El triangulito

Como los triángulos rectángulos. Dos catetos, dos bobos empleados de una tienda de muebles, Lázaro López (Fernán Gómez) y Sabino Pérez (Barray), y una hipotenusa, Laura Arramendi Arramendi (Zurakowska), escultural Miss Vitoria con estudios de bachillerato, cocina y contabilidad pero simple como el mecanismo de un sonajero.
Ya está formado el triángulo amoroso, que no pasa de "triangulito" como de entrada acepta ya el propio título. Seguramente obtusángulo, cuando el triángulo tiene obtuso uno de sus lados. Aunque en la cinta todo parece muy obtuso, desde la canción de Ana Belén en los créditos al desenlace.
¿Comedia del absurdo? Mejor una bobada absurda e infumable. Chistes malos, golpes sin gracia, una sosada. "¿Está usted enamorado de su mujer? -No, pero está tan a mano".
Se salva únicamente la descripción de aquella Barcelona que ofrece "La cama de la era espacial" al lado de pensiones como La Europea que solo admiten "clientes estables". Una España que deja ya el Seat 600 por el 850.
En una época en que las universidades están ya llenas de mujeres, todavía se repiten manidos estereotipos carpetovetónicos del tipo de "Las mujeres o son feas o son infieles".
En fin, una catetada de película de la que no se salvan ni los actores. Huir.

Mediocre film de presunta comedia donde en pleno final de la Dictadura franquista el director se atreve a tocar en tono supuestamente jocoso y surrealista un asunto como éste tan tabú en la época, el de un trío entre dos hombres maduros archicasados y cansados con una jovencita ñoña y boba.
Absolutamente infumable, retrógrada y sin gracia, y Fernàn Gómez volviendo a hacer el ganso en uno de sus cientos de papeles "alimenticios"; eso sí, mucha pierna se enseñaba ya (qué raro), y la actriz rusa esa perfectamente teñida, está (o estaba) de toma pan y moja...

"El triangulito" es una comedia sorprendente que tiene mucho también de crítica social ácida (realmente ácida para 1970), llevando el asunto de las relaciones extraconyugales a una dimensión caricaturesca y absurda: dos hombres casados cuyas vidas personales y profesionales han caído en el aburrimiento más absoluto se enamoran de la misma compañera de trabajo, formando un trío; pero esa aventura, a la que les lleva la frustración que sienten, les lleva a una nueva situación de frustración; no pueden acostarse con la chica, pues eso sería traicionar al otro amigo y compañero de trabajo.

La idea es muy buena, los tres protagonistas están muy bien en sus respectivos papeles, los diálogos son inteligentes, las situaciones están bien enlazadas...Pero da la sensación de que Forqué se queda a medio camino, y de que podría haberse ido mucho más lejos en el planteamiento. Con todo, es una obra como poco interesante, a descubrir o a redescubrir urgentemente, y que merece ser relacionada con otras comedias españolas "raras" de esos mismos años, como por ejemplo "Duerme, duerme, mi amor" (1975), de Francisco Regueiro. Cabe destacar, por último, la "jazzística" canción interpretada por Ana Belén.