Ikaro

Largometraje de corte independiente y sin grandes pretensiones, la estructura de este film bebe del moderno cine de acción de hollywood como películas de El caso Bourne o similares (hay secuestros, escenas de gran tensión, sexo, conspiraciones, persecuciones de coches y motos, tiroteos, giros de guión, etc)
El CGI, algunas interpretaciones y un guion enrevesado advierten de lo modesta que es esta película, pero Alfonso Chaves León ( director, editor, coguionista y productor) presenta una puesta en escena digna de una gran producción de Hollywood sin caer en la pretenciosidad con atractivos créditos iniciales, pantallas partidas, planos cenitales y a ras de suelo con bellísimas tomas aéreas mediante drones con una dinámica BSO que acaba siendo primordial en la historia.

Lo más sorprendente del film, es la puesta en escena de las variadas coreografías de acción ( capoeira, panantukam, kali filipinos, kárate, jiu-jitsu, krag maga, kung-fu etc..), que con un gran montaje, este film se nutre de un ritmo frenético que no da respiro, siendo dinámica y entretenida como pocas y te deja con ganas de más, no esperes un ¨peliculón¨, no lo es, es una pelí de acción sencilla pero con un ritmo frenético y de gran suspense, se me fueron volando los 90 minutos que dura...
Un modesto presupuesto pero es sincera y realista sin caer en lo pretencioso o pedante, es entretenida, y contiene escenas de acción realistas de un gran nivel, no engaña, es lo que es.

*Acción indie, pero acción

Ikaro, no pretende encorsetarse en sus limitaciones presupuestarias, que son más que evidentes a lo largo de todo el metraje. De ahí, que, como espectadores, tengamos que asumir también hasta cierto punto lo que vamos a ver. Cuando pagamos por una entrada de Avatar 2: El sentido del agua, 2022, somos conscientes de que lo que vamos a presenciar es un espectáculo de primerísimo nivel visual, en el que cualquier detalle está cuidado al mínimo.

Lo mismo debería hacerse con las propuestas independientes, y más con aquellas que se adentran en un género tan infravalorado y extendido como lo es el de acción. Porque Chaves León, experto en artes marciales, además de guionista y cineasta, refleja en cada secuencia, una innegable pasión por el género de acción del cine de los 80 y 90. Sí, aquellos films de testosterona, de pelas espectaculares y balas infinitas, con estrellas de la talla de Jean-Claude Van Damme, Steven Seagal, Chuck Norris, Silvester Stallone, Arnold Schwarzenegger…

En Ikaro, hallaremos coreografías de acción notablemente ejecutadas, con aceleramientos de cámara constantes, que, aunque evidentes, no desentonan con el tono y el conjunto. Un protagonista duro, el mejor en lo suyo, con una cuenta pendiente; tanto en lo laboral, como en lo personal (la ex). Y un jefe al que tiene que soportar, aunque no le haga especial gracia. También está la presencia de un amigo inestimable, un manitas de la informática, y constantes persecuciones y luchas intestinas, en las que uno no sabe en quien confiar.

Pero un momento… ¿No era solo una película de acción?

*La sombra de Bourne es alargada

Y aún con todo, en este clarísimo ejemplo de spanish action indie movie, hay trama. Se suceden una serie de acontecimientos, en donde hay un por qué. Un maletín, donde se haya un dispositivo, que, a priori, todo el mundo desea. Es decir, lo que a nivel de guion conocemos como Macguffin, vaya.

En este sentido, lo que mueve al protagonista de Ikaro, no es distinto a lo que mueve al grupo de mercenarios especializados en operaciones altamente peligrosas, encabezadas por Robert De Niro y Jean Reno en Ronin, de John Frankenheimer, 1998. Sin embargo, debido a que el pasado del protagonista del film de Chaves León, es un ex sicario, podría decirse que está más próximo a la figura de Jason Bourne.

Y esto no solo se debe al rol a desempeñar, sino por la falla memorística que atisba a su protagonista, que constantemente quiere alejarse de aquellos que quieren volver a atraerlo hacia sí para seguir utilizándolo. No muy distinto al conflicto que Bourne (Matt Damon) tiene a lo largo y ancho de toda la trilogía del 2002-2007.

*Conclusión

Todo sea dicho, si aceptamos que no hay fotografía, ni diseño de producción, sus rudimentarios efectos especiales, pero que sí hay una puesta en escena bien concebida por Chaves León, así como una habilidad para imprimir buen ritmo a un montaje, en el que se sabe en la liga en la que se juega. Así como conocer a la perfección el tono que media siempre en este tipo de productos: a caballo entre la seriedad y el desenfado; sin obviar los golpes dramáticos característicos, y toda una galería de personajes arquetípicos, y bien reconocibles.

Podrán decirse muchas cosas contra Ikaro, como película; pero es innegable que no aburre. Es más, resulta simpáticamente entretenida. Y es, con toda seguridad, el único ejemplo de largometraje de acción dentro de la independencia fílmica española. Si Chaves León ha conseguido esto, y prometiendo lo que ofrece en todo momento, a pesar de las evidentes carencias, ¿Quién sabe lo que podría conseguir con un presupuesto aceptable dentro de los estándares del sector?

Escrito por Álvaro Panadero Jiménez