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The New Raemon, a propósito de Rodríguez

Documental El Nuevo Ramón, barbudo ex-líder de los épicos Madee, se parece bastante al Antiguo Ramón: aún habla de soledad, agobio y “no estar bien”. De hecho, una de las primeras frases del filme es “estuve bastante mal”; o sea que ¿alegría? la justa. En este extenso documental, de factura monocromática e intimista, vemos al artista por dentro, sufriendo su arte, hablando de miseria cotidiana, buscando curación por la canción. (FILMAFFINITY)
Críticas 1
Críticas ordenadas por utilidad
1 de agosto de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar debo aclarar que soy fan de The New Raemon, musicalmente, y de Ramón Rodríguez, personalmente. Pocas personas tendrían la valentía de llamar a sus hijas Jazz y Leia (las cuales, por cierto, están teniendo bastante éxito con su propio grupo, Mourn, mientras aún van al instituto). Y en lo musical, qué decir: letras afiladas, emocionalmente duras, melodías vocales poderosas e instrumentación que va del folk más poppy y franco (en sus primeros discos) a la desnudez más cortante y enérgica (más reciente), siendo siempre sencilla pero penetrante. Dicho todo esto: no me gusta la película.
Empecemos por un problema básico: la elección de los encuadres. Quizás Sergi Minguell tiene alguna intención que se me escapa al hacer primerísimos primeros planos incluso durante algunas de las entrevistas (y desde luego en buena parte de las imágenes en conciertos), pero yo no veo el efecto dramático o revelador. Sencillamente, me canso de que la cámara esté moviéndose constantemente, incluso cuando está claro que no existe necesidad, y de que se me muestren porciones del rostro de Ramón sin una intención ulterior, solo porque queda guay o, sospecho, porque son los planos que han salido. En muchas ocasiones, especialmente en los conciertos, los planos parecen ser los únicos que se pudieron sacar. No tengo nada en contra de lo improvisado, siempre y cuando se pueda encajar en un concepto general o envolvente que le dé cohesión a la película. Me parece que no es el caso: no veo un hilo conductor visual.
Lo cual me lleva al segundo problema: tampoco veo un hilo conductor en lo "narrativo". Y entrecomillo la palabra porque, en sentido estricto, no sucede nada en toda la película. No es que tenga que "suceder" algo en concreto, pero un buen documental debería generar la sensación de que algo avanza, de que algo cambia. Por tomar otro ejemplo muy cercano: "10 Años y una Zanahoria", documental sobre los diez primeros años de Standstill (dos de cuyos miembros, Ricky Falkner y Ricky Lavado, aparecen aquí como bajista y batería, respectivamente, de The New Raemon), consigue un efecto mucho más claro de progreso, de desarrollo, principalmente porque quienes montan la película son los propios miembros del grupo que han vivido la aventura, y así consigue ser mucho más seductora. Aquí, francamente, da la sensación de que a alguien le gustaba Ramón y decidió hacer una peli, pero se dio cuenta al final de que no tenía nada coherente que montar, y puso imágenes una detrás de otra sin más, con un predominio totalmente absurdo de imágenes de conciertos y de Ramón tocando para la cámara, que no aportan nada al aspecto cinematográfico del film.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Yeso
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