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En busca de Ricardo III

En busca de Ricardo III
1996 Estados Unidos
Documental, Intervenciones de: Al Pacino, Alec Baldwin, Kevin Spacey ...
7,0
1.691
Documental. Drama Versión cinematográfica del drama de William Shakespeare "Ricardo III", un análisis sobre el poder, la lujuria y la traición. A medida que ensaya con los actores, Al Pacino reflexiona sobre el dramaturgo inglés, sobre la contemporaneidad de sus textos y sobre la dificultad para hacer sus obras más accesibles al gran público. (FILMAFFINITY)
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Críticas 14
Críticas ordenadas por utilidad
24 de septiembre de 2006
17 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bastante pobre como adaptación de la obra de Shakespeare "Ricardo III", pero excelente a nivel global como enérgico documental sobre el genial dramaturgo inglés y su genial obra.

Sorprende esta incursión del brillante actor Al Pacino como director, en este original documental. Que no adapta en su totalidad pero sí analiza la enrevesada obra de Shakespeare de manera amena, la explica didácticamente y la homenajea satisfactoriamente.

Por otra parte, aunque "Ricardo III" no es en mi opinión una de las mejores obras del cisne de Avon, me es inevitable pensar que si Pacino se hubiese limitado a rodar una adaptación de la obra, el resultado hubiese sido lamentable, viendo la poca fuerza y el pobre nivel interpretativo que se consigue en las pocas escenas que se representan de la densa obra teatral. Muestra de ello es por ejemplo la escena entre Ana y Ricardo que a pesar de estar interpretada en "Looking For Richard" por dos de los mejores actores de los últimos tiempos (como son Winona Ryder y Al Pacino) no alcanza el nivel de la gloriosa escena que escribió Shakespeare. Lo mismo se puede decir de la muy teatral escena, que Pacino rueda desastrosamente en plan videoclip, en la que los fantasmas de sus víctimas atormentan en sueños a Ricardo mientras animan a su rival Richmond en la víspera de la batalla.

Pero, por suerte o por desgracia, "Looking for Richard" no pretende ser una versión de "Ricardo III" y resulta divertida e interesante. Una película hecha por y para fans de William Shakespeare, aunque recomendable también para los que (inexplicablemente) no lo son.
Pabloody
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20 de octubre de 2007
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como es bien sabido, Shakespeare siempre ha sido y siempre será una recurrente fuente - acaso inagotable - para el cine, puesto que sus obras contienen sexo (implícito en origen dramático pero pronto explicitado en adaptaciones cienamtográficas como la curiosa "Titus") y sangre. No obstante, no nos encontramos ante una película en que estos elementos tan comerciales hayan sido explotados. No. Más bien, esta joya cinéfila, destila amor a Shakespeare por todos lados, en cada fotograma, en cada minuto del metraje. Es una carta de amor a Shakespeare firmada o filmada, con cariño y admiración, por Al Pacino (sí, el mismo, el bailarín ciego). Aquí lo que prima es que el espectador sienta a Shakespeare palpitando en su interior, latente, corriendo por sus venas, identificándose con sus sentimientos.

Debido a los objetivos de esta magna obra, hubiera sido fácil (incluso lógico) que Pacino tomara la posición del resabido profesor que trata de enseñar a sus estúpidos e inferiores alumnos. No obstante, en un brillante ejercicio de humildad (¿quién no se siente minúsculo al dialogar con Shakespeare, REY del sentimiento?), Pacino se pone en un plano de igualdad con el espectador demostrando también su incondicional admiración por el bardo, y trata al espectador con el cariño de una madre...sólo que esta madre, por la noche, al venir a arroparnos, nos lee historias de Shakespeare.

La palícula empieza y acaba (a modo de "leit motiv" shakespeariano) con el famoso monólogo de Próspero en la obra "La Tempestad", que de alguna manera le sirve a Pacino para arrastrarnos a una reflexión de la obra de Ricardo III, o todas las obras de William y, por ende, a una reflexión sobre la vida. En definitiva, esta obra no viola a Shakespeare (a diferencia de muchas realizadas sobre él o sobre Jane Austen), sino que nos lo muestra de forma sencilla para librarnos de posibles prejuicios.

Esta película no adapta Ricardo III, como ya se ha podido deducir, sino que se encarga de enseñarnos el proceso de entender la obra de Shakespeare, proceso por el que pasan los actores. De hecho, esta obra, tal vez, sea una especie de muestra de los entresijos de la caracterización de un personaje que ha de ir depurando cada actor. Prueba de ello es la repetición de escenas, mostrándose un juego originalísimo de muñecas rusas en que gradualmente se pasa de una interpreación tosca a una fina y emocionante interpretación de Pacino en que vemos la esencia misma de la interpretación, en la que palpamos la esencia misma del sentimiento. El resto de actores (actorazos), aunque en segundo plano, también hacen un loable papel.

En fin, no me extiendo más; creo que sobra comentar nada respecto de la obra Ricardo III, ya que es bien conocido que versa sobre mentiras, ambiciones, conspiración...y amor, amor floreciente y amor marchito, todo esto contado con la innovación de un artesano del cine.
KapD
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9 de junio de 2006
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pacino, nos presenta una obra maestra para los amantes del cine, del teatro y muy especialmente de Shakespeare.
Divertida, intrépida, y con un color de documental, no pasa desapercibido este intento, mas que logrado, de acercarnos un personaje clásico, y analizarlo desde dentro como sólo Pacino podría hacerlo.

