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Todos al suelo

Comedia Una banda de cuatro auténticos elementos, compuesta por Facundo (Fernando Esteso), un mujeriego dispuesto a abandonar hogar, trabajo y pareja para largarse con su querida; Aniceto, otro golfo a punto de ser padre que comparte los angustiosos momentos del preparto de su amante (Paloma Hurtado) con amorosos flirteos con la vecina mientras descuida a su verdadera esposa; Pedro, un mecánico tuerto (Antonio Ozores), aburrido de tanta grasa ... [+]
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Críticas 9
Críticas ordenadas por utilidad
17 de noviembre de 2009
28 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos Al Suelo es, probablemente, la película menos valorada de la etapa ¨binomio Pajares-Esteso¨ de Don Mariano Ozores, casi denostada por el fan medio de este relevante director, si es que exite tal cosa en la vida real. Cierto es que no puede competir en espectacularidad y número de chascarrilos efectivos por minuto con obras como Yo Hice a Roque III o Los Energéticos, pero de ahí a minusvalorarla media un trecho. Seamos consecuentes, por favor: aquí Pajares (mucho antes de que le diese su reciente ¨día de furia¨), Esteso (antes de recaer ¨de lo suyo¨) y el resto del reparto (que incluye al hijo de Pajares y a Rafaela Aparicio en modo ¨critter chillón¨) se amoldan perfectamente, como un mecanismo de relojería suizo, al gran guión paródico que teje Don Mariano sobre la modalidad de ¨películas de atraco¨, adaptándolo perfectamente a la idiosincrasia ibérica, tan influida por la chapuza y la molicie.

Primero, si acaso, distinguir las diferencias entre esta etapa y las anteriores, más allá del protagonismo de Esteso y Pajares: mientras en las pelis de espionaje se apreciaba una presencia casi constante de exteriores lujosos, en estas nueve películas más de 3/4 partes del metraje trancurren en interiores, mostrando a lo sumo un parque público o un bar que hace esquina al recurrir a exteriores; los equipos de producción son infinitamente menores en nº de personas, en una clara maniobra de cara a maximizar beneficios; y, por último, se entremezcla la parodia de géneros fílmicos con la chanza acerca de los cambios que vienen acaeciendo desde la transición, de un modo fluido en lo narrativo y que da pie al enredo y a la comedia de situación pero de manera harto ambigüa de cara a averigüar que opina Don Mariano de verdad de todo esto. (*)

Aquí, como decía, tenemos todo para reir entre eructos y efluvios alcohólicos: un atraco en fecha y hora equivocada, la presencia de un niño y una parturienta en la oficina a robar (familiares ambos de los atracadores), un Juanito Navarro feriante, un Antonio Ozores que viste y calza como Don Jaime de Marichalar, un amago de persecución que no se llega a dar jamás, una espectacular dotación policial de dos coches patrulla y una moto para rodear la oficina bancaria donde se está cometiendo el latrocinio dadaísta, un pecho con su correspondiente pezonaco antes de llegar al primer minuto de metraje, la petición de 20 filetes empanados por parte de los atracadores como una de las condiciones para no ejecutar rehenes... y un guiño de soslayo a Beckett: si los personajes de una obra suya esperaban futilmente a Godot, aquí se aguarda la llegada del dinero, cosa que jamás pasará.
Brillante.
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Jark Prongo
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20 de agosto de 2010
9 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar hay que quitarse de encima cualquier tipo de prejuicios sobre el cine cómico español de la transición, hijo de su época, donde abundaba el chascarrillo político (ya se podian mofar del poder abiertamente, sin los subterfugios de Berlanga), el destape, el humor grueso, el complejo de inferioridad respecto de Europa, y el mantenimiento del mito del macho ibérico, subproducto del landismo.

Una vez quitados todos esos filtros, aparece una más que aceptable comedia, con momentos hilarantes, que se fundamenta no solo en el gran papel del cuarteto protagonista, sinó tambien en el excelente ramillete de secundarios, el verdadero punto fuerte del cine español de la época, ¡que grandes profesionales!

Destaca el cobardica director del banco, el policia "listillo", el ex-médico, las mujeres/amantes, la suegra pesada, el cartero pasota, la empleada aprovechada, el niño espabilado, la prostituta con corazón, en fin toda un retrato coral de la sociedad de entonces.

El título en si ya es un chascarrillo de la época, ¡TODOS AL SUELO!, es lo que gritó Tejero en el golpe de estado del 23 de febrero de 1981.

La trama es una versión mas cutre que la genial atraco a las tres, donde los propios empleados planean atracar el banco en que trabajan, aqui el corrupto cajero (Esteso), es el cerebro de la operación, y cuenta con el "tonto" y ligón Pajares (número 2), el mecánico facha de Ozores (se niega a tener una relación con la prostituta, porque, según el, "soy muy español"), y por último el titiritero Juanito Navarro, números 3 y 4 respectivamente.

