta animación.

La animación me gustó bastante, por momentos parecía algo así como en 3D aparte que muy tiernos los personajes.

Y las voces también me gustaron, me parece que pegaron muy bien.

En fin, un bonito corto, muy interesante.
Daniel Quintero
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15 de septiembre de 2017
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Muy buena muestra de la animación "experimental" en la Unión Soviética. Con la técnica de las capas superpuestas y el slow motion, Norshteyn nos da obsequio visual que narra el trayecto de un erizo hacia el lugar donde habita su amigo un oso. Se adentra en un banco de niebla, por la curiosidad que le produjo un caballo, y se pierde. Durante su periplo, ¿cómo lo decimos? Lo flipa con lo que se encuentra. Como es común en la animación de antaño, cada elemento tiene su propio tema musical que se adapta al tono, el movimiento y carácter del elemento.

Espléndida y entrañable.
Pachón
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