I Didn't Come Here to Die

Con la misma cantidad de ingenio que de caradura, Bradley hace una peli que muchos tacharán de basura, pero con la que me lo he pasado pipa. De ahí que le casque un 7 que es una nota considerable y que el director me agradecería segurísimo porque la cinta no tiene más pretensiones que hacer pasar un buen rato tirando de tópicos, de personajes chufla y de argumento justito. Un grupo de estereotipos adolescentes americanos en el que falta el gordito pelirrojo, a saber: la guarrilla clavada a Victoria de Suecia, el buenorro malote igual que Rafa Nadal, el buenorro buenote clon de mi novio, el lerdo, la gafapasta resabidilla y la virgen desesperada se embarcan en una "aventura" rollo boyscout humanitario en medio de un bosque donado a la causa por la familia de una joven asesinada allí mismo-todo muy normal-años atrás. Como los créditos iniciales y los primeros cuatro minutos vaticinan, las cosas se ponen feas. Pero cuanto más feas, más disfrutamos los fricazos a los que va dirigida, así que recomendable, con reservas, a gente con pocas espectativas doctorales y fans del último súpertrabajo de la Coixet.
El granillo setentero de la imagen no tiene precio...