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Worry Dolls

Terror Henry Leonard Bale, un brutal asesino en serie, muere en manos de la policía, pero su legado sigue con vida. Cuando una cadena de crímenes atroces se desata en un tranquilo pueblo, el detective Matt Williams descubre algo aparentemente imposible: todas las muertes tienen su origen en un juego de talismanes que Bale recibió cuando era pequeño. Lo que Williams no sabe es si logrará acabar con la maldición. (FILMAFFINITY)
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Críticas 12
Críticas ordenadas por utilidad
12 de septiembre de 2017
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos con una película con un planteamiento bastante sencillo, una maldición que se pasa con el simple tacto y que vuelve al afectado loco de ira. Y si a parte lo maquillas con escenas que recuerdan a un thriller al uso no tiene que salir necesariamente nada malo. El problema es que su excesiva sencillez y poco argumento rema en contra y cuando termina de manera súbita no quedarán demasiadas imágenes en nuestra retina.

Después de que el detective Matthew consiga acabar con el asesino en serie al que lleva persiguiendo años puede, por fin, pasar página y dedicarle el tiempo perdido a su hija. Pero todo cambiará cuando la niña, entre otras personas, empiezan a comportarse de la misma manera que lo hacía el asesino.

Como decía es más un soft-thriller que cualquier otra cosa, el terror es inexistente y las escenas gore pese a que están bastante logradas no son más de dos o tres (aunque la primera es muy buena), además que el factor de investigación es también mínimo que no pasa de ir de un lado para otro llegando siempre en el último momento y recuperando uno de los muñecos en una especie de road-movie urbana. Tiene un buen surtido de clichés para ir eligiendo que parece que están ahí por un poco de pereza por parte de los guionistas, que van desarrollando la trama a golpe de “casualidades” que en el mundo real serían poco más que carambolas imposibles, pero bueno, en el mundo del cine todo es posible.

Dirige su segundo largometraje Padraig Reynolds tras Rites of Spring, ambas con algunas similitudes en cuanto al comportamiento de algunos personajes, igualmente esta sin ser ninguna maravilla es algo más recomendable que la película del 2011. En cuanto a dirección está bastante bien logrado a veces, quizás debería probar en el futuro con algo verdaderamente gore, que parece que es lo que mejor se le da pues en esta nos da pequeñas pildoritas para entretener pero se le notan maneras al respecto, pero luego te encuentras fallos de raccord bastante grandes (hay uno alrededor de los 45 minutos que es casi criminal que nadie se percatara en el momento). Protagoniza Christopher Wiehl como el sacrificado detective que va de un lado para otro (que a decir verdad parece que solo hay dos policías en toda la ciudad), está correcto, de hecho el personaje no tiene tiempo de desarrollar una personalidad más allá de querer a su hija y saber conducir, y este aspecto es totalmente culpa del actor, pues también firma como guionista. Kennedy Brice sorprende por su interpretación, pues tras June (digamos que no estaba espectacular) y aquí, en cambio, si que se la nota un poco más aplicada. Que vaya con cuidado pues entre estas dos películas, su participación en la serie The Walking Dead y alguna otra se la acabará encasillando en el papel de niña poseída.

Worry Dolls es una película no sencilla, simple, con un final abrupto y un argumento que cabe en dos páginas de libreta pequeña, pero es divertida. Por su ideal duración no recuerdo aburrirme en ningún momento con la película, y sus escenas gore esporádicas están bastante logradas con lo que creo que con la compañía adecuada puede ser mínimamente disfrutable.

http://www.terrorweekend.com/2017/09/worry-dolls-review.html
TerrorWeekend
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30 de abril de 2017
6 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
En si, una película mala, rebosante de cliches. Pero la manera de convertir una pelicula mala en algo verdaderamente vomitivo es llamar a tus amigos con aspiraciones de dobladores para que hagan el trabajo.
odwar
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28 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
El inicio de la segunda película de Padraig Reynolds promete, una chica logra cortar las cuerdas que la atan y escapa mientras su captor le persigue con una sierra, ella se siente a salvo al ver llegar a un policía, pero el hombre que la persigue lo mata.