Algunos de los chistes son realmente buenos, la película arranca con la presentación de los personajes y los preparativos del atraco, continua con el atraco y el posterior encierro y el tono se mantiene hasta el final, que, como no podia ser de otra manera, es tan esperpéntico como los son sus protagonistas.

En resumen, se deja ver, pasa rápido, es decir, entretiene, cosa que no todo el cine de comedia de hoy dia consigue hacer.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Sau
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3 de junio de 2013
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ahora que toda la crítica gafapasta, moderna y enrollada de este país pone por las nubes "El mundo es nuestro", alguien debería confesar (del equipo de aquella) que durante el rodaje se vieron varias veces esta obra remarcable de Don Mariano Ozores.
Cuanto menos, la película hace reir, entretiene y pasa en un suspiro. Si a ello le añadimos lo que tiene de crítica social y política -soslayada, evidentemente, que aquí se viene a reir-, tendremos la misma película que los dos rateros sevillanos han protagonizado en 2012 para aplauso de crítica entendida.
Y sí, esa misma crítica entendida es la que vapulea mortalmente cada film de Ozores, sin hacer distingo. Al menos deberían verlas, a ver si así reivindican este pequeño clásico.
Fendetestas
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23 de mayo de 2020
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Es para echarse a llorar. Y pensar que cuando yo planeé este atraco era el atraco perfecto". Y es que en este negocio ya se sabe; hay robos que salen a la perfección, pero no siempre es así...

Días difíciles los que tuvieron los españoles allá por 1.981, año de malestar por culpa de la crisis, el terrorismo y el desorganizado gobierno de Adolfo Suárez, un año en que todos presenciaron al coronel Tejero dando el golpe de Estado el 23 de Febrero cuando se iba a pronunciar el nombramiento de Calvo Sotelo y para rematar, tres meses después, el gran atraco al Banco de la Plaza de Cataluña; en este contexto socio-político el panorama cinematográfico vería dichos sucesos expuestos algo más tarde en "Asalto al Banco Central".
Otro realizador, sin embargo, no se podía mantener más lejos de todos estos problemas, por lo menos en lo que a su profesión se refería, y ese era Mariano Ozores, quien a pesar de la tormentosa crisis nacional estaba en la etapa más lucrativa de su carrera gracias a sus colaboraciones con la pareja Pajares/Esteso, con quienes ya llevaba realizados cinco éxitos de taquilla. Llegado 1.982, cuando el francés Édouard Molinaro estrena su genial "Pour 100 Briques t'as plus Rien!", a Ozores, habiendo dado su versión cómica del mundo del boxeo, los casinos de juego y la prostitución, también le apetece descolgarse por el cine de robos y atracadores.

Esta producción no la firma Ízaro Films, sino la compañía de José Luis Bermúdez de Castro, y en ella el director no ocultará las alusiones, directas y tajantes, que realiza sobre el atraco en Barcelona y la situación que atraviesa el país en ese momento (lo que demostrará el título, en referencia a las palabras de Tejero, o la hora del robo planeado, las 9 de la mañana) recogiendo el testigo de este cine, siempre objeto de parodia en la industria española, inspirándose así en clásicos como "Los Ladrones somos Gente Honrada", "La Pandilla de los Once" o la magnífica "Atraco a las 3".
La trama, como cualquier historia de ladrones que se precie, arranca con la "minuciosa" prepación del asalto a la sucursal donde se desarrollarán todos los acontecimientos y un control del tiempo absoluto (como el que llevaba Kubrick en "Atraco Perfecto"); entre tanto Ozores nos va presentando a los prinicipales implicados: Facundo, jefe de la banda y empleado del banco, y Aniceto, quienes no dejan de ser los típicos individuos de su cine, dos maridos sinvergüenzas y mentirosos que engañan a sus esposas sin ningún reparo, lo que inclina mucho esta primera parte a la comedia de enredo de toques "vodevilescos".

Los otros dos son Pedro, un mecánico tuerto siempre cabreado, y Bernardo, personaje que añade una inusual nota dramática al conjunto al tratarse de un anciano dueño de un desvencijado tiovivo que ha de soportar las continuas peleas de su hija con su marido y cómo éstas afectan a su nieto; será, por tanto, el único de esta descerebrada pandilla de cuatro que encuentre la simpatía del espectador, pues la suya es, a pesar de todo, una causa mucho más noble que la de sus acólitos. Como es lógico, unos personajes como estos no pueden tener la suerte de su parte, y las complicaciones empezarán incluso antes del robo, del cual, para más inri, ¡confunden la fecha!
Y no sólo eso: las 10 a.m. se cambia por las 9, el día 9 por el 10 y los 150 millones de pesetas que iban a llegar en un camión menguan hasta 150 mil; así está planteada la farsa y así seguirá, con una de las amantes de Aniceto a punto de dar a luz y el nieto de Bernardo incluidos en el embrollo. Aun así no saldremos del banco y todo el humor se concentrará en ese espacio claustrofóbico y reducido, heredado esto del clásico "Tarde de Perros"; desgraciadamente Ozores, por buen artesano que sea, no es Sidney Lumet, y una vez haya acontecido el asalto el ritmo del film decaerá bastante al tiempo que el ingenio de los "gags" y los diálogos, aunque la diversión esté siempre presente.

