Haz click aquí para copiar la URL

Deep End

Drama. Comedia Mike (John Moulder-Brown), un joven de 15 años de clase baja, consigue un modesto empleo cuidando los baños de una piscina pública de los suburbios de Londres. Allí se obsesiona con Susan (Jane Asher), una atractiva joven que trabaja en el mismo lugar como asistente. Aunque Susan está comprometida, Mike empieza a hacer todo lo que está a su alcance para sabotear su relación y quedarse con la chica. (FILMAFFINITY)
1 2 3 >>
Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
28 de diciembre de 2006
36 de 44 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que para muchos "BLOW UP" sea la película que mejor refleja los años del Swinging London, "ZONA PROFUNDA" le gana en ritmo y sensualidad por goleada. El Cat Stevens más rockero se reparte la música del film, al 50%, con los alemanes CAN.
Una de las películas más fascinantes que he visto en mi vida, tanto por su dinámica narrativa como por su argumento descocado. Una tragicomedia rompedora, muy en la línea de "Harold y Maude", "Jules y Jim" o "El graduado", películas todas donde los personajes se guíaban mucho más por su corazón que por la razón... Quizá por eso aún no la he olvidado, a pesar de haberla visto una sola vez, hace una pila de años (probablemente más de 15, cuando la emitieron por LA 2 en "la noche temática", ilustrando el tema "La fascinación del agua"). El autor fue co-guionista de Roman Polansky en su etapa polaca, colaborando en su gran clasico "El cuchillo en el agua".
¡Ojalá ZONA PROFUNDA salga pronto editada en DVD!
CARLOSBGUERTON
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
28 de noviembre de 2011
25 de 28 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad que cuando una película me sobrecoge tanto no sé muy bien como empezar...

Puede ser por el original planteamiento: un adolescente que en plena revolución sexual empieza a descubrir un mundo que sus padres y escuela le impedían ver...

Puede ser por por la singular galeria de secundarios pervertidos que deambulan durante el film...

Puede ser porque al igual que hiciera al año siguiente con la magistral Harold and Maude, Cat Stevens vuelve a poner la guinda a una película gracias al sentido de sus canciones...

Puede ser porque hablando de Harold and Maude, sea la película perfecta para verla en sesión doble con esta primera...

Puede ser por el peculiar sentido del humor que desprende...

Puede ser por lo "punkie" que me parece lo vertiginoso de algunas secuencias...

Puede ser la carga simbólica que otorga con los colores y la iluminación a ciertas escenas...

Puede ser porque los protagonistas te enamoran con su sinceridad. Y por qué no decirlo, por su físico también...

Puede ser por esos planos "aqua-oníricos"...

O puede ser porque en un único plano Jerzy Skolimowski sepa condensar toda la carga y tensión soportada hasta entonces, adquiriendo un nuevo, trágico y bellísimo sentido del film.

Lo que es seguro de todo esto, es que yo ya he acabado. Acabado "en lo más profundo"...
El Nota
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
8 de mayo de 2013
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Hago películas para complacerme a mi mismo” es uno de los comentarios más conocidos de Skolimowski. Sin embargo, los resultados de esa autocomplacencia han sido brutalmente diversos, variables, disímiles. Tragedia, suspenso, terror psicológico, comedia, documental, cine experimental. Polonia, Inglaterra, Bélgica, Alemania, Italia, Francia, Estados Unidos. Skolimowski parece probar casi todo en casi cualquier lugar y en casi cualquier momento.

Pero lo más sorprendente es que logre mantenerse a flote: siempre distinguible en medio de la tentativa, el experimento y el movimiento incesante. Aunque su signo autoral es innegable, la mayoría de los críticos tienen una dificultad especial para encerrar las razones, los motivos, las especificidades que hacen personal a su estilo y su narración. Quizás sea eso mismo, algo de lo misterioso, de lo inasible, de lo cambiante, uno de los factores centrales y más escurridizos de su obra. Quizás lo que nos permita acercarnos a él sea un movimiento opuesto al encierro: una apertura sensible a la movilidad de la ensoñación y la experiencia poética.

