Alvin y las ardillas 3

Olía mal después de una "poco acertada" primera entrega... apestaba tras una desastrosa secuela... y, ahora, una vez más, Alvin y sus ardillas se estrellan en esta innecesaria tercera parte (eso sí, en esta ocasión contra el mar).

Es difícil encontrar un punto con el que empezar a hablar de semejante barbaridad cinematográfica, pero quizá se pueda comenzar remitiendo al fallido reparto (al fin y al cabo, qué se puede esperar de una película en la que se ha invertido más dinero en digitalizar a seis ardillas cantarinas que en contratar a intérpretes de calidad); por su parte, el guión pasa completamente inadvertido, ya sea por la nulidad argumental o por la falta de coherencia narrativa; la labor del director... ¡ah!, ¿pero es que la hay?... y así podría continuar con un sin fin de matices (y aspectos más serios) que se precipitan a las profundidades del océano.

Por destacar algo positivo (y obligándome a pensar hasta la saciedad para encontrar algo), cabría mencionar las avanzadas técnicas de animación utilizadas para crear a las pequeñas ardillas que protagonizan una destartalada aventura en una isla desierta en la que bien podrían haberse perdido para evitar una posible nueva secuela.

En la primera parte humillaron a nuestros cinco sentidos, en la segunda se fueron al instituto y aumentó el índice de suicidios en todo el mundo y en esta tercera… crucero y naufragio… de neuronas, claro. “Alvin y las ladillas 3” fue uno de los mayores despropósitos cinematográficos del 2011, gracias a pasar por su trituradora ‘ladillil’ todas las películas y series sobre islas, náufragos, tesoros y oro que cagó el moro.

¡Que el tiburón de dos cabezas de The Asylum se pase por allí y no deje supervivientes! ¡Qué mala suerte! De todas las islas ficcionales han ido a parar a una que no tenga un humo negro asesino. ¡Qué pena! La isla tiene, eso sí, volcán, arañas con picaduras de sustancias estupefacientes (y eso que va de película infantil… y las ladillas aquí están colocadas), una loca de atar (también drogada las 24 horas del día) y, por supuesto, un tesoro para atar… Ya sabemos que es muy mala combinación juntar 6 ladillas y a una loca pero nos encontramos ante una de las franquicias más absurdas de la historia del cine: todo el mundo sabe que las ‘ladillas’ en cautiverio viven, como mucho, unos diez años. Ahora mismo sería ladillas de la tercera edad y no unos niños como dicen ser…

El argumento de “Alvin y las ladillas 3” transcurre entre el cambio de roles, la madurez, la búsqueda y los remordimientos. La filmografía de Mike Mitchell en algunos países significa pena de muerte pero en EEUU te siguen contratando para que Rob Schneider enseñe tanga, para que Jason Lee tenga vida post Kevin Smith y “Me llamo Earl” y que David Cross siga en busca de un desopilante personaje como el de “Arrested Development”. Aquí nos regala un lubricante y tercera entrega de lo que será la saga que sega la vida cerebral de millones de personas. Una isla exótica es nuestro destino neuronal, que trata de entender las vivencias de 6 ladillas seniles drogadictas mientras supuestamente parodian el cine de aventuras. Spoiler: acaba produciendo vergüenza ajena entre tanto cover y tanta estupidez.

“Alvin y las ladillas 3” es todo un pedazo bodrio. Bueno, un bodrio que recaudó 342 millones de dólares en todo el mundo.

Escribir una "crítica" de Alvin y las ardillas 3, dios mío... Vaya en mi descargo que la tuve que ver porque acompañé a mis sobrinos al cine. Sí, ya sé que no es excusa para escribir este comentario, pero es que no podía evitar hacerlo porque para mí ha supuesto todo un descubrimiento: Hollywood ha desarrollado un software para escribir guiones. De verdad, lo juro, es asombroso. Claro que se trata de la versión beta. A lo mejor el "screenwriter 1.0" es capaz de escribirlos con una mínima coherencia, pero bueno, no es poco para tratarse de un programa de ordenador. Todo se andará.

A menos, claro, que se trate de una película escrita por y para ardillas. Es otra explicación.

Poco puede decirse de esta producción dirigida exclusivamente al público infantil: las aventuras y trastadas de un grupo de ardillas cantarinas en un crucero y una isla casi desierta con tesoro escondido y todo. Los humanos parecen directamente sacados de una clínica para oligofrénicos y lo único que merece la pena destacarse (desde el punto de vista adulto) son los cuerpazos de algunas de las chicas del crucero, lo realmente bien hechas que están las ardillitas y la erupción final del volcán de la isla, lo mejor que he visto desde "Un pueblo llamado Dante's Peak" (1996).

Por lo demás, los niños se lo pasarán pipa y uno puede descabezar una siestecita entre escena y escena. La Navidad y la paternidad obligan a estas cosas.

La verdad es que me esperaba muchísimo más de estas ardillas traviesas y parlanchinas. Cuando vi el trailer, me llamó la atención y no me dejó indiferente y tras ver que la dirigía el director de Shrek 4 (no está mal pero tampoco es gran cosa) pues pensé que al menos esta cinta estaría interesante pero ya ni eso. Cuando vi al principio a las ardillas pijillas compitiendo con tres mujeres más que aceptables bailando y viendo al resto de los tripulantes bailando ya me mataron desde el principio. Cuando llegan a la isla y veo a la mujer villana pero "con buen corazón" ya empecé a sentir vergüenza ajena, y al ver al malote de las otras dos disfrazado de pájaro, no sabía que decir. La cinta entretiene a ratos porque de vez en cuando me he echado alguna minisiesta o cabezadita. Los efectos especiales son horrorosos sobretodo en los meteoritos falsos o la erupición volcánica final. Hay que tener en cuenta que es una película infantil pero viendo el panorama compuesto de grandes cintas como Gru. Enredados, Rango o mismamente El gato con botas, pues no está bien; la iba a poner el 6 pero a medida que iba pasando el tiempo la iba encontrando más fallos así que ha llegado al 1. En fín, pierde la esencia que tenían las dos primeras entregas.
Nota: 2'7.