Mientras dentro se intenta buscar una solución desesperada al gran error del grupo de Aniceto, afuera la policía hace por controlar la situación, lo que le da la oportunidad al director de lanzar una afilada y mordaz crítica contra la situación política del momento (nunca se olvidará de los sucesos del 23-F y 23-M) y sobre todo la incompetencia de los dirigentes del Gobierno, mucho más preocupados de las consecuencias económicas que de las pérdidas humanas; pero aun dejando a éstos en el más absoluto de los ridículos, Ozores no decanta su denuncia a un sector o partido concreto (de ahí que el comisario nunca sepa la postura política de los atracadores).
Y es que para él, como siempre ha opinado, todos le parecen iguales, unos corruptos y oportunistas sin entrañas. Andrés Pajares y Fernando Esteso no abandonan la línea de sus anteriores papeles, uno volviendo como el galán que encandila a las mujeres y el otro como tozudo hipócrita; en esta ocasión son Antonio Ozores y Juanito Navarro los que se llevan la mejor parte con sus geniales personajes. Un cuarteto acompañado de los grandes Ricardo Merino, Valeriano Andrés, Alfonso del Real, Paloma Hurtado, esa impagable Rafaela Aparicio y dos de las musas del "destape" y del director: Beatriz Escudero y Azucena Hernández. Como curiosidad podemos ver al hijo de Andrés Pajares en una pequeña aparición.

Sin alcanzar el nivel de ingenio de "Los Bingueros" o "Yo Hice a Roque III", con ciertos tonos dramáticos algo insólitos y con los desvaríos erótico-festivos, por los que tanto se han distinguido las obras de la pareja, fuera de combate, "Todos al Suelo" no ha llegado a ser tan recordada como otras de sus colaboraciones, por desgracia...
Todo queda inscrito en la clásica parodia del cine de ladrones con sus típicos enredos y disparates, pues el sr. Ozores no tiene más pretensiones salvo las de divertir al público. Yo, por mi parte, la considero una de las más divertidas de la enealogía.
Chris Jiménez
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30 de enero de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo bonito de algunos clásicos de tu infancia (pero en diferido, no en el cine, que no soy tan viejo) es cuando los descubriste de forma accidental, y más si es gracias a la picaresca perdida (o extinguida, me temo) del señor del videoclub de tu barrio, y en mi caso el mismo Videoclub Torrent donde recuerdo que cada día el mismo nano peinado a lo mullet flamenco preguntaba si tenían la nueva "del payo de las patadas". En mi caso tenía echado el ojo al cartelón en la puerta del último pelotazo de Andrés Pajares en su filmografía. Y cuando pedí si tenían la de Pajares y el señor bajito que atracan bancos, el señor del videoclub me encasquetó ésta cambiando al hermano de Gonzalo Suárez por mi primer Mariano Ozores (¡¡!!).
No iba a ser la última del género de las comedias de robos y atracos de don Mariano, pero sí un punto de encuentro, en el hurto grupal que obtenemos, de las dos parejas cómicas explotadas mayoritariamente por su director en la década de los 80: los vigentes Esteso y Pajares mas la alternativa prenoventera además de injustamente menos mitificada por el frikismo nostálgico, la de Antonio Ozores y Juanito Navarro. Lo cierto es que no es tanto una comedia de Esteso y Pajares -absorbido por una gigante Paloma Hurtado cuando coinciden- como la matrimoniada de ambos en un intrincado de Ozores enamorándose de una prostituta o recibiendo pullas de Andrés Burguera y la entrañable comedia dramática con niño encabezada por Juanito Navarro (a él le cae la mejor frase felicitando a Hurtado por su maternidad: "enhorabuena por el niño, tiene toda la cara del padre sea quien sea").
Adoro al Maki, y también terminó cayendo en mis manos (al mes y pico de estrenarse), pero aquel fin de semana tampoco me fuí con las manos vacías. Y puedo suponer que los compadres Alfonso Sánchez y Alberto López también guardarán gratos recuerdos de cómo la descubrieron y cuándo antes de darle berlanguianos nuevos aires a esta comedia de atracos de Mariano Ozores.
Y ojo con esos dos, por cierto, que está al alcance de muy poquitos saber hacer bailar con la misma canción a dos genios tan distintos -valenciano y madrileño- pero tan parecidos -dos cronistas bufos- sin salir trasquilados.
Y todavía les funciona.
antonio lopez herraiz
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