Dead Still (Miniserie de TV)

La serie irlandesa “DEAD STILL” (2020) se basa en una inquietante costumbre de nuestros mayores, que estuvo vigente desde la aparición y “popularización” de la fotografía a mediados del siglo XIX y hasta bien entrado el siglo XX: fotografiar a los seres queridos fallecidos, ya solos, ya en compañía de los vivos, ya en su ataúd, ya en su lecho de muerte o incluso (en el caso de los niños) rodeados por sus hermanos y padres como si no estuviesen en el otro lado de la laguna Estigia. en el reino del Hades. Hay montones de fotografías y daguerrotipos de estos, muchos de ellos disponibles en internet o en libros como “Post Mortem”, del español Carlos Areces, libro que, desde luego, no recomiendo leer en una noche de tormenta a la luz de una vela.

Ambientada en el Dublín victoriano del último cuarto del siglo XIX, “DEAD STILL” (título cuya traducción se antoja complicada, pues tanto podría ser “Difuntos serenos” como “Completamente tranquilos”, en referencia a la composiciones que hacían los fotógrafos con los fallecidos) se nos presenta como una comedia dramática negra en la que un afamado fotógrafo irlandés (Brock Blennerhasset, muy bien encarnado por Michael Smiley), el mejor en esta curiosa especialidad, su ayudante, el ex-enterrador y aficionado al dibujo y a la fotografía, Connal Molloy, su gandul y borrachin criado, Cecil, y su sobrina Nancy, elegante, guapa, perspicaz y empoderada, se ven envueltos en una macabra trama detectivesca en torno a unos coleccionistas de fotografía “snuff” en la que no falta el psicópata de turno, el detective incomprendido pero espabilado (aunque en realidad la espabilada sea su señora) y los policías tontorrones.

La ambientación, como está mandado, está muy cuidada (a destacar la realista iluminación nocturna de algunas estancias) y el guion es entretenido aunque irregular, destacando los tres últimos episodios. Hay muchos momentos de humor (negro) y el único episodio flojo es el del prostíbulo. Una serie recomendable, como casi todas las irlandesas.