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Rodrigo D: No futuro

Drama Rodrigo no tiene todavía 20 años. Está en una ventana del último piso de un céntrico edificio en Medellín. Va a saltar sobre esa ciudad que lo oprime, lo llama, lo margina. No tiene otra opción, le grita a la ciudad. El tiempo se detiene y ahí está todo lo que ha sido su vida y lo que la rodea. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
Críticas ordenadas por utilidad
20 de marzo de 2007
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cinta notable que retrata de manera realista uno de los períodos socialmente más problemáticos de la ciudad de Medellín (la década de 1980, llamada en Colombia "La década pérdida"), en que toda una generación de jóvenes vivieron y sufrieron las terribles consecuencias del narcotráfico, la violencia urbana y el terrorismo, con las consiguientes secuelas sociales a largo plazo que apenas comienzan a sanar...

Un retrato muy bien elaborado, de la mano sensible y honesta de Victor Gaviria y en las voces e imágenes de los mismos jóvenes que protagonizaron en la realidad el drama que narra la cinta... Un documento imprescindible para conocer de cerca una situación social que todos esperamos no vuelva jamás a repetirse y de la que esperamos terminar de salir en breve...
avellano
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19 de octubre de 2006
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Rodrigo D: No futuro”, película colombiana dirigida por Víctor Manuel Gaviria, fue nominada a la Palma de Oro en el Festival Internacional de Cannes 1990 y fue estrenada en el mismo año.

Al principio, esta película no me llamó la atención. Yo no me sentí impresionada por la actuación. A mis ojos, era como si los actores no tenían ninguna experiencia en el dominio y que no fueron entrenados antes de ponerse frente a las cámaras. Su manera de hablar me molestaba mucho también. No me refiero ni al léxico utilizado ni a la locución o a la acentuación, sino a la falta de naturalidad que mostraron en las conversaciones. Entonces, yo ví la película sin gran interés.

Pero, al pensarlo de manera más profunda, me dí cuenta que era lo que el productor de la película quería. En Rodrigo D: No Futuro, la idea era de reflejar la realidad de la vida en Medellín, Colombia. Por eso, los actores no eran nada más que jóvenes que vivían en esta realidad. ¿ Quién más que los habitantes de este barrio podrían representar a su comunidad ?

Generalmente, un actor debe ponerse en el lugar de su personaje, pero ellos ya eran el personaje de verdad. Entonces en la misma persona se encontraba al actor y al personaje. Ellos mismos podían sentir y hacernos sentir la miseria y el concepto de supervivencia que, diariamente, hicieron parte de su vida; también todo lo que lo empujaba a ceder a la violencia.

Al fin y al cabo, me dí cuenta que era una película muy instructiva y profunda, enseñándonos sobre la violencia que dominaba en Medellín en esta época y quizás esta siguiendo hoy en día. Los actores, en realidad, no estaban actuando sino viviendo su vida cotidiana.
natacha87
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18 de febrero de 2013
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sorprenden las películas de Víctor Gaviria. Uno no puede dejar de preguntarse cómo este cine es posible. El antioqueño es el único embajador del que tengo conocimiento con la autoridad de sellar visados a uno de los pozos más negros y profundos de entre todos los que conforman las sociedades humanas. Cuando la intención es importar el hedor que de estos lugares emanan de poco sirve levantar decorados y contratar a actores debidamente formados en el Actor’s Studio. El hiperrealismo de Gaviria se sostiene utilizando como materia prima la misma miseria que pretende describir, sólo así podremos tan siquiera comprender de lejos el mal que corroe a Rodrigo, un chaval de veinte años en Europa y un ‘culicagao’ consumido hasta la médula en las laberínticas calles del extrarradio del Medellín de aquel tiempo.

Pero esta película va más allá de su incalculable valor informativo. Cada plano, cada secuencia rodada por el colombiano, esconde mucho CINE. La imposibilidad de recrear ambientes controlados, y una más que sospechada limitación presupuestaria, son contratiempos de peso y que, sin embargo, Gaviria sortea (dentro de lo posible) con admirable destreza, dotando a su obra de una coherencia y un ritmo muy meritorios. El conjunto resultante no sólo es interesante o recomendable, ‘Rodrigo D’ es una película necesaria, aunque nada más sea porque cualquier sitio puede ser un día una barrida en la ciudad de Medellín.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
bixo
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16 de septiembre de 2018
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente película que toca el tema de la desigualdad social, la marginalidad y la falta de oportunidades en el mundo suburbano de la Medellín de la década de los ochenta. Basada e inspirada en los diarios escritos por Ramón, uno de los protagonistas de la historia.
Realizada bajo condiciones naturales propias de los barrios marginales en las montañas de Medellín, el film logra mostrarnos la pintoresca, cruda e desesperanzadora realidad de los jóvenes que crecen en ese entorno.
Pienso que Rodrigo encarna la desesperanza de un joven sin oportunidades, cuya única escapatoria parece ser la rebeldía expresada a través de la música, representa la soledad, el abandono y la falta de conciencia del mundo citadino, donde cada uno se preocupa por sí mismo y no hay más valores que los propios y únicamente importa el progreso en términos materiales a cualquier costo.
La película, aunque indirectamente, retrata también fenómenos sociales como el sicariato juvenil y el tráfico de estupefacientes. Problemas estos que resonaron en los años ochentas y noventa, no solo en Medellín sino en todo el territorio nacional y que sin duda guardan una relación estrecha con los dramas alrededor de cada uno de los personajes.
Me encantó la forma como a través de la música Punk y Metal, los personajes consiguen, aunque momentáneamente, escapar de su realidad desolada y abrumadora, expresan sus ansias de libertad y dejan volar su más ardientes ambiciones. Asimismo, el papel de Ramiro Meneses como Rodrigo lo encuentro monumental, sin embargo, para mí el verdadero protagonista de la película es el viejo Ramón, no sólo por ser el guionista original, sino por sus constantes apariciones y su capacidad para ponerle chispa a cada situación y representar con tamaña naturalidad el diario vivir de un joven abandonado a su suerte en una comuna. Curiosamente, era el amigo de todos pero al mismo tiempo el más incomprendido.
En definitiva, y a pesar de algunos problemas técnicos en relación al sonido y la imagen, esta película consigue despertar nuestra atención ante un fenómeno de exclusión social que increíblemente no deja de ser el pan de cada día para muchos jóvenes de barrios populares de Colombia: "no es que la cuestión no es de ánimo, Botao estás vos, estoy yo y estamos todos, sopas! No me probastes ome, ah bien, voy pa’ onde una señora a darle una razón. Dinero, angustias, dinero, sistema!"
Jhonny
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