Más allá del argumento específico, no es extraño hallar una reflexión temática –de carácter abstracto– en cada uno de sus films: la represión sexual, la contradicción de clases, la violencia masculina, la alienación en el mundo del trabajo. Pero no es la insistencia sobre ciertos tópicos lo que hace especial a su estilo sino la forma en que transforma esos ejes en sucesos significativos: no intenta retratar las aristas de un problema objetivo sino la mirada subjetiva que permiten transformarlo en un horizonte de sentido. Como buen representante de los movimientos de renovación y ruptura de comienzos de los sesenta, Skolimowski navega entre las percepciones y las acciones cotidianas de los sujetos con una profunda preocupación política. Alejado de los grandes acontecimientos históricos, apoya su cine en la intimidad subjetiva, en la desprolijidad de la emocionalidad humana, en una ética propia de lo mundano, en las decisiones nimias y profundas, casi imperceptibles de la cotidianeidad.

El suyo es un cine de constantes sorpresas, no sólo de una película a otra sino en el propio devenir interno de cada una. Podríamos decir que una de las características más esenciales del arte de Skolimowski es la incomodidad: la intrusión de imágenes inesperadas, de cambios psicológicos y actitudinales, acciones poco claras, reacciones desmedidas y no explicadas, la construcción creciente de un misterio y una duda que no van a ser develadas, un simbolismo tenue que no necesita explicaciones. Como todo buen poeta, Skolimowski sabe que la racionalidad arruina la belleza compleja, ambivalente y multifacética de las cosas.

The Shout, filmada en 1978, es probablemente su obra más reconocida, donde la disputa entre elementos fantásticos y simbólicos es impulsada hasta niveles inconmensurables de angustia y misterio. Pero probablemente sea Deep End (1970) la que permite acercarse con mayor facilidad a esa perspectiva conjunta, político-poética, que intentamos describir. Situada enteramente en Inglaterra, narra la historia de Mike, un inocente adolescente de la clase media baja londinense que comienza a trabajar como asistente general de un deteriorado complejo de baños públicos. Allí conoce a Susie, mayor que él, hermosa y sexualmente experimentada. Mike desarrolla una atracción cada vez más fuerte por ella; sus celos aumentan, comienza a descubrir un tipo de pasión y excitación que desconocía. Las relaciones que Susie mantiene con otros hombres lo ofuscan; está cada vez más atraído y, al mismo tiempo, más asqueado, más obsesionado, más controlador. Deep End posee una mirada oscura y perturbadora; es una reflexión seria y poco optimista sobre el movimiento de liberación sexual de los sesenta.

Skolimowski expone –a lo largo de todo el desarrollo de la relación entre Mike y Susie– las enormes contradicciones, tensiones e hipocresías de la forma en que la sociedad inglesa vive su propia sexualidad. En ese sentido, los baños públicos (y sus actores principales) parecen funcionar como un escaparate: una representación alegórica de la perturbada sexualidad de la sociedad y de la banalidad e inutilidad de la organización burocrática. Como sucede usualmente, el film se torna más y más abstracto: los personajes se vuelven opacos, sus emociones extremas e inaccesibles, menos inmediatas a la comprensión racional. La película adquiere una atmosfera onírica y ligeramente surrealista.

El cierre de Deep End es memorable. Dentro de la pileta de natación, toda la magia de Skolimowski se conjuga: la ausencia de claridad en las acciones y motivaciones de los personajes, la frustración y la tensión crecientes, la no-explicación de los hechos, las respuestas delirantes, la súbita alienación, las imágenes que irrumpen como asociaciones o reflejos de estados internos (la pintura roja sobre las paredes que nos recuerda a la bicicleta de Mike), la inercia de los cuerpos que se acercan, atraídos por el placer y el calor, por la frustración y la culpa, por la necesidad y la desgracia, por el sexo frío y distante de quien no consigue amar, y por la muerte.


(Artículo completo en: http://laplumaenelojo.wordpress.com)
therivertoday
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
31 de mayo de 2013
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Qué extraña suerte la de esta película. Tras su presentación en el Festival de Venecia de 1970, que por aquellos años no era competitivo, flotaba en el aire la idea de que “Zona profunda” habría sido, sin duda, la más firme candidata a ganar el León de Oro. Un año después, cuando fue estrenada, fue saludada por parte de la crítica como una obra llamada a figurar entre lo más perdurable de su época, y a su director, Jerzy Skolimowski, se le comparó con Truffaut, Godard o Polanski, con quien, de hecho, había coescrito el guión de “El cuchillo en el agua”.

