Love Me Not

'Love me not' (2019, Lluís Miñarro) podría haber sido la mejor comedia catalana de la pasada década de no ser porque, en virtud de lo que se deduce por su lujosa factura técnica, ha sido filmada con la aspiración real de intentar reinventar el mito de Salomé. Por el momento, Lluís Miñarro habrá de conformarse con haber firmado una comedia involuntaria basada en la obra teatral de Oscar Wilde, y que gira en torno a Salomé, la hija de Herodías encaprichada de Iokanaan, un profeta de Cataluña -o eso dice él al principio- que ha sido tomado como prisionero en la base militar de un poderoso ejército internacional -3 o 4 soldados que hablan entre sí en castellano, inglés, jerga chicana, francés o catalán- que busca armas de destrucción masiva en Oriente Medio.
O puede que tal vez, debido a su presunto tamiz de obra pop, de culto, o como quiera llamársela, Lluís Miñarro sí sea plenamente consciente de la condición paródica de lo que ha rodado. Es complicado tomar en serio a una Herodías (Lola Dueñas) que suelta frases como '¡me has tirado el vino encima, joder!', ¡estoy hasta el coño!', '¿qué es lo que te excita, pichafloja?' o que pide a los guardias que vayan a por un Ibuprofeno cada vez que el profeta la hace enfadar. No ayuda tampoco a reforzar la dramaturgia -la poca que se sostiene en pie- la laxa capacidad de Miñarro para estimular a Oliver Laxe y lograr que trate de interpretar sus líneas de diálogo, o evitar que Jonsson haga el que, sin haber cumplido todavía los 30 años, probablemente sea el ridículo más grande que experimentará a lo largo de su carrera, alcanzando un punto de no retorno con la celebérrima danza de Salomé, aquí reducida a 2-3 minutos pataleando y agitando los brazos ataviada con una chaqueta de torero, o perpetrando un horrible playback de 'Vivo Cantando', la canción ganadora del certamen de Eurovision en 1969. Lo más probable es que, después de ver los 82 minutos -menos mal- de 'Love me not', termines preguntándote si el accidentado paso de su protagonista por 'El Hormiguero', con algún copazo de más, no debió coincidir en el tiempo con el rodaje de este engendro.

No le encuentro la gracia a la película. La he visto en una filmoteca. Falla el guión, la motivación, el trasunto simbólico-bíblico, las interpretaciones, la dicción de los personajes, sobre todo la de los protagonistas, el montaje, el lapso final hacia México... La salva la ambientación desértica y la fotografía. Pudiera haber contado con una banda sonora electrizante, apocalíptica, pero... nada, que parece más bien un trabajo de di de curso de escuela cinematográfica.

Películas como esta hacen estallar de alegria todos los sentidos. Inconmensurable todo el elenco, en especial los no acreditados, porque en ellos está el intangible que hace que este film sea colosal. El guión, para enmarcar, el atrezo, el vesturario, que decir de las localizaciones...se nota la mano de Miñarro hasta en los créditos.
Recomiendo su visión encarecidamente, a ser posible con palomitas XL porque la ocasión lo merece. Pocas veces vista esa tensión hasta el final, que hace que te crezcan las uñas por el buen hacer fílmico.
Por ponerle un pero, el único detalle que chirría un poco, son algunos tics de Hugo Catalán, afea un poco su enorme actuación, era para hacerselo mirar, pero en conjunto lo hace divinamente.