Who Wants to Kill Jessie?

Una comedia que forma parte de la corriente de la nueva ola checoslovaca de los años 60, un movimiento de vanguardia que se caracterizó por su fantástico esplendor artístico, visual y narrativo. Además de un sentido cómico muy particular, en el que predomina el humor absurdo y la sátira, así como unas técnicas de montaje innovadoras y situaciones puramente kafkianas.

Aquí, partiendo de un viejo matrimonio, en el que la mujer inventa accidentalmente una máquina capaz de materializar los sueños (inicialmente debía tener otro propósito), y su marido, que busca la respuesta a sus preguntas de ingeniería entre las páginas de un cómic, introducen conceptos muy interesantes sobre los sueños, la materia que los compone, y lo que sucede cuando estos se hacen reales, y lo que podría ocurrir si estos coexistieran con la realidad, dentro de la parodia, pero con varias lecturas, y de una forma divertida, innovadora y ocurrente.

Una joya para cualquier cinéfilo, desgraciadamente desconocida, como muchas otras obras de la corriente a la que pertenece, que consigue explotar al máximo la fantasía y los sueños en el cine.

No es fácil explicar qué pasó en la antigua Checoslovaquia para que la cultura en general, y el cine en concreto, que es lo que más nos interesa, sufriera una expansión de tal calibre que pocas veces se había visto antes. Esa nueva ola en el cine supone llegar a una nueva dimensión creativa en la que cabe todo, una liberación que produjo tantas cosas nuevas que sorprende cuando uno como cinéfilo de sofá curiosea buscando producciones en esa época como este "Who Wants to Kill Jessie?". Hubo tanto en tan poco tiempo, tantas nuevas ideas nuevas puestas en práctica, que uno no deja de sorprenderse ni de cansarse de buscar películas de esa época en la ex república checoslovaca.

Ojo, no todo fueron obras maestras, hay alguna castaña por ahí sobrevalorada, pero en originalidad nunca se ha visto nada igual. Luego llegaron los tanques rusos para joderlo todo, y esa es una historia que a todos lamentablemente nos suena en los días que me toca escribir ahora...

En todo caso medio siglo después aquí estoy, tecleando sobre una película que es una comedia maravillosa, con una historia delirante, breve y redonda, con apenas hora y cuarto de duración. ¿A qué no se atrevían los checoslovacos en esa época?; escribir y poner en imágenes algo así suena descabellado, pero funciona: por error se materializan los sueños, tres personajes que hablan con los conocidos bocadillos de los cómics, una chica que es un cañón, un súper héroe y un vaquero.

Y todo es una locura. Y todo fluye. Y no cae en el ridículo. Y te rindes a la nueva ola checoslovaca. Otra maravillosa creación. Y van ya... muchas, muchas, muchas...

El cine de la ex Checoeslovaquia me ha sorprendido por su frescura, notorio ingenio en los guiones y puesta en escena muy recursiva. Y esta película es un buen ejemplo.

La frescura tienen que ver con la forma como se hace una crítica tan feroz a las sociedades dictatoriales sin que lo parezca. La agobiante censura vivida en ese entonces por los checoslovacos dio paso a un gran ingenio para decir las cosas sin decirlas. A quién se le ocurriría cuestionar que materializar los sueños puede ser peligroso para una sociedad. Pues a Vorlicek quien logra hacerlo a través de un guión salido de la más pura ciencia ficción. La máquina de ver los sueños la volvemos a encontrar en Subiela en No te mueras sin decirme a dónde vas, muchos años después.

Y lo mejor de lo mejor, la puesta en escena tan creativa y divertida: Cuando se empieza a vislumbrar el invento del físico se pone a leer cómics (tebeos) y vemos cómo se van materializando los personajes de la historieta sobre la bella Jessie (Jessii). Este excelente truco también lo encontramos en otras películas posteriores del cine estadounidense. Pero por lo que conozco, con Vorlicek es la primer vez que se uso,

Lástima la poca difusión de esta magnífica cinta (y del cine checoslovaco), quizá por los problemas idiomáticos, pero también por cierta prevención de los cinéfilos.

Hay que verla.