La película se rueda casi como un “Making of” de la misma, mientras Pacino y su equipo buscan una serie de cosas imprescindibles; luces, espacios, exteriores, actores, interiores, vestuario, etc.
Refleja perfectamente los pasos para llegar a convertir un texto en una obra, el trabajo de mesa, la producción, dirección, e incluso la búsqueda de los personajes.
En el caso de Ricardo III, Pacino es el que lo encarna, y quiere verlo desde sus propios “adentros”, analizando al personaje de una manera minuciosa y exquisita. Antecedentes, vida, deseos, texto, pensamientos, y un mar de cosas que el propio actor busca en un personaje de la envergadura de Ricardo III.

Valoración final
Un gran trabajo del propio director y actor principal, con aire trágico-cómico, que me tuvo enganchada desde el principio hasta el final.
Noxima
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29 de julio de 2011
6 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de ver esta película-documental-experimento la gente debería hacerse unas cuantas preguntas y decidirse a verla sólo si ha contestado afirmativamente a todas. El cuestionario bien podría ser éste?

1. Te gusta el teatro?

2. Te gusta Shakespeare?

3. Te apuntarías a una clase magistral para aprender más cosas de las que sabes sobre Shakespeare?

4. Te gustaría que esa clase te la diera un apasionado del teatro shakespeareano?

5. Y no te volverías ya loco del todo si ese apasionado fuera el mismísimo Al Pacino?

No, en serio, si no has contestado afirmativamente a alguna de estas preguntas puede ser un auténtico tostón y te auguro desde ya que te vas a aburrir. Pero si has contestado que sí a todas casi te puedo asegurar que te lo vas a pasar bomba. Vas a asistir a un análisis exhaustivo de Ricardo III, a una supuesta puesta en escena, con algunos de los mejores actores del mundo (Vanessa Redgrave, Alec Baldwin, Kevin Spacey...), te van a ir desgranando la obra acto por acto explicándotela, masticándotela, transmitiéndote la pasión que todos ellos sienten y haciéndote vivirla como si Ricardo III hablara de ti, de tu casa y de tu gente y no de un ambicioso rey que vivió hace 1000 años en una Inglaterra oscura y feudal. Y probablemente terminarás enamorándote de Shakespeare y deseando saber mucho mucho más. Casi seguro.
Talía666
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13 de noviembre de 2009
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraño experimento pseudo-intelectual en el que Pacino y todo un elenco de actores (de mayor o menor evergadura) se proponen como tarea adaptar la obra teatral "Richard III" de Shakespeare. Mediante este docu-drama (por llamarlo de alguna manera), recrean todo el proceso de estudio y análisis de la obra, con sesudas discusiones e intervenciones de diversos expertos en la materia. Y todo ello aderezado con pequeños fragmentos de la obra interpretados por los propios actores. Dirige el Al Pacino.

No termina de convencerme ese tono instructivo de Pacino y compañía, fervores creyentes de estar en posesión de la verdad absoluta sobre Ricardo III, y haciéndose los sabihondos de la materia ante el vulgo, que en su mayoría desconoce en profundidad la obra; sin embargo, ellos mismos no dudan en reconocer en no pocas ocasiones que no entienden muchas frases de la obra, pero que les da igual, que eso no es lo importante... Asimismo, la sobreactuación alcanza cotas difícilmente asumibles, sobre todo, y por alguna razón que desconozco, en los personajes femeninos (salvo en el de Winona Ryder haciendo de Lady Anne, bastante comedida y ajustada a los parámetros de una intervención no histriónica).

El egocentrismo de que Pacino hace gala está a la altura del peloteo de ese tal Frederic, que uno no sabe muy bien qué narices pinta o qué hace, al margen de creerse importante porque Pacino le ríe las gracias. Veo para mi asombro que es co-guinista de la película, pero al mismo tiempo respiro tranquilo al comprobar que no ha vuelto a hacer nada más (al menos en cine) en su vida. El mundo no está tan loco al fin y al cabo.

La obra seguramente será especialmente útil para aquellos que estén interesados en las motivaciones de los actores a la hora de desenvolverse sobre los escenarios o ante las cámaras, y en los distintos mecanismos que emplean para interiorizar al personaje e interpretarlo con mayor éxito. En ese aspecto, la propuesta que nos ocupa resulta ciertamente atractiva, pero bastante reiterativa a fin de cuentas.

La inclusión de fragmentos rodados como si de una película se tratase da al conjunto un curioso aspecto de making-off de un filme que en realidad no existe como tal.

Al final, la obra resulta no ser más que una "quedada" entre amigos en la que discuten sobre temas interpretativos y de paso aprovechan para alimentar su propio ego entre todos. Posee algunos elementos de relativo interés que le confieren una cierta originalidad y amenidad, y por tanto, que evitan que la obra caiga en la monotonía más absoluta. Además, resulta en cierto modo una forma didáctica de acercarse a la obra de Shakespeare en general y a la historia de Richard III en particular, pese a vendérnosle poco menos que como a una especie de jorobado de Notre Dame a la inglesa, cuando el pobre simplemente era un poco feo.
seagal4ever
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