“Zona profunda”, sin embargo, fracasó estrepitosamente en taquilla, su productora la retiró de la circulación y pronto cayó en el olvido. Durante varias décadas, no sólo resultó prácticamente imposible verla en un cine o en televisión, sino que apenas se editó en formato de consumo doméstico. A pesar de que en 1982 un joven David Lynch declarara enfáticamente que la obra de Skolimowski era la única película en color digna de ser vista, “Zona profunda” desapareció literalmente del mapa y pasó a ser una peli fantasma.

En 2011, finalmente, coincidiendo con el cuadragésimo aniversario de su estreno, una versión restaurada de “Zona profunda” fue editada en DVD, y se reavivó el interés por una película que, vista ahora, y a diferencia de alguna de las obras con las que suele compararse (la más recurrente es la absurdamente reverenciada “Blow-up” de Antonioni), no sólo ha resistido muy bien el paso del tiempo, sino que su eco es fácilmente rastreable en películas contemporáneas como “Submarine” o “Las ventajas de ser un marginado”.

Tal vez la explicación de su mala suerte no sea tan extraña, al fin y al cabo. “Zona profunda” es una anomalía. Una espléndida y perturbadora anomalía. Lo era hace cuarenta años y lo sigue siendo ahora. Por el modo en que bucea en la psique desorientada de un adolescente sometido a toda clase de estímulos sexuales en un Londres sórdido y gris que iba despertando del sueño psicodélico de los años sesenta. Por el impagable abanico de secundarios que ilustran la ruina moral y la hipocresía que la sociedad inglesa de la época amontonaba bajo la moqueta. Por el soterrado e incisivo humor que recorre toda la película. Por la subyugante presencia de Jane Asher, exnovia de Paul McCartney y quintaesencia de las obsesiones quinceañeras más inconfesables. Por el espléndido manejo del color (el omnipresente rojo) y de la metáfora puesta en imágenes, siempre de modo elusivo y sugerente y rehuyendo el énfasis y las explicaciones unívocas. Por el inteligente uso de la música (que la emparenta con otra rareza irresistible, “Harold y Maude”), dosificada y modulada en función de las dos pulsiones en conflicto y abocadas a estallar. Por sus memorable minutos finales, culpables en gran medida, sin duda, de su fracaso entre el gran público, y que deberían bastar, por sí solos, para devolverle, cuarenta años más tarde, la suerte que nunca tuvo y su auténtica consideración.
Normelvis Bates
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 de noviembre de 2011
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraña película de Skolimowski con una extraña y poderosa belleza formal así como una atmósfera cautivante.

La película dista mucho de ser una historia de amor, el amor brilla por su ausencia, en esta película los personajes están obsesionados por el sexo y este se respira en el ambiente, pasiones de juventud entremezcladas con lujuria de senectud.
Retrato pop de la época post Mayo del 68 y del despertar sexual, donde el mundo occidental se refleja en ese joven adolescente.

El film conjuga, la pasión, el drama y la comedia, resulta original y fresca, con una gran puesta en escena yestupendas actuaciones de su reparto, especialmente sus protagonistas, para el recuerdo queda una bellísima Jane Asher.

Las acciones de sus protagonistas son excesivas, difíciles de entender, demasiado ligadas a la pasión del momento y completamente irreflexivas, hay que tener en cuenta que se trata de adolescentes, pero su estado de celo resulta abrumador.

Película interesante e incluso cautivante, pero que posee algunos momentos que se alargan hasta provocar cierto aburrimiento en el público, conjugados con otros fantásticos, eso sí.
También las acciones de su protagonistas, tan ajenas, no hacen si no evitar que el espectador se adentre en la película.

Película diferente y arriesgada, que puede fascinar o aburrir, dependiendo de la persona, pero siempre recomendable.
Meinster
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
1 2 3 >>
Cancelar
Limpiar
Aplicar
  • Filters & Sorts
    You can change filter options and sorts from here
    arrow