El hombre que la persigue es Henry Leonard Bale, un brutal asesino en serie que, acto seguido, es abatido por el detective Matt Williams en lo que parece ser el final del caso, pero pronto una serie de muertes que parecen emular al fallecido asesino alertará a la policía de algo más tenebroso, una maldición se ha apoderado de varias personas, entre ellas, la hija del detective Williams.

El principal fallo de la película es la incapacidad de crear una atmósfera que incite al espectador a sentir miedo, o algo parecido, el relato es narrado desde la apatía y ni siquiera en las escenas muy sangrientas consigue levantar.

La tensión no aparece por ningún lado y el miedo se ausenta totalmente de una película que desaprovecha algunos elementos interesantes para volverse una película ordinaria y sin sorpresas.

Reynolds no logra sacarles provecho a los elementos sobrenaturales del filme, en especial los muñecos vudú que son los elementos donde reside la maldición, y ni siquiera las muertes logran ser espectaculares, aunque alguna si es un tanto sangrienta, pero sin llegar a lo gore.

Al final, el filme no logra sacar sobresalto alguno, pero por momentos consigue ser (un poco) entretenida.

http://tantocine.com/la-muneca-vudu-de-padraig-reynolds/
Quique Mex
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31 de marzo de 2023
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Hará ya unos veinte años (un poco más) que, en unas navidades, mi hermana me hizo un curioso regalo, traído de su estancia el verano anterior en Centroamérica: en una pequeñísima caja de fibra vegetal, había unas muñecas. No, no eran las de Famosa, ni las Barriguitas, ni otras por el estilo. Sino que se trataba de unas diminutas peponas, hechas de tela, llamadas muñecas quitamiedos, oriundas de la cultura guatemalteca. Sabedora de mi afición y estudio de las creencias populares en el contexto de mis estudios de psicología, mi allegada me obsequió una vez más (no fue la primera ni única vez), con un objeto cargado de significados, un símbolo con el que mi imaginario particular podría dialogar, irradiando sobre él mis particulares ficciones. Así voy conservando una pequeña cohorte de «figuritas», desde «clicks», pasando por vikingos de plomo, tallas de madera, estatuillas y monigotillos de todas clases. Y he de confesar que, por desgracia, no consigo recordar a dónde fueron a parar aquéllas petirrajas, a las que me recordó el visionado de «Worry Dolls» (2016).

Tal clase de objetos, y nuestra relación espiritual con ellos, me hizo pensar, ya desde que las conocí en las similitudes entre estas muñecas quitamiedos y, por ejemplo, las representaciones romanas de los lares, que se colocaban en un pequeño altar con velas.

Aunque las muñecas quitamiedos y las figurillas de los lares tienen propósitos y orígenes diferentes, ambos objetos comparten ciertas similitudes en términos de su función protectora y su conexión con la espiritualidad y las creencias populares. Ambos tienen como objetivo proporcionar una sensación de seguridad y bienestar a las personas, ya sea aliviando sus preocupaciones y miedos o protegiéndolas de peligros y amenazas en sus hogares. Estas similitudes reflejan cómo diferentes culturas y civilizaciones a lo largo de la historia han desarrollado objetos y prácticas para abordar los miedos y preocupaciones humanos comunes.

Igual que en su precedente, «Rite of Springs» (2011), Padraig Reynolds propone un híbrido entre «thriller» de asesinatos en serie y la temática del vudú, en el campo de lo sobrenatural. Sin embargo, se echa en la paleta más del cine de crímenes que del de horror.

«Worry Dolls» (aka, «The Devil’s Dolls») (2016) es el segundo largometraje del realizador, a quien ya se le atisba una cierta habilidad en el manejo del «gore» y el derramamiento de sangre. Aunque todavía estaba algo verde en el manejo de muchos aspectos de gestión técnica al respecto. En algunas escenas, el maquillaje y las prótesis utilizadas para representar heridas o transformaciones sobrenaturales en los personajes pueden verse poco realistas o exageradas.

