Los gavilanes del estrecho

Entretenida película de uno de los grandes directores del cine americano clásico, el magnífico Raoul Walsh, que nos ofrece una historia trepidante sobre espías, contrabandistas y traidores en el marco histórico de las guerras napoleónicas.

Sucintamente, el argumento básico de la película es el intento por parte de los ingleses de averiguar cuándo y por dónde invadirá Napoleón su isla, sirviéndose para ello de las habilidades y encantos de una espía infiltrada, que interpreta una hermosa Yvonne De Carlo; en el curso de sus investigaciones, que la llevan de una costa a otra, trabará contacto con un contrabandista, un correcto Rock Hudson, que se enamora de ella.

La película transcurre a ambos lados del canal, alternándose el protagonismo entre las secuencias dedicadas al espionaje, y las que se centran en las peripecias y equívocos en los que incurre el contrabandista. Lo cierto es que el argumento resulta de lo más inverosímil y avanza con ciertas dificultades, pero Walsh lo fía todo a su prodigioso sentido del ritmo, que en un filme de aventuras es fundamental, contribuyendo así a paliar la debilidad de la historia, que además, no cuenta con un gran guión.

Se trata, por tanto, de una obra menor dentro de la excelsa filmografía de Walsh, pero pese a ello, destaca por su agilidad y buen oficio, resultando en todo momento un buen entretenimiento, como era característico en aquél cine de aventuras, "del de antes".

Película del género de aventuras, al estilo piratas, de los años 50 que de nuevo reúne a De Carlo y a Hudson y como en "El capitán Panamá" ella se ríe de él en su cara. Es una película entretenida de aventuras, de luchas, con una trama interesante que se vuelve dentro de su transparencia en más interesante al introducir el elemento del espionaje y alguna que otra cosilla más. Y en medio de todo ésto De Carlo, siempre luciéndose en detrimento de Hudson que de tío cachas no sale, pero al que ella le da más vueltas que una peonza en todos los niveles: artístico, interpretativo....... el resto del reparto son los habituales y las secuencias de acción semejantes y típicas, sin esperar grandes batallas, pero oye cómo entretiene. También el contexto polítco Walsh se ha molestado en plasmarlo con los distintos miembros que engrosan las facciones de bandos contrarios que tratan de unirse y consolidarse a ambos lados de ultramar, la película cuenta con un ritmo ligero y aunque es más por decirlo de alguna manera, seria que la del "Capitán Panamá" sus planos están bien captados. Cinta clásica pero buena.

De una orilla a la otra del canal de La Mancha, van y vienen como el que cruza una calle de acera a acera un día soleado de poco tráfico y menos peatones, y la cuestión es hacerlo lejos de semáforos o pasos de cebra. En ambas costas están los castillos, los bares, los puertos y las siniestras mazmorras; y no hay más mundo que ese. Existe una especie de desprecio por las distancias ya sean en mar o tierra. La historia pinta de piratas, aunque no lo es, es un juego de amor, decepción y remordimientos que, con todos los respetos, me ha parecido sin mucho gancho; además no se consigue en ningún momento presagiar peligro importante, incluso la llegada de Napoleón en visita sorpresa no levanta curiosidad alguna. Las incursiones del héroe apenas representan esfuerzo y los malos son malos porque son los de la otra orilla. Yvonne es un encanto y ver a Rocky a su lado hace sentirle a uno estafado, el contrabandista luce pecho musculoso de continuo y ahora me imagino que lo hacía para deslumbrar al cámara o al mesonero.
Hablando de mesoneros, cuando el mesonero vende la bota, o sabe a pez o está rota.

¿Cómo definir el género de una película como ésta? ¿De acción, por la acción incesante que mueve a la historia y a los personajes de principio a fin? ¿Histórica, por transcurrir esa acción incesante en el año 1800, en la época de Napoleón Bonaparte, y en un momento de guerra entre Inglaterra y Francia? ¿De aventuras, por la acumulación de peripecias, azares, peligros y secretos que se desarrollan en la pantalla? ¿De amor, por el progresivo enamoramiento de los protagonistas, Yvonne De Carlo y Rock Hudson? ¿Es una cinta bélica? "Los gavilanes del estrecho" es todo lo anterior, así como un film dotado de ese sentido del ritmo que Walsh sabía dar a su cine, un cine en el que los personajes están siempre, o casi siempre, en movimiento. Para mí es una estupenda película, con una buena fotografía en color, y que se rodó en exteriores de Francia y el Reino Unido.

Una pareja de protagonistas con glamour no es suficiente para sostener una aventura de lo más prescindible. Aunque Yvonne De Carlo luzca vestidos preciosos y nos demuestre que su rostro estaba hecho para la cámara, y que Rock Hudson muestre su torso desnudo en cada escena, exhibiendo pasión y arrojo por su dama, esta trama de espías y contrabandistas transmite poca emoción.

No hay secuencias de acción destacables (Raoul Walsh era capaz de mucho más), unos pocos decorados pretenden representar a Francia e Inglaterra a ambos lados del Canal de la Mancha y todo es simple y previsible.

Respecto a los secundarios hay que lamentar la floja aparición de Napoleón o la sosería del leal acompañante de Rock Hudson.

Me quedo solo con el carisma de la pareja protagonista.