La banda sonora de Holly Amber Church, despliega un buen trabajo de orquesta en las escenas de acción, con un formidable despliegue de los recursos instrumentales, sin llegar a ser abrumadora, así como sabe también dar el adecuado colorido en las escenas que requieren infundir el aura de terror. La partitura sinfónica se intercala con las piezas de piano, que la compositora reserva para los momentos de mayor intimidad emocional, y en el decurso de todo el metraje va introduciendo efectos y temas con instrumentos electrónicos, que sazonan la atmósfera sobrecogedora envolvente del misterio. En pocos momentos se usan las subidas de decibelímetro para causar «jumpscares» o artificiosos sobresaltos. En ello, pone especial comedimiento la compositora.

El «set» recrea una auténtica ambientación gótica de la norteamérica sureña, en la que solemos encontrar el argumento terrorífico sobre las ceremonias paganas importadas del cercano Caribe, ligadas a la tradición afroamericana del sincretismo entre la cultura religiosa cristiana y el animismo. Este ambiente nos recuerda a conocidas cintas como «El Corazón del Ángel» (1987), dirigida por Alan Parker, e interpretada estelarmente por Mickey Rourke y Robert de Niro. En «Worry Dolls», y de ahí el título del film, la temática del «vodoo» toma su posición en el centro conceptual narrativo con las muñecas quitamiedos (concepto del fetiche), a través del que una entidad maligna pasa de unas personas a otras, convirtiéndolas en zombies, caracterizados por manifestar una conducta extraordinariamente violenta y asesina. Un motivo que vemos en «Fallen» (1998), de Gregory Hoblit, donde podemos disfrutar del trabajo de Denzel Washington, John Goodman y Donald Shutherland.

En la película de Reynolds, sin embargo, se acentúa además el carácter más trágico o dramático, especialmente en la figura de su protagonista: el agente de policía Matt Williams, interpretado por el actor Christopher Whiel, quien coescribe el guion a cuatro manos con Danny Kolker. La situación familiar del personaje principal, caracterizada por el alejamiento provocado por la obsesión casi enfermiza de Matt, de intentar, durante años, dar caza a un peligroso asesino en serie, Henry Leonard Bale (Matty Ferraro), es la base de este ingrediente más emocional y conmovedor que adquiere la trama. Divorciado de su mujer Amy (Samantha Smith), y muy diluida la relación con su hija Chloe (Kennedy Brice), Matt se verá implicado en la investigación de los crímenes que se irán sucediendo a lo largo del relato, ya no sólo a nivel profesional, como agente de la ley, sino también a nivel personal, de modo que sus acciones se verán motivadas principalmente para salvar a su niña.

Christopher Whiel absorbe casi todo el peso específico del apartado actoral (¿por algo es el coguionista?), en el que irá a lucir todo su potencial. Aunque para ello también deja bastante sitio para Kennedy Brice (Chloe), que ofrecerá una nada menospreciable interpretación de hija, víctima de la amenazante magia de las muñecas.

En la chiquilla se volcarán las preocupaciones del público en sus procesos de identificación, incluso más que en el esforzado padre, puesto que tenemos a una inocente criatura, envuelta en la espiral de oscuridad, violencia y hechos luctuosos,
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jordirozsa
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16 de octubre de 2016
3 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Worry Dolls, no es una maravilla, pero la verdad es que es bastante entretenida, y explicita. Un asesino en serie es abatido a tiros por un policía, antes de su muerte, el asesino maldice a unos muñecos quitapenas para que continúen su legado. El inicio podría recordar un poco a la primera de Muñeco Diabólico, pero nada que ver después.

Como dije al principio es bastante explicita, y es que en las muertes no escatiman nada, muestran todo lo que tienen que mostrar y no se cortan, lo cual ya es un punto a favor. Es cierto que la historia no es ninguna novedad, pero esta bastante bien llevada. Esos muñecos quitapenas son repartidos por error entre diferentes personas, lo que hacen que sean poseídos de alguna forma y ataquen a sus miedos mas fuertes. De ahí que se vuelvan asesinos.

En general esta bastante bien, tiene toques de humor, las muertes esta muy bien realizadas al igual que las caracterizaciones. Esta es la única que recomiendo ver de las que vi en la sesión Midnight X-Treme de Sitges 2016 y eso que solo es entretenida y esta bien llevada. Le doy un 6.
Jhon Carpi
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